Parecías un lento petrolero
ensimismado bajo un sol de escarcha.Y el corazón atado tras el buque
se mecía aún más lento sobre el agua;
y el descampado gris y azul del agua
otro mar de metal oscurecía:
mar negro sobre el mar en mi mirada.
Olga Bernad
16 comentarios:
Esa nave merecía navegar por estos mares. Haces bien en ordenar que suelten sus amarras. Seguro que halla puertos bonancibles.
Enhorabuena, otra vez.
Todavía me cuesta darle a la tecla y enviar un comentario, imagínate las caras que pongo para publicar una entrada (y, no te digo nada, un poema). Es el que más me gusta, creo que no tengo nada mejor. No sé por dónde seguiré.
Gracias por tus ánimos, Antonio, eres muy amable.
La única palabra que se me ocurre cuando leo este poema es bello: Que tiene belleza.
Belleza: Propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual. Esta propiedad existe en la naturaleza y en las obras literarias y artísticas.
Sí, definitivamente bello es la palabra
Booster2051, un misterio para mí. Te he visto en asuntos de ciencia ficción a los que soy francamente poco aficionada; pero aquí estás también, dejándome un comentario más que generoso. Te agradezco muchísimo que asocies ese lento petrolero con la belleza. Gracias, de verdad.
Hola Betty.
Qué hermoso poema de mar, de cargas pesadas, de oscurecimientos...
Atrévete a expresarte mujer. Haz el camino al andar.
Un abrazo.
Desde el puerto todo se ve y se siente diferente. Puede que si embarcas, el petrolero no parezca tan lento, ni tan ensimismado, ni siquiera el color del mar sea tan oscuro. Puede que todo tenga otra luz en tu mirada. Precioso poema
Vaya, Famayor, me alegro de que el poema guste a gente que no conozco (parece que los amigos no van a ser precisamente imparciales…)
Sí, quizá más que un lento petrolero, recuerda a un buque de carga, con ese corazón enorme a rastras. Entiendo poco de barcos, de todas formas, soy de secano y asocio el mar con la melancolía, con lo que no está, con lo más bonito del mundo.
Gracias por volver.
Iseo, no todos los barcos son nuestros, para embarcar hay que pagar entrada, o que te inviten o…¿al abordaje? No, querida, si se van, a llorar como Dios manda.
Aunque si me hiciera Pirata del Caribe de la Depresión del Ebro, te uniría a la banda, terror de los mares, ¿te vendrías?.
Veo, Betty B., que te estrenas con este blog. Vendré a menudo a visitarte desde mis Silenos. Saludos.
Por supuesto que iría, Betty. Siempre me han gustado las historias de piratas y conquistar islas y tesoros. ¿Quedará algún tesoro oculto lo suficientemente interesante como para volvernos piratas? Puede que al final estemos mejor observando DESDE EL PUERTO. Puede que sea demasiado tarde para ser pirata.
Con los tesoros, Iseo, pasa como con las meigas de los gallegos, que haberlos, posiblemente los hay, pero creérselos es otra cuestión. Y encontrarlos, otra; y conquistarlos, otra más. Muchas cuestiones. Una amiga para hablar de ellas desde el puerto, no me parece poco.
Y esas ganas de buscar: a quien Dios se las de, San Pedro se las bendiga.
¿Tarde para ser piratas? No lo sé, pero estarías guapísima.
Antonio Serrano, qué honor. Leo los Silenos desde que supe de su existencia por la Imaginaria de Antonio, no hace mucho (la primera vez que leí un blog fue en febrero, así que soy muy nueva en esto).
Nunca me he atrevido a intervenir, pero siempre me he quedado pensando. Y disfrutando. Y, sobre todo, aprendiendo.
Muchísimas gracias, procuraré (¡glups!) estar a la altura de su amabilidad.
Un saludo.
Precioso. Me ha gustado mucho.
Un saludo.
Vaya, qué alegría. Ni comparación con "Alquien" o "Anactoria". Hace tiempo que espero otra, aunque tus últimas empresas son para ocupar todo el tiempo del mundo.
Encantada, Juan Manuel, y muchas gracias.
Una imagen muy potente, de belleza desolada.
Gran poema.
“Gran poema”. ¡¡¡Mío!!! No te imaginas la ilusión que me hace, aunque tu comentario, Samsa, tenga más de amabilidad que de crítica literaria. Estoy más contenta que unas castañuelas.
Un saludo.
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