Ayer este blog cumplió ocho años y yo no me acordé. Quizá ocho años de
caricias sean mucha caricia para un adulto, un claro abuso de los
preliminares, pero no quisiera dejar de recordarlo;
aunque ahora el blog ya no tiene abierta la opción de comentarios y el diálogo se ha trasladado a otras redes, en su momento fue perfecto
para mí: el descubrimiento de un sitio donde
podía ir por libre y la primera ventana hacia los demás. Me trajo
muchas más alegrías de las esperadas. Gracias a los
que estáis ahí desde el principio.