y descubrir despacio
que el vacío cayó hacia nuestro lado.
El boquete en el pecho, el que veíamos
entre la multitud, entre las calles
y en medio de los ojos (si sus ojos
nos dijeron que no).
El mismo abismo enfrente del espejo,
en el exacto centro de mis labios.
Y yo diciendo no, diciendo no, diciéndome:
tú no eres distinta de los otros.
Me llega el número 104 de la revista Turia. Me encuentro allí una reseña de Enrique Villagrasa sobre mi mar del otro lado. Una noticia cálida para un día de viento frío. Mil gracias.