Yo destilaba sed de arquitectura.
No fue culpa de nadie:
en un mundo tan plano, cualquier cosa tenía
perfil de catedral.
Y me pregunto
si después de la luz aún vivirán las ganas,
si no he buscado en todos
los nombres de la sed.
Hace un año: Ha muerto José Antonio Labordeta
Hace dos años: Primer libro
Hace tres años: Belleza y compasión
21 de septiembre: Si el sábado 24 estáis por Madrid, a lo mejor os apetece pasaros por Libertad, 8. Poesía y chicas (YIN). Os esperamos.
36 comentarios:
Que bebas. Que tengas sed y haya agua cerca. Un abrazo.
Se hará lo que se pueda;-)
Abrazos, duquesa.
Te lo preguntas pero seguirás buscando en los nombres y en los adjetivos para fortuna de tus lectores. Le alegra a uno el día encontrar esta sencilla profundidad en un mundo tan plano y generalmente tan pretencioso.
Me lo pregunto, sí. A veces no sé ya hacia dónde mirar.
Gracias por tus palabras, Durrell, y que sigas encontrando por aquí lo que tú también buscas.
"Yo destilaba sed de arquitectura". Olga, ¿cómo se puede decir tanto con tan pocas palabras? Inmenso, este poema.
¡Gracias, Sara! Me alegro mucho de que te guste. Yo nunca sé si el poema va a ser largo o corto, pero sí procuro que no sobre nada.
No hay catedrales. Hay páramos, Olga. Escribir, leerte, da profundidad y hondura, belleza.
Yo vivo en un páramo, es esperanzador pensar que habrá catedrales en alguna parte, pero me canso un poco de espejismos. Quizá la profundidad sea el camino (esa otra verticalidad). Me hace muy, muy feliz que la encuentres por aquí.
Gracias.
OLGA:
Creo que es bueno tener sed porque cuando uno está saciado, no tiene ganas de nada.
Salu2,
No te preocupes, mesié, me temo que nada sacia para siempre mientras uno está vivo. Estamos condenados (o bendecidos) por la sed, supongo. Siempre vuelve.
Salu2.
No sé qué buscas pero algo encuentras. De otra manera no podrías escribir así.
Gracias, Angós, entre algún "algo" y algún "alguien", el páramo es menos duro. Y, a veces, incluso menos plano. Yo creo que ya sólo se puede pedir que ese "algo" se deje ver (y que sepamos verlo). No hay mucha más aventura.
Con cuánta hermosura has saciado la sed de luz...
Ahogarla en hermosura no estaría mal. Seria un buen final, un final literario;-)
Gracias, Francisco.
Y a fe que lo haces, a torrente de versos...
;D
Usted que me mira bien;-)
Oye, ¿nos vemos este sábado por el recital de YIN en Madrid? Creo qeu Juan Manuel te comentó algo (ahora caigo en que no lo he anunciado ni en la entrada, ay;-(
Te escribo esta noche... ahora salgo pitando hacia luces más impuras, pero que conste que tenía en mente avisarte!
Maravilloso. Y repentino. Ya el primer verso es tremendo, como apunta Sara. Levanta el poema con toda su palmaria profundidad, cuerpo, volumen. En un mundo plano, eso es lo que se conoce, técnicamente, por un oasis. El agua es cierta y dan ganas de darse un chapuzón.
Bueno, y nos vemos el sábado! Siento lo de Francisco, pero habrá más días, seguro.
Besos
¡Gracias, Juan Manuel!
Y sí, qué casualidad, con las ganas que teníamos... pero estaremos unos cuantos, incluido Calderón;-)
No se me había ocurrido que, técnicamente, esa fuese la definición de oasis. Un oasis técnicamente. Qué cosas. La poesía es misterio;-)
Besos y hasta el sábado!
Olga,infinita sed de la garganta.
Me gusta.
Abrazo a tu nombre.
Sergio Astorga
El primer verso me maravilla!!
Infinita, pues se sacia temporalmente. Me gusta que te guste;-)
Gracias, Sergio. Abrazo de vuelta.
Parece que hay coincidencia en el primero. Me hace pensar.
Gracias, Enrique... y nos vemos el sábado!
En el mundo de los rumiantes, nadie se hace preguntas.
Me alegro que tú, sí. Y me alegro más cuando lo expresas de forma lírica.
Besos
PD. ¡Qué impertinente el Blogger!, con el rollo de registrarme, me ha borrado tres veces el comentario.
Aquí preguntas tengo de todos los colores. No vendría mal de vez en cuando alguna respuesta. No perdamos (del todo) la fe;-)
Agradezco tu insintencia, Black, me alegra mucho tu vuelta por estos lares. Y disculpas por las molestias, a veces pasan cosas raras con los comentarios, parece que no todos llegan. Lo siento.
¿A qué hora el sábado, Olga?
Besos,
Arancha
Perdón;-) A las doce en punto (la noche del sábado al domingo). Haciendo clic sobre la imagen se amplía y creo que se leen los datos bien. ¿Eres de allí? Sería estupendo conocernos;-)
Un beso.
Síiiii... Lo intentaré. Tengo cena con las amigas. A ver si me ligo a alguna para que se venga conmigo.
Sed de gente como Labordeta...
Que vaya muy bien por la Capital!
Agustín
Eso, Arancha, ven con amigas, que Madrid da un poco de miedo escénico;-)
Gracias, Agustín. El enlace a la entrada del año pasado, en la que hablaba de su muerte, ha sido mi manera de recordarlo. Pocos cómo él han entendido la sed de esta tierra, que al final también es la de uno mismo.
Lamento haberlo visto demasiado tarde.
Saludos.
Ah, qué lástima. Lo pasamos muy bien. Pero el fin de semana me ha dejado hecha polvo;-)
Habrá más ocasiones, seguro.
Saludos.
Leo tarde y me entero tarde, madre mía. Una pena.
Hoy que tengo tiempo voy poniéndome al día.
¡Me hubiese encantado conocerte, Mery!
Es verdad, Olga, ídem eadem ídem.
Además hay tan pocas ocasiones de poder vernos...
¡De la próxima no pasa!
Además de asistir a la lectura y pasar una velada estupenda (prácticamente la última lectura de YIN), aproveché para ver a media docena de personas que suelen venir por aquí; entre ellos, nuestro común amigo Enrique. Quedamos a desayunar al día siguiente y pasamos toda la mañana paseando, conoce la historia de cada calle de Madrid, es una auténtica enciclopedia. A la próxima, sí;-)
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