Aunque las circunstancias me mantienen más alejada de lo acostumbrado de todo este mundo virtual, no quiero irme de vacaciones sin dejar un pequeño fuego encendido por si alguien se acerca. Ha sido un año intenso que también ha tenido su reflejo aquí. Apenas treinta entradas, pero cada una me recuerda algo importante. En general, he preferido siempre compartir lo bueno y evitar que este espacio se convierta en un vaciadero más o menos literario de penas, quejas, lamentos y frustraciones. Los demonios ya están en los poemas. Los dioses también. La realidad nos ajusta a todos las tuercas con sus inevitables vueltas, pero creo que es bueno abrirle un espacio a la celebración -o a su posibilidad- y llenarlo, cuando se pueda, de lo mejor que tengamos.
Espero que cada uno de vosotros encuentre este año algo de lo que busca y, sobre todo, que no pierda las ganas de seguir buscando. Espero que paséis unos días felices.
Espero que cada uno de vosotros encuentre este año algo de lo que busca y, sobre todo, que no pierda las ganas de seguir buscando. Espero que paséis unos días felices.
De momento, si el jueves estáis en Zaragoza, os invitamos:
Viajar en El tren de cristal merece la pena
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