que nuestro corazón levanta mientras dobla
las rodillas en el rincón más cierto
de la verdad extraña que lo habita.
Pobre milagro inútil.
Ni dios existe en ese vientre inmenso
preñado de castillos en el aire.
Hace dos años: Escrito está, La isla, Amores platónicos, Algunos cisnes negros
39 comentarios:
Me encantan los castillos en el aire...vivo de ellos....pequeño pero inmenso poema.
Besos
Mucha fuerza y contundencia en estos versos, que ojalá sirvan de catarsis, si es ese su propósito. Y ánimo, que ya queda menos para que acabe noviembre...
Un beso, Olga.
Dicen, que hay diez millones de personas que no se han enamorado nunca.
Otras,el amor lo han tenido en blanco y negro.
Creo que tiene que entrar el color en la vida.
U
N
B
E
S
O
Yo creo que todos, Tere, hasta los más lúcidos, tienen sus propios castillos más o menos en el aire.
Un pequeño poema para un tema que me interesa y me interroga.
Me alegro de que te guste.
Un beso, compa.
Grande, todas tus personalidades son grandemente expresivas.
¡Gracias!
Lo de la fuerza casi me preocupa, Juan Antonio, me lo repiten siempre y yo me pregunto muchas veces dónde está (o de dónde sale). ¿Catarsis? Puede que todo poema pretenda una cierta purificación, por extraña que sea.
Un beso.
P.S.: Tengo a noviembre casi amedrentado, sí;-)
Un amor, digamos, "interior" no tiene por qué ser en blanco y negro, Veridiana. Yo he visto parejas verdaderamente grises.
¿Pero es cierto? Ah, el tema me hace preguntarme muchas cosas, por mí y por los demás...
Qué escueta y bella suele ser casi siempre la verdad.
Sobre todo cuando sale de tu pluma.
Un beso, como siempre, de noche.
A veces una palabra de más o una mirada de menos desploma el castillo. Es un juego delicado y preciso.
Gracias, Mery morena, por venir a jugarlo... y buenas noches;-)
La delicadeza y la fuerza de tus imágenes. El corazón levantando una ciudad urgente y doblando las rodillas "en el rincón más cierto de la verdad extraña que lo habita". El milagro inútil, verso y hacha. Y la soledad de un vientre inmenso preñado de sus propios sueños para terminar.
Maravilloso.
...y tus ojos y tus palabras sobre todo eso.
Gracias, Durrell.
Sólo (aún acentuado, ¿no? ¡Manda narices!) la lectura del primer verso ya es emocionante. Luego sucede que el resto del poema mantiene la misma emoción.
Pero me quedo con ese sobrecogedor primer verso, querida Olga.
Besos.
Ay, nuestros queridos acentos diacríticos, así les agradecen los servicios prestados...
En fin, siempre nos quedará la emoción, y la posibilidad de levantarla y sostenerla en el extraño castillo en el aire que es cada poema.
Un beso y muchas gracias, Juanma.
Olga ¿para cuándo una traducción de tus poemas al inglés? Leyendo estos versos he recordado una discusión que tuvimos este verano, en un taller de poesía, a propósito de la aparente ausencia de mujeres poetas del amor escribiendo en este idioma (con algunas grandes excepciones, como la escocesa Carol Ann Duffy, que a mi por cierto, también me encanta). Este poema de amor, como los otros tuyos, está lleno de fuerza. Muy, muy, bueno. Un abrazo.
Mi querida OLGA-
¡ D E L I C I O S O !
Gracias por estar ahí.
Te quiero
Precioso. Todo elogios.
Un abrazo
Es que el amor es un tema muy difícil, Sara, es el gran tema y, a la vez, resulta casi imposible que no suene a manoseado. Sin embargo, siempre es nuevo.
¿Al inglés? El traductor de google produce unos versos misteriosos, y mi conocimiento de la lengua de Shakespeare no llega a tanto;-)
Pero me encantaría saber cómo suenan en inglés, sí.
Me alegro mucho de que te guste, Sara, mil gracias y un abrazo.
María Luisa, Reina, gracias a ti por pasearte por estas Caricias.
Un besazo.
Un placer que el poema te guste, Manuel. Es lo único que cuenta.
Abrazos.
Me gustan las ciudades.
Me gustan tus ciudades. Urgentes.
Desde la imagen que teje el primer verso, la transición y su aserto final, con toda esa abundancia desolada. Una maravilla.
besos
He construido y he visto construir algunas de estas, Enrique, y no todos sus barrios son hermosos. Pero un amante de la arquitectura como tú sabría encontrar sus perfectos rincones...
La abundancia desolada. Buen nombre y apellido para un milagro inútil. Y esa maravilla que tú ves, maravilla huérfana.
Gracias, capitán.
Besos.
Me gusta muchísimo, pero es tan triste...ningún amor tendría que ser triste.
Un beso
Tras leer este precioso poema he visto que hace dos años publicaste la entrada "Amores platónicos", que por supuesto he vuelto a leer, no sólo porque surgió de una conversación que tuvimos en una cafetería, sino porque me encanta el tema. Supongo que las dos entradas tienen mucho que ver, y que los amores platónicos no son otra cosa que amores a solas, ciudades urgentes, castillos en el aire. Si los alimentamos, mal, y si los olvidamos..., no sé qué es peor.
Es verdad, Ángeles; pero en el amor, tras las metáforas, pueden venir los descalabros. En los amores a solas son descalabros íntimos.
También puede no ser así, depende de muchas cosas: de la realidad, de la ficción y de aquello con lo que uno se conforme.
Un beso, guapa.
Iseo, qué casualidad. No pensé en ello porque los amores platónicos expresaban nuestras dudas, y este poema tiene más bien su origen en el mismo asunto visto en los demás. Da igual, todo es complementario.
Es un problema con mala solución, la única eficaz es no sentirlos. En general, no sentir es un buen escudo para casi todo, pero es a la vez mucho más desolador.
Me ha gustado mucho lo de la verdad extraña que nos habita. Es muy muy bueno.
Sí, es misteriosa -pero contundente- la verdad que nos habita en lo más profundo.
Me alegro mucho de que te guste, Miguel, muchísimas gracias.
Hola, Olga. Mi nombre es Ernesto Frattarola. Te acabo de conocer a partir de un comentario que has dejado en el blog de José Luis Piquero.
Me han gustado mucho estas maravillas huérfanas. Si te apetece, puedes visitar mi blog: también escribo poesía. Y si me das permiso, enlazaré tu blog con el mío.
Gracias
Ernesto
Vaya, pues muy bienvenido, Ernesto. Comento muy pocas veces en el blog de José Luis, pero le leo casi siempre. Me alegro de que te haya traído hasta aquí y de que te gusten estas maravillas, un poco menos huérfanas con vosotros.
Visitaré tu blog.
Muchas gracias.
Cariño, ya sabes cuanto me gustan tus poemas cortos. Se clavan, tienen fuerza, belleza y verdad.
Muchos besos.
Gracias, sister. Yo tiendo al poema largo, creo (o creía), pero me dejo llevar por lo que me sale, mejor no traicionar demasiado al propio pensamiento.
Kisses.
Contundencia sensible la de este poema que, por no gráfico en demasía (ese peligro en el que tan a menudo cae la llamada "poesía de la experiencia y de los taxis"), crece en su brevedad y supera con mucho la mera ocurrencia de una imagen. Es preciso el título, y parece divino (¿dado por el dios?), como se apunta en algún comentario, el primer verso. Línea que también contiene, bien visible, otra sugerente vuelta, no sé si cirlotiana: «los amores urgentes son ciudades a solas». Resumiendo: un gozo compartido. Hay que ver lo que puede dar de sí este modo de amor. Un abrazo.
En el primer verso han coincidido varios comentarios del blog y de fuera del blog. En cualquier caso, el tuyo me gusta mucho porque pensando en responderlo me doy cuenta de que más bien, si no fuese tan alérgica a teorizar sobre poesía (y a que luego, en justa correspondencia, me "teoricen"), lo que me gustaría es escribirte una entrada;-)
Creo que lo mejor de la poesía viene "dado", o al menos su confección es un misterio. Gracias por gozar de este, al final es lo que cuenta. Y, sí, este modo de amor es inagotable.
Un fuerte abrazo, Alfredo.
Olga, me ha quedado en lamemoria la imagen de la urgencia como ciudad cuando se ama a solas, en secreto.
Abrazos preñados.
Sergio Astorga
Ay, Sergio, ¿y por qué levantamos y vemos levantar esas ciudades? ¿A qué responderá esa necesidad y esa urgencia?
Demasiadas respuestas y ninguna.
Que ninguno de nuestros amores sea estéril.
Abrazos.
Justo.
...y profundamente innecesario, como la poesía.
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