martes, 25 de octubre de 2011

NO FEAR (VI premio internacional Poesía del Miedo- OLIFANTE)

Recibo hace unos días el correo de Trinidad Ruiz Marcellán en el que me anuncia que mi poema NO FEAR ha resultado galardonado con el premio del púlblico en  el  VI PREMIO INTERNACIONAL de POESÍA de MIEDO convocado por la editorial OLIFANTE.  Los autores participaban con un poema y un epitafio.
 
Los ganadores de este año son:

Premio del Jurado
Isacia Ninawaman

 
Premio del Público, ex aequo
Olga Bernad
Miguel Ángel González
Victoria Puig
Tania Salazar
José Verón Gormaz



En el acto del día 31 de octubre, además de la entrega de Premios, diplomas certificados realizados por el artista Ricardo V. Placed, contaremos con la presencia del director de cine y poeta iraní Mohsen Emadi, ganador del Premio de Poesía de Miedo el año pasado, que proyectará unas de sus últimas videocreaciones, y con las actuaciones musicales de Luigi Maráez, Âlime Hüma y Lamine.

Los poemas ganadores quedaran recogidos en el libro POESÍA DE MIEDO de la colección  PAPELES DE TRASMOZ.

Mi propia versión del miedo:

NO FEAR

Sabes que sí, que siempre tengo miedo,
que mi fuerza está hecha de temores.
No he crecido en valor sino en misterio,
esa forma poética y absurda
de nombrar lo escondido
para calmar al mar de la impaciencia.
Sólo sé que me asusta la dureza
de piedra en la mirada de la gente.
El valor hiela mi corazón. Me asusta
acabar siendo piedra sobre piedra
sepultada en los ojos de esa gente.

Me asusta
prostituir palabras para evitar verdades
que no se marcharán.
Y me asusta el silencio y las palabras
que arrojo hacia el silencio cuando la vida calla,
pues cicatrizan mal
las heridas abiertas con un cuchillo sucio.

(Me asusto yo despierta entre el miedo y el mundo,
como si no bastase ser feliz algún día,
como si nada nunca fuese a ser suficiente,
como si al aceptarlo firmase una derrota.
Entre tristes victorias se va, se muere el tiempo,
y yo no sé qué hacer para guardarlo,
para tenerlo cerca y respirando
a mis pies como un gato que nos permite a veces
tocarlo suavemente mientras está dormido).

Me asusta
que los deseos suenen a ruido de otros pasos,
que en la última luz, como en la noche,
los sueños estén llenos
de muchachas extrañas y feroces
-las que yo tal vez fui, las que he olvidado-
caminando descalzas
hacia playas que ya no mira nadie.

Que tú cierres mis ojos ante el miedo,
que yo cierre los tuyos
y los párpados cierren
un oscuro telón sobre la nada.

EPITAFIO

Dejé de tener miedo:
Imagina
lo que ahora tengo
y vive
como si no hubieras podido imaginarlo.

Nota de 27 de octubre: Nuevas recomendaciones de lecturas en el blog LOS OTROS.  Espero de que sean de vuestro interés: Sin noticias de Acuario (Paréntesis), de Reyes García-Doncel, reseña publicada hoy en Heraldo de Aragón; El tren de Cristal (Renacimiento) de José María Pérez Collados, publicada  también en la revista Artes y Letras del Heraldo el jueves pasado, y una breve nota sobre Dimensión de la frontera (Siltolá), el último poemario de Álex Chico.  Clic AQUÍ

miércoles, 19 de octubre de 2011

en la revista VOLUNTAS: Recordando a Mauricio Aznar





VOLUNTAS es una publicación independiente en la que participan, en distintas labores, Luis Navarro, Jorge Roy, Laura Garcés, Clara Gónzález, Enrique Salvo, Adrián Vázquez y Tomás Iliescu, un grupo de estudiantes de Periodismo, Publicidad y Relaciones Públicas o Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza y de la Universidad San Jorge.  La revista dedica cada entrega a un tema central, en este caso a algunos músicos de leyenda y sus tempranas muertes: Robert Johnson, Eddie Cochran, Ian Curtis y Sid Vicious.  En la contraportada, espacio destinado en cada número a un escritor, hemos leído firmas como Manuel Viñas, Nacho Escuín, Ángel Guinda, Alfredo Saldaña o Luis Bagué.  He tenido el placer de colaborar con ellos en esta ocasión con un texto escrito en 2008 que recordaba la muerte de Mauricio Aznar, líder del grupo Más Birras, acontecida en octubre de 2000. In memoriam.

(Publicado en la revista VOLUNTAS, nº 6, 15 de octubre de 2011)

sábado, 8 de octubre de 2011

En el blog de Álvaro Valverde

La fotografía es de María Teresa Gómez Puertas
Hoy hace dos años que presentamos en Sevilla los primeros libros de lo que luego sería la editorial Isla de Siltolá, entonces aún vinculada a la fundación Ecoem. Entre esos cinco libros estaban las Caricias perplejas, mi primer poemario publicado. Fue una noche mágica de la que dejamos el recuerdo aquí.  Han pasado desde entonces tantas cosas que todo me parece más lejano, como si estos dos años hubiesen sido mucho más largos de lo normal. Me encuentro hoy con una lectura que es para mí el mejor regalo de "aniversario".  Álvaro Valverde escribe en su blog "Leyendo a Bernad".  Mil gracias, Álvaro.  Tu lectura da vida nueva a estas Caricias:

Lo normal es leer hacia delante, pero con Olga Bernad voy hacia atrás. Quiero decir que, tras la sorpresa de Nostalgia armada, acabo de leer Caricias perplejas, su primer libro, publicado, como aquél, en La Isla de Siltolá.
Ya no era Bernad una de esas jovencitas digna de alardes antológicos cuando apareció. Y eso se nota. Del mismo modo que se aprecia a la filóloga que está detrás. Esto no es óbice para que el lector no reconozca la pasión, la claridad de ideas, el arrebato incluso, con el que está escrito. Y todo por culpa de la perplejidad, gracias al asombro que atraviesa cualquier vida de verdad vivida, más allá de las caricias y de los títulos.
He leído Caricias perplejas con una sensación de velocidad que atribuyo a su ritmo poderoso, a una manera de decir atenta, ante todo, a la necesidad de expresar lo que nos pasa. Son versos inspirados sujetos a una música que se presume anterior a las palabras. Dan fe de esa "fatalidad" de la poesía a la que alude el prologuista, Juan Manuel Macías. Hay algo que decir. Y se dice. Lo que no podemos afirmar de todos los poemas, de todos los libros de poesía. (Que se lo digan a uno, que anda entre los originales de un premio para noveles.)
Prima aquí lo amoroso y la línea es clara. Pero no hay escuela, hay voz. La que, más atemperada, serena y madura, ya escuchó uno entre los versos de Nostalgia armada.
Doy por hecho que Olga Bernad lee muy bien sus poemas. Parecen escritos para ser leídos en voz alta. Vamos, que soportarían esa prueba sin mayores problemas. Se mezclan en ellos la elegía y el canto, la inevitable soledad y la más dulce compañía, la tristeza y la felicidad, frágil y transitoria siempre.
Escrito en unos pocos meses, Bernad define su obra como la "crónica de un asombro". De él, gustosamente, damos cuenta. Como si hiciera falta.


Nota: Ayer falleció en Madrid el escritor aragonés FÉLIX ROMEO (1968-2011)
.  Que la tierra le sea leve.  Descanse en paz.