jueves, 9 de septiembre de 2010

La vida mancha

Una vez comencé un poema con una especie de declaración de principios: "Siempre echaré de menos la inocencia, sólo con la inocencia es nuevo el mundo".  Y es verdad.  Pero echarla de menos no es intentar atraparla, acorralarla y terminar fingiéndola.  A estas alturas, no creo en más inmaculadas que en las del arte sacro: la inocencia se va y no vuelve jamás.  Tiene un aire inconsciente, de folio en blanco, de mente en blanco, de vida en blanco.  Tan en blanco que se mancha con nada.  Pensar en ella es haberla perdido; adornarse con ella, otra forma de prostitución.  Como manosear las grandes palabras y dejarles a cambio un olor a podrido.

Sólo espero que su pérdida traiga la mayor lucidez posible con el menor envilecimiento.  Que al final del asunto, sucios de barro y con las manos llenas de golpes dados y recibidos, queden aún ganas de sonreír.  No me importa perder lo que haga falta, ni golpear tan fuerte como pueda ni ganar cuando toque (si toca). No quiero juegos fáciles.  Pero necesito creerme que existe el juego limpio, un límite bien claro que esté por encima de las pequeñas miserias, las que enredan la vida y las palabras.  ¿No es bastante inocencia?  Tendrá que ser suficiente.

La necesito para sonreír al final, aunque ahora tenga las piernas doloridas y el gesto aún concentrado en el partido.

ANTES
DESPUÉS



A Angós y al equipo de veteranos del club de rugby Fenix, por seguir sonriendo.  Las fotos son de Foster.

Hace un año: Lejos del cielo     Hace dos años:  No volver

54 comentarios:

Juan Manuel Macías dijo...

Gran verdad y hermosa forma de decirla. Inocencia sí, pero no el escudo impermeable del higienista. Manchémonos, es justo y necesario. Como estos caballeros de la foto (parecen dos viñetas que hubiera firmado el mismísimo Hergé :-), sin imposturas ni planes preconcebidos. Sin doblez ni cálculos malsanos.
"Sólo con la inocencia es nuevo el mundo". Y leyéndote me siento encantadísimo (stricto sensu) de que el mundo sea nuevo, una vez más, y de que todo esté en su sitio, aunque ignoremos cuál es su sitio. Pero estar está.
Besos, Olga, y gracias por el relámpago.

Olga Bernad dijo...

Las cosas tienen una tendencia natural a estar en su sitio, sí, y a danzar según su música. Los cálculos equivocados no suelen llevar a ninguna parte y constituyen una considerable pérdida de energía. Casi todo es una cuestión matemática y eso, ya sabes, siempre me ha parecido de una clara belleza. Lo que pasa es que seguir la fórmula no es tan fácil, chocamos con la vida y sus misterios y nos toca aguantar golpes y también darlos. Todo eso mancha y frustra a todos por igual, nos hace culpables (seguro, de algo;-). Pero lo que hagamos con nuestra frustración mientras seguimos jugando sí que nos puede diferenciar. Y sí, el rugby es un deporte de caballeros, no de petimetres. Se confunde mucho la forma con la ética y el culo con las témporas.
Son una inspiración, no me digas;-)
Besos y relámpagos.

Alfaraz dijo...

Puede que un último resquicio de aquella inocencia sea la perplejidad, pero ésta -qué te voy a contar- nos dura solo un instante.


.

Olga Bernad dijo...

Siempre he pensado que mientras nos sorprenden somos inocentes. Por eso la capacidad de asombro suele ser inversamente proporcional a la experiencia adquirida. Sin perplejidad, el hueco para la poesía se hace nada. Y cada vez dura menos... pero es peor fingirlo. El hueco tiene que ser cierto o el gesto se vuelve patético.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Pero, córcholis, qué bien expresado está eso que yo no sabía decir y con cuánta dignidad. Yo quiero esa inocencia de los que sonríen con la camisa sucia. Un beso.

Antonio Rivero Taravillo dijo...

¡Me encantan! Tu texto y las fotos. Y qué hambre tenían. ¡Del chavalito con gafas de la primera foto no han dejado ni los huesos!

Olga Bernad dijo...

Muchas gracias, Jesús, yo también quiero esa dignidad amable (en el sentido etimológico) y esa inocencia; la otra, la de la ropa en blanco, ya no es posible... Cada cosa a su tiempo;-)

Olga Bernad dijo...

Antonio, le he leído a Angós tu mensaje por el móvil mientras íbamos al trabajo, y me dice que os informe de que el chavalillo está completamente a salvo. No es tan fiero el león como lo pintan y te invita a comprobarlo personalmente. Si te animas a jugar con los otros niños, no tienes más que decirlo. Hay mucho angloparlante y les encanta beber cerveza;-)))))
Un poeta como tú estaría en su salsa.

Me alegro de que te haya gustado el texto; las fotos son geniales.

Juanma dijo...

Fantástica, Olga, sencillamente fantástica.

Besos.

Durrell dijo...

La vida mancha pero querer que exista el juego limpio, "necesitarlo", implica una cierta pureza que sobrevive y también es frágil, la misma que se intuye entre tus líneas.
Excelente el contraste humorístico con las fotografías y a la vez la perfecta cohesión del texto.

Olga Bernad dijo...

Gracias, Juanma, tú eres sencillamente generoso, como los fuertes;-)

Olga Bernad dijo...

Ay, Durrell, qué tema me sacas. Creo que todos somos, si no frágiles, vulnerables. Y la inocencia que nos queda, mucho más. Mostrar esa vulnerabilidad o intentar mantener el tipo es a veces una cuestión de pudor. Y aquí sólo tenemos prosas y versos. En literatura, de la expresión de los sentimientos a la pornografía sentimental hay un límite que también deberíamos tener en cuenta y que a mí me preocupa mucho.
Muchas gracias por tu lectura.

José María JURADO dijo...

El texto es muy bello y la fotografía, con su toque de club de los poetas muertos, muy muy bien traída. El barro. Que se puede llevar con inocencia. Saludos.

Olga Bernad dijo...

Les gustará, como veteranos, haberte recordado a un club de adolescentes. Ay, me temo que no son muy jóvenes, ni muy poetas pero, a cambio, ¡qué vitalidad y cuánta testosterona desprenden estas fotos!:-)

Es bonito lo que dices sobre el barro, la materia de la que estamos hechos. Puede llevarse también con inocencia y es deseable que se lleve con algo de dignidad... y hasta alegría.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

La vida mancha, Olga, pero nada mejor que la lucidez de los viejos poetas. Por cierto, no creo que la capacidad de asombro disminuya con la experiencia, sino todo lo contrario: como decía Picasso, aprender a dibujar como un niño requiere toda una vida. Besos.

Olga Bernad dijo...

Nada como algunos viejos poetas, eso está claro;-) Pero no todo el mundo es Picasso. En general, creo que no sólo el hombre como individuo es cada vez menos inocente en menos tiempo, sino incluso la época en que vivimos. Hasta la historia pierde inocencia a marchas forzadas.
En cualquier caso, lo que dices me gusta;-)
Besos.

Unknown dijo...

Sí, sí... Mucha experiencia, mucho desencanto y mucha sabiduría, pero cuando caes en las manos de gente trepa, de algún especimen aprovechado y artero,incluso de esos que parecen no tener un aliento de ingenio y astucia y resultan planos comparados con tu experiencia, verás como te vuelves a ver cándida como blanca paloma.
Un abrazo, inocentona.

Olga Bernad dijo...

Jejej, eso me lo lleva diciendo mi madre toda la vida. Yo no me considero especialmente a salvo de los grandes y pequeños desencantos. De hecho, me llevo algún sanísimo y aleccionador chasco cada muy poco tiempo. Pero todo me acaba dando como pena, créeme. No me parece exactamente sabiduría. Me sigue dando menos pereza que me engañen de vez en cuando que desconfíar por sistema.
Claro, tampoco se trata de pretender decir que no ves venir un montón de cosas... y seguro que yo también he, digamos, defraudado a algunas personas.
Lo importante es que no te quiten las ganas de ponerle un límite al juego sucio por activa y por pasiva.
Inocentes abrazos de vuelta.

Angós dijo...

Madre mía que pintas gastamos. No se cómo te has sacado este texto a partir de semejante banda!!!
Eso no es inocente ni deja de serlo, eso se llama talento. Créetelo de una vez.
Gracias!

Olga Bernad dijo...

Es que créerselo y que te lo diga tu familia no sirve de nada; hemos visto casos irrecuperables,eso es para los niños;-))
Pues yo os encuentro muy atractivos, y mis amigas también. Especialmente a ti;-)
Las gracias te las doy yo por implicarte siempre en esto del blog, aunque me haga "perder" tanto tiempo y tus aficiones vayan claramente por otros derroteros. Me gusta que estés.

Máster en nubes dijo...

No lo entiendo, te hice un comentario antes de hablar contigo y no aparece. No es la primera vez que me pasa, en fin, lo haré de nuevo. Pues eso, que la vida manche y que nos limpiemos, no pasa nada, churretes, barro, sangre, lo que sea. Bueno, sangre si es posible poca. Y eso, que a por todas. A ver si sale ahora...

Olga Bernad dijo...

¡Aquí no me llegó nada!
Lo siento mucho, de vez en cuando alguien me dice lo mismo, me da rabia que se pierda un comentario después de que le hayáis dedicado tiempo. Gracias por avisar y repetir.
Cierto, Aurora, mancha como un buen partido de rugby, y yo creo que lo mejor que podemos hacer es entregarnos al juego y luego... a la ducha! Sangre, la menos posible, sí, ¿te imaginas a esta banda? ¡Si aun con barro parece que se hayan comido al niño de la foto de arriba!;-))))

Alejandro Muñoz dijo...

La vida mancha, pero no tanto como el rugby.

Me alegro de leerte de nuevo después de tanto tiempo, aunque no es del todo cierto. Me ha gustado mucho Andábata y pude comprobar desde el anonimato de julio que no dejas los buenos poemas para los meses de prime time. Lo digo por Spira mirabillis.

Olga Bernad dijo...

Jejejej, como un partido de rugby en un día lluvioso manchan pocas cosas, me parece. Dan ganas de pedir que te dejen jugar, no me digas;-)

Gracias por pasar el verano con Andábata y un poco con estas Caricias; yo no me guardo un poema si me apetece colgarlo, me parece una tontería. Y se me ocurren cuando se me ocurren, en ese momento me gustó soltar la espiral, era el suyo. Eso del "prime time" déjalo para la tele;-))
Abrazos y buena vuelta al cole.

Maria Luisa dijo...

Querida Olga, ya he terminado las vacaciones, aunque los jubilados/as, como que siempre estámos de fiesta. de ahí la palabra Júbilo- (Nos lo tenemos que tomar así...)
Como siempre Genial tu texto, Geniales tus palabras y Geniales las fotografías.
Se han puesto divinos...menuda regañina les espera, ni con Ariel, ni con Colón, ni con nada...

Es un placer visitarte, y una suerte muy grande conocerte.

Olga: ¡Te quiero!

Olga Bernad dijo...

Sí, las fotos son como de anuncio de detergente pero al revés.
¡A esas camisetas no hay quien vuelva a dejarlas inmaculadas! Pero cómo se les va a echar la bronca, angelicos;-)
Bien merecida tienes esa fiesta perpetua en la que vives ahora. Me alegro de que te haya gustado tanto.
Un fuerte abrazo.

veridiana dijo...

¡¡ Qué bonito Olga !!

Lo que más me impactó una vez que comtemplé un partido en el Reino Unido,fué la pasión de la gente y el clamor.

No estaría mal que nuestras huellas en la vida,se quitaran con un poco de detergente.

Un beso

Olga Bernad dijo...

¡No estaría nada mal, no! Pero bueno, lo cierto es que, igual que hay cosas y personas que "manchan", hay otras que no lo hacen e incluso algunas que "limpian". A mí escribir esta entrada me ha limpiado.
Gracias, Circe.
Un beso blanco nuclear

Juan Carlos Garrido dijo...

También es un lienzo en blanco, y las supuestas manchas las pinceladas que trazan el cuadro. Sin estos reveses y pequeñas infamias, envidias, mezquindades y miserias, qué sería de la literatura.

Saludos.

Olga Bernad dijo...

Sí, SC, qué sería de la literatura (y de nosotros;-) sin la vida. Folios en blanco, poemas limpios, hombres muertos. Pero hay que ponerse límites e intentar marcárselos a los demás, más suciedad de la imprescindible no aporta nada, ni siquiera literariamente.
Saludos y muchas gracias.

enrique dijo...

Estoy en la lectura de la biografía del poeta Jaime Gil de Biedma, de vida intensa y apasionante. Y por cierto, nada inocente.
Pero como dices, mientras exista la sorpresa habrá inocencia, aunque nos manchemos con el fango de la vida...

Olga Bernad dijo...

Parece que la intensidad y la pasión pueden ir en contra de la inocencia y, sin embargo, hay personas que conservan algo puro, que no acaba de mancharse nunca del todo. Creo que ya dije alguna vez que la perplejidad es buen espacio para la poesía. Cómo, si no, hubiese llamado a este espacio Caricias perplejas;-)
Un abrazo, Enrique, buena lectura...

Gemma dijo...

Y yo, que venía a leer una prosa poética de esas que bordas tú, y me encuentro con este micro lleno de barro...

Me encanta que nos tiendas trampas.
Un fuerte abrazo, Olga

Olga Bernad dijo...

Chica, es que hay días (e incluso noches) en las que me siento sucia, jejejejej. Y a veces me gusta; bueno, o me gusta una parte.
Es una trampa inocente, nunca mejor dicho;-)
Me encanta que quieras venir a por la sorpresa o lo que toque, sister.
Un beso.

Mery dijo...

Pues si, la inocencia se pierde, cada cual a una edad y según sus cisrcunstancias. Lo deseable es que ello no implique pérdida de decencia, porque la madurez y la sabiduría que conlleva debería arroparse de decencia y honestidad.
Y si le añadimos entusiasmo e ilusión, miel sobre hojuelas.
Ojalá no sonara demasiado utópico, querida Olga. De todos modos no podías haberlo reflejado de mejor manera.
Un beso casi otoñal

LSz. dijo...

Pero uno busca porque la sabe perdida. Sí. COnmovedor.

Dyhego dijo...

¡Tienes más razón que la Pilarica, la Montse, la Macarena y la Fuensantica juntas!
Con la inocencia no hay vuelta atrás. Se puede intentar ver las cosas con aquella mirada de niño pero... no es lo mismo. Para bien o para mal.
Salu2

Olga Bernad dijo...

Exacto, Mery, eso es exactamente lo que pienso. Que hacerse el inocente es indecente llegados a determinado punto, (a no ser que nos refugiemos en una especie de minoría de edad perpetua). Y que no hay ninguna obligación de ser indecentes. Sin embargo, siempre queda algo de esa inocencia primera en forma de entusiasmo o ilusión, y ojalá eso no perdamos del todo.

Seguro que no, Mery; un besazo y gracias por volver con el (casi) otoño y hacerte ese repaso;-))

Olga Bernad dijo...

Uno sigue y va encontrando cosas, algunas te quitan lo poco que te queda y otras ayudan a que se mantenga. Qué se le va a hacer. El rugby es así;-))
Gracias y bienvenido, LSz.

Olga Bernad dijo...

La Pilarica , La Montse, La Macarena, La Fuensantica tienen siempre más razón que nadie, y son las únicas que sí, siempre están a salvo del barro, incluso en medio de él;-)
Pero en nosotros es distinto, para mal muchas veces, aunque hay maestros en convertir la experiencia en sabiduría. En cualquier caso, lo mismo no es, no.
Saludos, mesié.

Dragan Dabic dijo...

Gracias por pasar por mi blog, es un honor viniendo de ud.

Cristian dijo...

Que descanso el leer de vez en cuando algo tan alejado y estupendo de mi habitual tipo de lectura en mi día a día, las fotos increibles !!!

Un besote.

Olga Bernad dijo...

Ningún honor, Dragan;-) Llequé por pura casualidad y me impresionaron especialmente las fotos de Walter Estrada y esa geografía humana. Eso es lo bueno de esta red, que todavía puede alimentar nuestra perplejidad. Bienvenido por aquí.

Olga Bernad dijo...

Cristian, yo encantada de meter algún paisaje distinto en tu retina. La vida del ingeniero debe ser triste, jejej.
Angós se pregunta si lo has reconocido (??)
Un beso y saludos para todos.

Antonio Azuaga dijo...

Me gusta el texto, Olga, lo que es natural por haberlo escrito "quien" lo ha escrito. Me gusta también su oportuna trasposición a la imagen. Pero en el fondo no se trata de un enfrentamiento entre la inmaculada inocencia y la sucia culpabilidad, sino entre la voluntad limpia y la embarrada satisfacción de su esfuerzo (de hecho “Antes” se ven sonrisas esperanzadas y “Después” risas declaradamente satisfechas). Porque es eso, el esfuerzo, aunque haya barro o derrota por medio, lo que hace las fotos meritorias de la vida. La inocencia es incompatible con el bien y con el mal: hay que perderla para hacerse merecedor de uno u otro. Lo que le ocurrió a Adán (antes a Eva, naturalmente) no es nada más que el salto de la "inocencia animal" a la libertad humana. Por eso yo no veo problemas en la culpabilidad ni en la pérdida de una bucólica inocencia indiferente. La culpabilidad es el DNI de mi libertad. El inocente no sabe, no elige, no apuesta; no es bueno ni malo: es previo al combate, anterior a su conocimiento.

Un beso y perdona esta ausencia: ya sabes lo que me pasa con el ingrato septiembre (¡con lo que yo lo quería!).

Olga Bernad dijo...

Qué exacto, Antonio, cómo te echaba de menos;-)
Es verdad que convencionalmente dotamos a la inocencia de un contenido que no es suyo, no es "bien" ni "mal", es una pureza que no tiene exactamente mérito pues, en su origen, se nos regala: un papel en blanco, una vida en blanco. La culpabilidad a la que yo me refería no es tanto la de la pérdida normal de esa blancura, sino la de su fingimiento: impostar las supuestas bondades de su atributos para maquillar un barro que ya nos ha salpicado.
La inocencia se pierde a golpe de vida, de acontecimientos que nos hacen más sabios pero que, a veces, también nos duelen mucho. Lo importante, bien dices, es que ese sufrimiento no ensucie lo que sí es nuestro para siempre: la voluntad.
No en vano la voluntad es una de las tres potencias del alma, junto a la memoria y la inteligencia. Ahí sí elegimos, sí tenemos culpa o mérito, esa es una de las aventuras de nuestra libertad. Pero la camiseta hay que sudarla, claro;-)
En fin, un placer "charlar" con el maestro en un breve inciso de otras tareas menos agradables, ag.
Gracias por venir a pesar de septiembre, Antonio.
Un beso.

Miguel Estrada Pérez-Carasa dijo...

Pasadas las 4'30 de la mañana,te felicito por este texto y la preciosidad de comentarios y respuestas que os habeis cruzado.
He disfrutado muchísimo.
Algún día te dire cómo concibo la inocencia; en realidad tengo un criterio al que aún no se dar forma, aunque muy afín al tuyo o a los vuestros.
Enhorabuena, Olga, y muchas, muchas gracias. Como siempre, va tu generosidad por delante para compartir con nosotros la belleza.Impagable, créeme.
Besos.

Olga Bernad dijo...

Miguel, yo también disfruto mucho hablando con quien quiera acercarse, y muchas veces los comentarios me hacen mirar el tema del que trate de otra forma. Más o menos todos les damos vueltas a las mismas cosas pero cada uno sigue un ritmo, creo yo, que tiene que ver con su propio pulso.
Gracias por sumar el tuyo, sumar el placer de la lectura, aunque te reserves tu inocencia;-)
Oye, vi que habías vuelto a cerrar tu blog, eres como el Guadiana. Menos mal que te "veo" por aquí.
Un beso.

Iseo dijo...

Olga, qué bien lo has expresado. Todavía hay muchas cosas que me sorprenden y otras que me dejan perpleja y sí, eso puede considerase de alguna manera inocencia. Me gusta que me sorprendan, aunque creo que todavía es mayor la satisfacción poder sorprender a los más experimentados, a los que parece que ya están de vuelta de todo.
Las fotos geniales!!! Besos y espero verte muy pronto.

Blackbird dijo...

Así es la vida, al menos espero que haya mucha gente que se manche no para envilecerse, no para su codicia personal, no para machacar y someter a otros...
sino para su propia dignidad personal, para la dignidad colectiva de la humanidad o al menos de un pequeño pedacito de la misma.

Besicos Olga

Te saluda Blackbird unplugged.

PD. Llevo más de 1 semana sin "ordenata" y lo que me queda. Así que ni señor de Vigo ni de ninguna parte

Anónimo dijo...

Vuelvo a coger Caricias Perplejas para releer 'Pecados de septiembre' y ya no me levanto del sillón en toda la mañana: 'Todo', 'Curvas', 'Agosto espera' 'Sin ángel de la guarda esta noche', 'Salí sin ser notada': leo estos poemas una y otra vez... Esperaba a que escampara un poco para ir al mercado a comprar panes exóticos, pero ya me da igual... Que llueva, que llueva!! :-)

Olga Bernad dijo...

Iseo, apuntas una cosa muy importante: la satisfacción de poder sorprender a los más experimentados. Sí. La capacidad de asombro no sólo actúa pasivamente, también podemos desencadenarla. Desencadenar el asombro. Me gusta. Igual de ahí sale otra entrada. A veces es tan dulce;-)
Un beso.
(Nos vemos ya esta semana).

Olga Bernad dijo...

Black, tú siempre contradiciendo tu nombre, siempre buscándole la parte blanca a todo. Mancharse para algo generoso ya no está de moda, pero siempre quedará un reducto de gente que esté dispuesta. Y menos mal.

Pues hay más señores de Vigo, me tenías despistada;-) Espero que resuelvan tus problemas informáticos.
Besotes.

Olga Bernad dijo...

¡Sí, Sara, el verso al que hago referencia es del poema Pecados de septiembre!; no sabes cómo me alegro de que el barro de la entrada y la lluvia de Belfast te hayan puesto de nuevo a "merced" de las Caricias perplejas... nada, nada, deja el pan que, aunque sea exótico, engorda;-)

Es curioso cómo a veces estos textos me hacen sentir tan cerca de algunos de vosotros, porque yo también repasé varios de esos poemas cuando escribí la entrada.

Muchísimas gracias por tu comentario.