Un día no querré escuchar más esta canción; entonces estaré muerta y formaré parte de la (más o menos) santa compaña que asusta a los niños o descansa en cementerios o se dispersa en cenizas sobre mares, montes y desiertos. ¿Nos recordará alguien?, ¿seguirán nuestras cuentas abiertas, flotando en el limbo de las redes como fantasmas que no saben que están? Cuando nos lleven flores y todos los vecinos hablen bien de nosotros, como si fuésemos poetas muertos, y alguien nos nombre (como si fuésemos poetas muertos) y alguien nos recuerde y no, ya no podamos volver, como les pasa a los poetas muertos. ¿No es bueno estar vivo?, seguiré preguntando.
Angie, odio esa tristeza en tus ojos, me diré a mí misma, como si estuviese viva.
Angie, odio esa tristeza en tus ojos, me diré a mí misma, como si estuviese viva.