viernes, 29 de enero de 2010

Invierno del escriba


Que sean verdad las luces,
que promulguen
al viento sur su abierto acantilado.
Que los hombres no callen cuando digan
y que no digan nada
cuando sus ojos mienten.
Que el temblor de algún cielo nos perdone,
y, después de juzgarnos, nos devuelva
con limpia crueldad al mar inexplicable.

(La nieve se caía de mi alma
y tú seguiste andando. Yo sabía
que en cada soledad hay un destierro,
una genuflexión frente a la lámpara,
un amor al papel sobre el que escribes.
Nieva mentiras el abecedario,
nieva miel lenta mientras miente el mundo,
y rompe sal y nieve con sucia voz de mieles,
y nieva tanta sal
con indecente y dulce voz de azúcar
quien mendiga el salario del amor y la pena…
que yo agradezco al cielo tu existencia,
tu misterio blanquísimo:
frente a la falsa, estúpida belleza
del predecible encanto de un culto repetido,
de la impaciente urgencia
de sus canciones huérfanas
de valor y de fe, de alma, de todo,
yo elegiré acabarme sobre un poema tuyo).

Que algo más sea cierto,
no sólo la plegaria de esta caligrafía
con la que olvido apenas
el mar de los veranos y las copas
colmadas del espíritu del vino.
Ya son insectos muertos
las dolientes, inútiles luciérnagas.
No me calentará cualquier hoguera
que secuestre ojos ciegos.
Pero estoy atrapada a ras de frío.
Mírame, luz de otoño,
en Europa es invierno para siempre.

Olga Bernad

lunes, 25 de enero de 2010

Rostros anteriores

I'm looking for the face I had
Before the world was made.

Yeats (The winding stair)


Me desconciertan esos griegos. Te quitan la inocencia. Te hacen comprender que la ilusión de escribir algo nuevo es un espejismo de analfabeto, una egocéntrica tentación imposible. No puede haber en el mundo una conversación nueva, ni un verso que no fuera entonces profetizado, ni un solo pensamiento que no sea eco de alguna intuición pretérita. No importa que, como yo, no los conozcas apenas: ellos supieron de ti desde su lejana perfección incomprensible.

Olga Bernad
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Hace un año: Al borde del invierno y la tristeza
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27 de enero: me avisan de que en la red de bibliotecas de Aragón se encuentran disponibles para préstamo y consulta algunos ejemplares de Caricias Perplejas. (Click para ampliar)

martes, 19 de enero de 2010

Vientos de copla

Hace unas cuantas semanas, concretamente la noche en la que presentamos en Zaragoza “Caricias perplejas”, Miguel Ángel Yusta me propuso algo que me sonó primero a broma y luego a reto: me pidió una copla para su Rincón en el Heraldo de Aragón. Él lleva años dedicado, entre otras muchas inquietudes poéticas, a la recuperación, el estudio y la nueva creación de una estrofa que el uso ha querido ir olvidando mientras la memoria sigue empeñada en acariciarla. Me descubrí sintiendo lo fácilmente que recuerdo ahora coplas oídas en mi infancia. Me descubrí también, días después, en una complaciente mañana de domingo y viento, pensando por coplas en uno de esos cafés zaragozanos de mis amores. Y me gustó escuchar por un momento ese ritmo de siempre.

Tal vez hubo un tiempo en que el hombre hablaba en octosílabos, qué importa si fue así, lo cierto es que ese verso, su medida y el amable asilo que nuestra memoria le otorga, tiene historias que contar. Nunca se hacen las cosas como ya se hicieron, pero la denostada sumisión a la norma trae un eco tradicional que, aquella mañana, a mí me sonó deliciosamente cierto. La brutal intemperie de la ausencia de reglas, tan inmensa de posibilidades para el talento, tan dura y difícil en el fondo pero tan propicia en la superficie para enmascarar carencias, desaparece ante el reto de una copla; la aceptación del canon, la aventura de su rima, nos deja el eco de una voz que, de rebato, reconocemos con toda naturalidad. La benevolencia de Miguel Ángel ha querido que yo viese publicada mi respuesta este pasado domingo en el Heraldo, y espero de la vuestra una sonrisa ante el gesto del cierzo.

Ahora, yo también tengo un cuaderno de coplas. Es pequeño y azul y me hace compañía.

Gracias, Mayusta.

Revoloteas las faldas,
-cierzo fuerte, cierzo cierto-
pensabas limpiar el aire
y manchas los pensamientos.
*
Concédeme tu sonido,
campana que latió donde
la senda se había cansado
de los pasos de los hombres.
*
Encadenada a la vida,
nunca lloro por mi suerte:
si no sientes sus grilletes,
se te llevará la muerte.

Olga Bernad __________________________________________________________________
Hace un año: Perfección sentimental
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NOTICIERO
21/01/10: Ayer, el poeta, amigo y profesor Mariano Ibeas se llevó el puro azar a su desván. Gracias, Mariano.
23/01/10: Varias cosas interesantes que no me resisto a compartir.
Los chicos del Círculo me mandan invitación para su nueva exposición. No os la perdáis.
Los cuadernos de la Cigale crecen. Para mí son un asunto literario-sentimental. En su número 2 vi por primera vez publicados mis poemas. Juan S.-Vico los lleva a su Improntuario.
También hay nuevo número de la Revista Kafka, Álex Chico da cuenta de ello en su Isla de Elca. Disfrutadla, merece la pena.

jueves, 14 de enero de 2010

Puro azar

Enredado en azar llegó tu nombre.
Nunca quise curarme esas heridas.
El dolor ciego calma la sed de mi memoria
o hace que no me importe: yo la olvido.

Tu nombre sacia la ansiedad que muerde
y el dolor es un río de agua limpia
sobre el sucio salitre que ha dejado
sus marcas en mi piel.

Allí donde latió el orgullo late
una serena lágrima despierta,
se escurrió entre los dedos la antigua vida mía
y no habrá vuelta atrás.

Yo me descubro
lavada por la sangre que ha perdido
mi nuevo corazón . Tal vez por eso
no me quedaré a ver esta victoria.

Olga Bernad
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Hace un año: Andábata XVII: Mariposas a sus órdenes
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viernes, 8 de enero de 2010

Andábata de papel

A finales del mes pasado tuve una de las noticias más felices del año: Antonio Rivero Taravillo, que me había manifestado su interés por una novelita en la que llevo trabajando intermitentemente los últimos diez años, me ofreció publicarla en el sello Paréntesis. El cariño que he llegado a tomarle al personaje -ya una presencia cotidiana en mi vida- es conocido por algunos de los lectores habituales del blog, puesto que hay una serie de entradas con varios de sus textos adaptados a este formato, bajo la etiqueta Andábata.

Ojalá alguno de vosotros la espere.

Ella sale ya, a fines de febrero. He pensado mucho en lo que podía decir sobre ella, cómo presentarla aquí, el lugar que le permitió escapar, siquiera parcialmente, de su encierro prolongado en los estantes de mi mesa de trabajo. ¿Qué quiero decir sobre Andábata? ¿Qué es? Es un trozo de vida compartido y expuesto.

En un mundo salvaje, falsamente “facilitado” en muchos aspectos por la modernidad, el destino del individuo parece ser el mismo que en la vieja noche de los tiempos: la lucha contra los elementos, sean éstos cuales sean.

Alejada de toda pretensión de engañosa originalidad en su argumento, cada pelea de gladiadores era nueva para un público que sabía muy bien lo que quería ver: sangre. Y no había aprendido a avergonzarse de ello. Pero qué es la sangre sino un río de vida escapando a borbotones de nuestro corazón condenado a desgastarse. El mayor espectáculo del mundo.

Quizá el paisaje ha cambiado, así como la forma de dar y recibir las puñaladas, y también ha cambiado nuestra sensibilidad para aceptar la vista de la arcada de la sangre sobre el suelo, pero la vida sigue siendo un paseo peligroso por el tiempo que nos ha tocado vivir: crisis profundas, monedas como balas, inseguridad personal y colectiva, precariedad laboral para los cazadores, intensa hipocresía… inmenso desconcierto. Uno ya no sabe hacia dónde apuntar ni de qué fieras defenderse. Y todo ello sin el consuelo de la épica y sin poder ni siquiera dramatizar, con la vulgaridad del sumiso tiempo sucesivo e incansable como única compañía. Como amenaza.

Esta Andábata sólo nos muestra un asalto más, igual a miles de ellos; nos presenta una acción general desde un escenario particular: la intimidad de su propio pensamiento. Allí donde comprendemos o dejamos de comprender, el lugar desde donde sentimos y donde la sinceridad y la mentira bailan juntas su tango más desgarrado.

Al final, esta Andábata es única siendo simplemente una más. Condenada a ser derrotada tal vez en el próximo asalto del tiempo, pasea por la arena durante un momento su grandeza, su pequeñez, su lucidez, su ceguera, su miedo, su valor, su crueldad y su ternura. Puede que la conozcamos, que luchemos junto a ella o contra ella y alguna vez hayamos buscado con cierta nostalgia la mirada de unos ojos vendados que piden, desde lo oscuro, nuestra complicidad, de la misma manera que intuyen el peligro: con total impotencia, espada en mano.

Morituri te salutant.

Olga Bernad

viernes, 1 de enero de 2010

Yareah Magazine

En los últimos minutos de este primer día del recién estrenado 2010 y a través de una conexión bastante precaria desde un pequeño pueblo de Teruel, no quiero dejar de felicitaros el nuevo año. Que nos traiga algunas de las cosas que deseamos, al menos las urgentes y las importantes, y que todos lo empecemos con un poco de poesía.

Yo quiero agradecer a Isabel del Río y al escritor Martín Cid, directores de la revista Yareah, el interés mostrado por mis poemas y el hecho de que contaran conmigo para participar en el nº14 de este estupendo magazine cultural, con el que estoy encantada de haber colaborado.

Os dejo el enlace AQUÍ. El pdf puede descargarse gratuitamente o leerse on line. Mi colaboración ocupa las páginas 22 y 23 en la sección de literatura (click para ampliar en la foto de abajo) . La versión en papel sólo está disponible para EE.UU., Canadá y U.K.


Feliz 2o10 a todos.

Olga Bernad

8 de enero: Gracias a las alertas de google, me entero hoy de que las Caricias perplejas acabaron el año formando parte de la lista de autores aragoneses más vendidos en La casa del libro (AQUÍ). Hemos estado muchas semanas, y eso es muy difícil para un libro de poesía de una desconocida. También la lista del Heraldo, confeccionada con un muestrario de distintas librerías, nos ha dejado muestras de la aceptación que el libro ha tenido.
Muchísimas gracias.