miércoles, 21 de mayo de 2008

Deudas

Buscas en Roma a Roma, ¡oh, peregrino!,
y en Roma misma a Roma no la hallas.


Me encantaron estos versos antes de saber nada sobre Quevedo ni su intensa poesía, casi nada sobre Roma, salvo que allí pasaban grandiosas películas de amor y guerra; antes de buscar: me gustan desde la primera vez que los oí. No los leí, me los dijeron, y esa persona me transmitió tal vez un poco de lo que él sabía y acercó a mis oídos el no sé qué que quedan balbuciendo.

He olvidado lecciones bien aprendidas y he dejado de aprender otras, pero recuerdo ese extraño placer doloroso, oh, peregrino, y esa Roma que no acabas de encontrar.


Olga Bernad

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Severa reflexión la de Quevedo en este soneto, que acaba reconociendo que de la grandeza sólo permanece “lo fugitivo”. Severa y emocional, como siempre ocurre en Quevedo. Yo, modestamente, sólo prescindiría en esta acertada entrada de un epíteto: “violenta”. Su poesía es cáustica, incisiva, procaz a veces, tierna muchas más (bastaría el “polvo serán, mas polvo enamorado” para ejemplificarlo); pero “violenta”, no. Para mí por lo menos, aunque debo reconocer que “tengo debilidad” por Don Francisco.
Un saludo y otro aplauso.

Olga Bernad dijo...

Yo también tengo debilidad por don Francisco y por usted. Se agradece la crítica al violento adjetivo, últimamente sólo recibo flores y eso no me parece bueno. Creo que lo he utilizado en el sentido de "poderosa", tal vez con poco acierto.
Muchas gracias por la visita y el aplauso, Antonio.

samsa777 dijo...

¡Bienvenida! Muchas gracias por recoger tus reflexiones en una bitácora.

Ítaca como Roma y ambas, como el viaje.

Un abrazo

Anónimo dijo...

No busques más. Roma la encontrarás en el camino.

Como Samsa777 creo que el viaje a Roma o Ítaca son el mismo y eterno símbolo.

De la canción de Lluis Llach (adaptación de un poema de Kavafis):

Ten siempre en el corazón la idea de Itaca.
Has de llegar a ella, es tu destino
pero no fuerces nada la travesía.
Es preferible que dure muchos años
que seas viejo cuando fondees en la isla
rico de todo lo que habrás ganado haciendo el camino
sin esperar a que dé más riquezas
Itaca te ha dado el bello viaje
sin ella no habrías salido.

Un saludo.

Olga Bernad dijo...

Bueno, primero decirle a mi querido Antonio que he cambiado “violenta poesía” por “intensa poesía”, como verá, en su honor. (No, va, que tenías razón. Gracias)

Olga Bernad dijo...

Me siento muy bien acogida, Samsa, no me lo esperaba.
Cómo seduce el tema del viaje. Y cómo resuenan las palabras en personas distintas, produciendo ecos tan parecidos… Ojalá vengas más. Necesito tu soltura y tu intuición.

Olga Bernad dijo...

Gracias, Blackbird (¿por los Beatles?). Muy bonito. Me gusta Kavafis. Aprovecho para disculparme por no haber publicado tu segundo comentario a “Ella y yo”. Demasiados “datos”. Te ubico perfectamente y me quedo sólo para mí el maravilloso poema que me enviaste.
Un saludo.

Juan Manuel Macías dijo...

Me gusta esa forma de expresar tu relación con un poema y la impronta que te ha dejado. Yo tengo un especial cariño por los poemas que, en algún momento de mi vida, me han dicho. La poesía ha de ser algo que le suceda a uno en un momento dado. Y eso, precisamente, es devolverla a sus orígenes y rescatarla de las erudiciones de gabinete o las manías escolásticas.
Un saludo.

Olga Bernad dijo...

Sí, lo que pretendía la entrada era mostrar casi uno de los primeros encuentros con la poesía (tuve suerte), y la sensación que pudo producirme. Eso abre un camino para futuros encuentros cada vez más buscados, aunque el azar y la propia disposición siempre tienen algo que ver. Lo que nos deja impronta nos define. En mi entorno, muy pocas veces se trata de poesías (creo que tú tienes más suerte). La erudición no me parece despreciable, si no está vacía. A mí me falta. De todas formas, tienes especial cariño por los poemas que, en algún momento de tu vida, te han dicho… ¿qué? No nos dejes con ese sinvivir. (Es broma, creo que se te ha ido “algo”).
Me gusta que vengas. Gracias.

Juan Manuel Macías dijo...

Me refería a los poemas que me han dicho otras personas. Decir en el sentido de "recitar", aunque este verbo me suena un tanto pretencioso. Quien dice un poema siempre, de alguna manera, lo hace suyo. Y que a uno le digan un poema es todo un regalo. Mejor que leerlo. Por eso me siento muy identificado con lo que cuentas aquí.

Olga Bernad dijo...

¡Ah, claro! Los que te han recitado, como a mí, los que te han dicho. Sí, según quien te los diga, no hay nada mejor.

Anónimo dijo...

Me emociona tu sentir por la poesía. Todos experimentamos un placer doloroso cuando amamos, por eso nos da miedo enamorarnos. Nos da miedo que el placer se convierta en dolor y el dolor en odio. Pero hay amores a los que jamás les sucederá eso y que permanecerán para siempre, como el tuyo por el no sé qué... Felicidades. No todo el mundo puede amar así.

Olga Bernad dijo...

Pero no es suficiente para contagiártelo (no lo entiendo y no lo entiendo), a ti, que te apuntas a todo. El comentario es muy poético, para que veas. Aunque digas que no te gusta la poesía. Gracias, Iseo, ya te iba a poner falta.

Anónimo dijo...

Sería un insulto para la poesía decir que no me gusta. Jamás he dicho eso. Símplemente creo que para sentirla y entendera hay que tener un don especial. Con ese don, como con muchos otros, se nace. Enhorabuena a todos los que lo poseéis. Sólo sois unos pocos los elegidos entre una gran inmensidad.

Olga Bernad dijo...

Bueno, para mí es algo menos rimbombante, y la capacidad para emocionarse (la que tú nombrabas en el comentario anterior) está ligada a muchas cosas y personas, pero también a la poesía, que puede ser perfecto lugar de encuentro. Me molesta que se desprecie, es verdad, pero de ahí a tener un don especial o ser “unos pocos elegidos…”. Algunos lo son, yo sólo elijo poetas; a veces, palabras. Las elijo y hasta las cuento: 115 esta vez. Luego elegí cambiar “violenta” por “intensa” y “leyeron” por “dijeron”. Y ahora acabo de elegir el tema para la próxima entrada. Gracias, Iseo.

Anónimo dijo...

Hola cariñito, que ya tengo ñssss!.
Buscando me quedé un poco lejos, y cuanto añoro lo que dejé en Roma.

Olga Bernad dijo...

¡Hola, hermana escocesa! Al menos has recuperado las eñes, que son bien bonitas. ¿Cómo? Quevedo, encantado. Yo también estoy encantada de oírte. Tell me more...