lunes, 26 de septiembre de 2011

Mira

La fotografía es de Eugenio Recuenco y está tomada de aquí.

Mira esos ojos rotos
-las grietas del espejo de sus ojos,
esos ojos tan quietos.
Se quebró la paciente maravilla.
En esos ojos rotos
podría vivir yo, con esos ojos
te miraré algún día que hoy recuerdo.

Olga Bernad

Hace un año: El mar del otro lado
Hace dos años: Primer libro


Javier Sánchez Menéndez presenta en Zaragoza su último libro de poemas Una aproximación al desconcierto.  Tengo el honor de acompañarle.  Os esperamos.

30 comentarios:

Gemma dijo...

Parece la anticipación misma de la propia muerte. Muy inquietante tu poema.
Besos

Olga Bernad dijo...

Sister, sister, tu mirada le añade -como siempre- algo al texto. No es una idea que estuviese en mi mente pero, leído a esta luz, me parece que sí está de alguna forma en el poema.
Besos y gracias.

Durrell dijo...

Parece un arcano oculto en la envoltura mágica de un vaticinio en siete versos. Los tres primeros nos muestran unos ojos, el cuarto, cortando el poema, nos cuenta un hecho en once sílabas y los tres espléndidos últimos versos sugieren con una sencillez envidiable un complicado y profundo recorrido de presentes, posibilidades, futuros y pasados. "En esos ojos rotos podría vivir yo".

Inquietante y hermoso. Poesía viva.

Dyhego dijo...

OLGA:
Si esos ojos están rotos es porque perdieron la inocencia.
Estoy seguro de que la velada será un éxito.
Salu2 a ambos, a JSM y a ti.

Olga Bernad dijo...

Durrell, vuestra lectura me ayuda a descubrir tantas cosas de los poemas que eso me reafirma en la opinión que siempre tuve: una vez escritos, son de quien los lee, dicen lo que piensa quien los lee. Están vivos porque tú los lees;-) Y siempre guardan su secreto o, al menos, su algo inexplicable.
Muchísimas gracias.

Olga Bernad dijo...

Quién sabe por qué están rotos, mesié. Mejor no contarlo todo, así cada cuál encuentra su razón;-)
Lo pasaremos muy bien, seguro. La verdad es que ya tengo ganas de que venga Javier por estos lares. Vamos a tener un lunes movidito, ya iremos contando más.
Saludos.

Anónimo dijo...

Me cuesta mucho mirar este poema, Olga, pero al mismo tiempo no puedo dejar de mirarlo. Descubre una verdad de la que prefiero no saber... Ay.

veridiana dijo...

¡"Qué malicioso es el sexo débil,que encima se esfuerza en ser hermoso"!

Es una poesía precisa,provocativa, de un tono erótico impregnada de música.

Un beso,Olga

Olga Bernad dijo...

Sara, es curiosa la disparidad de miradas. Leo tu comentario y el de Veridiana a la vez y no puedo evitar una sonrisa. ¿Qué ve uno o qué intuye? Deseo, amor, muerte... Siempre nos rondan las mismas cosas, pero tocarlas de manera distinta es lo que la poesía nos permite.

No poder dejar de mirar es una buena definición de estar vivos (si bien siempre parcialmente ciegos;-)
Ay.

Olga Bernad dijo...

Circe, esa sensación me llevó a elegir la foto de Eugenio Recuenco (que me encanta, visita el enlace si no lo conoces). Un cuerpo para hablar de unos ojos. El deseo. Ciego. Y a la música no renuncio, que si no no soy yo;-)
Un beso!

veridiana dijo...

No conocía,preciosas y muy artísticas.Gracias.

Olga Bernad dijo...

Yo lo conocí por este artículo (pincha aquí). La serie de los frisos del Partenón es magnífica. Durante mucho tiempo las tuve enlazadas aquí por el puro placer de mirar y mirar;-)

Juan Manuel Macías dijo...

"te miraré algún día que hoy recuerdo": Este poema es elemental como el tiempo. Y por eso es bello e inexplicable. A ver quién es el guapo que se pone a inventar el tiempo, a estas alturas del tiempo :-). Las asonancias, las reiteraciones, los ecos, sencillamente magistrales.
Besos, y que sea un éxito lo del lunes 3 con el libro de Javier en Antígona.

Olga Bernad dijo...

Muchas gracias, capitán. Me conformaría con una dosis al día de belleza inexplicable. Habrá que ir arrancándole alguna al tiempo, si podemos, si se deja. Aunque acabemos mirándola con los ojos rotos. Que sea;-)
Y, bueno, el libro de Javier ya ha sido un éxito, pero tengo muchas ganas de que venga a Zaragoza y hablemos un rato sin teléfonos de por medio. Lo pasaremos bien, como el último fin de semana en Madrid (gracias por vuestra compañía). Te contaremos.
Besos.

Humberto Dib dijo...

Olga, llegué hasta tu blog casi por casualidad, pero la profundidad del texto y lo que me hizo sentir, me hace decidir a quedarme por aquí.
Un beso desde Buenos Aires.
HD

Olga Bernad dijo...

Pues muy bienvenido, Humberto. Ojalá otros textos que encuentres por aquí te lleguen también de la misma manera. Me pasaré a conocer tu blog. Considérate en casa. En la red, Buenos Aires no está lejos;-)

Antonio Azuaga dijo...

No sé qué perverso duende me está saboteando las palabras. Es el tercer comentario que te envío, espero que con mejor fortuna que los otros dos. Debe de ser por alguna tormenta magnética de ésas tan comentadas por los astrónomos últimamente. Sólo he intentado decirte que, sean como sean “esos ojos”, la mirada del poema es de una elegancia en absoluto rota.

Feliz tarde de lunes, de "este" lunes en particular.

Un beso… ¡Si llega!

Blackbird dijo...

Deseo, amor, muerte… la verdad es que todo eso, y más, se puede leer en tus versos. Y no sé con cual quedarme. Bueno, quizás si lo sé, pero tu poema son muchos poemas, distintos según el día y la mochila del lector

Hoy te he traído un tentempié musical, como hace tiempo:

Eye in the sky - Alan Parsons Project

Olga Bernad dijo...

Antonio,es el primero que recibo, parece que estoy teniendo muchos problemas con los comentarios en esta entrada, pues no eres el primero que me dice lo mismo. Aprovecho para disculparme por si alguien ha enviado uno y no lo ve publicado. Yo no sé a qué se deben estas cosas.
Una pena, porque tu mirada sobre esos ojos siempre recompone un poco la "paciente maravilla". Y no es lo mismo a la tercera;-)
Acabo de llegar, ha sido un lunes precioso (aunque ya sea martes hace rato). Hemos ido a la radio, a la tele y luego a la presentación, y finalmente nos hemos quedado en una terraza entre amigos hasta la media noche. Cómo me habría gustado que hubieses estado aquí. Eres un gran conversador en terrazas nocturnas;-)
Un beso y mil gracias.

Olga Bernad dijo...

Deseo, amor y muerte, Black, es prácticamente todo lo que hay. En este poema y en todos. El poema es tuyo, la mochila también: haz con él lo que quieras;-)
Y ese inmenso ojo en el cielo. Ah, qué tiempos...
(Y qué alegría verte de nuevo por aquí. ¡Gracias!)

Juan Carlos Garrido dijo...

Un poema que dice más que lo que enuncia.

Saludos.

Olga Bernad dijo...

Eso forma parte de la esperanza;-)
Gracias,S.C.
Un abrazo.

Julio Castelló dijo...

Los lazos temporales y su fascinación. Lazos rotos. Posibilidades rotas.

Olga Bernad dijo...

...o realidades. Pero rotas, sí.
Fascina el tema del tiempo porque la vida que conocemos es algo que se nos regala temporalmente. "Todo en este mundo es provisional".

MªTeresa Gómez Puertas dijo...

Jo....ya no sé que decirte....me gusta,mucho pero mucho mucho...ojos rotos con los que no podría yo sin embargo vivir.

Olga Bernad dijo...

Te aseguro que eres muy expresiva, Teresa;-)
Mejor que los ojos no se rompan, mejor que nada se rompiese, sí. Pero vivir... al final se puede vivir sin casi nada.

Alfredo J Ramos dijo...

Pues a mí me lleva, inevitablemente, aunque el fraseo y la tesitura sean otros, al principio del famoso poema premonitorio (y fatal) de Vallejo, de tan hermoso título («Piedra negra sobre una piedra blanca»): «Me moriré en París con aguacero / un día del cual tengo ya el recuerdo». O sea que la intuición de la propia muerte, como se apuntaba ya en el primer comentario, está muy presente. Como para abundar en lo vallejiano, caigo en la cuenta de que ayer fue un jueves de este otoño que renqueante y aún descamisado al parecer ya está aquí. Ahora bien, el fascinante contrapunto de la foto, tan mortalmente sexuada, abre el camino para otras exploraciones. Riqueza de sentidos, Olga, tus poemas suelen tenerla. Y es muy grato volver a comprobarlo.

Olga Bernad dijo...

Yo creo que más bien se ve una muerte ajena y, sobre ella, se intuye la propia, la que siempre nos parece lejana. Perfecto el recuerdo de Vallejo, en este casi-jueves de un lugar donde casi nunca llueve. El sexo que aporta la imagen es también nuestra forma animal de no morir (del todo), supongo que por eso, y por los ojos vendados, la elegí para el poema. Esa riqueza de sentidos depende también del lector: tiene que estar, pero nadie puede ver en un poema lo que él mismo no lleva dentro. Así que esa riqueza es también tuya.
Gracias por mirar.

samsa777 dijo...

Demoledor. Sobre todo el último verso: qué penetrante profundidad en la mirada, Olga.

Besos.

Olga Bernad dijo...

Gracias, Francisco! La profundidad de esa mirada, como digo más arriba, alcanzará tanto como alcance la tuya;-)
Un beso.