La magia tiene que ver con los deseos, con las palabras, con los números. Sobre todo, tiene que ver con los hombres: los que desean, los que inventan los números y las palabras, los que cuentan los deseos con palabras y cuentan las palabras, los que quieren saber quiénes son. Quieren que Dios les mire en todas las cosas, y lo hace. Igual que el diablo galopa hacia cada persona, sin que se pueda evitar.
Olga Bernad
19 comentarios:
Todas las invenciones de nosotros mismos, nuestras íntimas autoficciones, se desmoronan entonces.
Me gusta, me gusta. Estos textos son verdaderos poemas en prosa, y yo soy un ferviente defensor del poema en prosa. Enhorabuena.
Sí, lo que pensamos de nosotros no siempre es lo que somos, a veces para mal. Pero creo que otras veces también es al revés; seguro que lo que tú piensas de ti no agota lo que eres, seguro que tendrás ocasiones para verlo. Esas ocasiones suelen estar relacionadas con nuestros deseos. Las cosas que hacemos al encarar el éxito o la frustración son exactamente lo que somos.
Me encanta que te guste, Juan Manuel, muchas gracias. Este tema da para mucho: autoficciones, como apuntaba Samsa, esfuerzo, lucha, sentido de la realidad, incluso moralidad e inmoralidad… de todo hay en nuestros deseos. Por eso los deseos y la poesía, en prosa o en verso, casan bien.
Bueno, ya lo decía Cernuda con "La realidad o el deseo", que me parece uno de los títulos más felices que se han escrito. La (buena) poesía siempre nos despierta el deseo de algo que no se puede explicar, y también una nostalia terrible por nada, y admitir también que en todas las cosas está presente la fuga. El propio poema es fuga. Saludos y buenas noches.
Fe de erratas: quise decir "la realidad y el deseo". Es que es malísimo madrugar, y a estas horas la memoria es un desastre.
Sí, también lo inexplicable y la terrible nostalgia, se me olvidaba. Buenas noches.
Como me gusta. Me has dejado de piedra. Qué miedo!,que no me llegue, no estoy preparada. Aunque supongo que no hay nada como la calma despues de la tormenta de enfrenterse a uno mismo.
La magia es tener algo que decir y saberlo decir hermosamente. La magia es un fenómeno extraño que se parece muchísimo a esta entrada y a las que la preceden.
Felicidades, Betty. Me parece que está claro lo que opino de tu blog.
Un saludo.
La magia es que te dediquen un poema por la noche y que te guste que no sea sólo para ti… Qué genial eres. Mil gracias, Antonio. Y por el comentario, también. Esa magia la ves tú porque la guardas.
Nada de miedo, hermanita, que da mala suerte. Tú eres de las que espera de pie, lo he visto. Cuídate mucho.
Ciertamente creo que el deseo es el motor de nuestra vida. Es posible que lo que deseamos condicione nuestra mirada, como un velo a través del cual vemos las cosas. Y sentimos que Dios nos mira cuando lo que vemos se acomoda a nuestro deseo, o al menos sentimos que estamos en el camino. Y que nos mira el diablo cuando lo que vemos a nuestro alrededor se distancia estrepitosamente de lo que anhelamos. "Verás quién eres" dices. Parece que el diablo también nos mirara cuando descubrimos nuestra humanidad pequeña y nada divina.
En la soledad íntima de nuestro pensamiento somos realmente. ¿Qué pericia distanciarse para ver con objetividad a ese íntimo-pensante?
Disculpa Betty. Estoy espesa estos días.
A ver si me aligero en días próximos.
Un beso.
“Sentimos que Dios nos mira cuando lo que vemos se acomoda a nuestro deseo. Y que nos mira el diablo cuando (…)se distancia estrepitosamente de lo que anhelamos”. Exactamente. Si esto es estar espesa, tengo muchas ganas de conocerte “clara”. Distanciarse del “íntimo pensante” es la cuadratura del círculo. Qué cosas hacemos.
Besos, Fa.
Interesantísimo descubrimiento el de tus caricias perplejas, y el de tu escritura certera. Te sobrevolare bajo y con frecuencia.
Saludos.
Gracias, Víctor. Yo también me acercaré a tu blog. Bienvenido, piloto.
Los deseos forman parte de nosotros. Son consecuencia directa de los sentimientos y las emociones. Sin ellos no podríamos vivir. Puede que al final se conviertan incluso en fantasía. Lo que importa es que nunca dejemos de desear porque al final somos lo que somos, sin más.
Amén, Iseo, que queden ganas, que sean de las buenas y que sepamos encarar lo que nos traigan, fantasía o realidad.
¡Qué prosa más estupenda! Somos lo que deseamos, en efecto. ¡Y cuántas promesas (y amenazas) bajo este descubrimiento! Hoy prefiero, sin embargo, quedarme sólo con las promesas. Otro abrazo
PS: Vuelvo a celebrar ese rescate. ;-)
Yo celebro tu visita, que le da nueva vida a esta entrada, casi un año después. Es inquietante y esperanzador a un tiempo saber que seguro, en algún momento, veremos lo que somos.
Un beso, Mega, muchas gracias.
Publicar un comentario