domingo, 19 de septiembre de 2010

Ha muerto José Antonio Labordeta


Hace un momento, viendo la tele, me he enterado por uno de esos rótulos que aparecen en la parte baja de las pantallas de que acaba de morir José Antonio Labordeta. Estoy oyendo ahora sus canciones y su voz suena serenamente viva. He pensado en mi padre.  Sí, me recuerda a mi padre, que no debería morirse nunca.  Y pienso en aquel SIMCA y en los interminables peregrinajes al pueblo o a la playa, en los radiocacasetes comprados en Andorra que llevábamos sobre las rodillas durante todo el viaje, compaginando La gallina Turuleca con aquellas canciones tan graves de las cintas de mi padre. Nada que ver aquello con Fofó. Fueron horas de iniciación a una melancolía delicada y austera que tenía voz de hombre y un aire fuertemente idealista. Hombres serios hasta más no poder que hablaban de Aragón y de tristezas, de viejos pueblos, de esperanza, compromiso y trabajo.

Aunque mi adolescencia desembarcó a principios de los ochenta sin mucho equipaje, dispuesta a comerse el mundo y a beberse de paso toda la diversión y lo que hubiera, cuando me fui de casa me llevé algunas cintas de Labordeta y he escuchado esa voz toda mi vida, desde etapas distintas. Aun en las más frívolas y salvajes, en las más aburridas, en las más tristes, empezar a oír algunas de sus canciones era como volver a un lugar conocido y querido, una habitación sentimental que siempre se lleva a cuestas.

Canción de cuna sobre la tierra estéril, Carta a Lucinio, Cantes de la tierra adentro. Todos repiten lo mismo me pone todavía un nudo en la garganta, como La vieja o Rosa rosae. No he encontrado esas canciones en youtube, pero sí estas Banderas rotas de una época ya posterior. Ahora que también yo podría empezar a poner las mías sobre la mesa, esos hombres que fueron los adultos de mi infancia me parecen menos ásperos y mucho más dulces. Cuánto cuesta entender algunas cosas.
Descanse en paz.

Nota: Aragón TV emitirá esta noche, a las 21:35 horas, el espacio “José Antonio Labordeta, un canto a la libertad”. Los que no tengáis la Aragonesa entre vuestros canales podéis verlo on line entrando en su página web y picando en el primer botón de la columna derecha, el "directo".

He encontrado en Youtube dos de las antiguas canciones que nombro en el texto: La vieja  y  Todos repiten lo mismo


55 comentarios:

Anónimo dijo...

Me entero de la muerte de Labordeta por esta entrada,y me he quedado de piedra. Qué perdida más grande, Dios mío. Yo conocí primero al Labordeta político, al que admiraba muchísimo (el último de una raza ya en extición) y más tarde al poeta y cantautor.
Este homenaje que dejas aquí, con ese sello tan personal, es muy hermoso, Olga. Descanse en paz.

Olga Bernad dijo...

Desde luego, ha sido un hombre especial, muy querido en Aragón por encima de cuestiones ideológicas. Fue un hombre siempre comprometido y un político nada tibio, pero también fue poeta, cantante y profesor. Fue incluso profesor de Jiménez Losantos, fíjate;-) y recuerdo una entrevista en la que ambos se recordaban con mucha cordialidad.
Realmente me ha puesto triste la noticia. No me atrevo a llamar a este texto "homenaje", pero esta hecho desde el cariño hacia la figura.
Gracias por pasarte por aquí esta madrugada, Sara, ¿sigue lloviendo en Belfast?
Un beso.

Durrell dijo...

Aprendiste muy bien la lección de "melancolía delicada y austera" gracias a tu padre y a don José Antonio.
Personal, melancólico, delicado, austero, hermoso y merecido homenaje.
Descanse en paz.

Olga Bernad dijo...

Glups. Mi padre nunca lee este blog, Durrell, sólo me lee en libros. De lo contrario, creo que hubiese sido aún más austera. Cualquier exageración es como una falta de respeto en estos casos, no sé, pero no decir lo que sientes es también como una deslealtad.
En fin, muchísimas gracias por acompañar mi intención.

Juanma dijo...

Yo me he enterado en la madrugada, desvelado y escuchando la radio. Qué penita me ha dado. Sabía que andaba mal, pero no suponía que era casi inminente.

Un gran tipo. Descanse en paz.

Muchos besos.

Araceli Esteves dijo...

Vaya, Olga, por ti me entero.
Apena especialmente la muerte de aquellos que rezumaban integridad, y de esa que se lleva ahora tan poco.

Olga Bernad dijo...

Parece que los dos andábamos desvelados, Juanma. Hace unos días, cuando fueron los ministros a su casa para darle la Gran Cruz de la Orden Civil Alfonso X el Sabio, ya se le veía muy afectado. La enfermedad ha sido larga. Su imagen no era la misma (imagen que, por cierto, cambio muy poco durante muchos años).
Un gran tipo, sí, también muy querido fuera de Aragón.
Un abrazo.

Olga Bernad dijo...

Araceli, creo que la gente percibía a un hombre de una pieza. Aunque su trayectoria política oficial es conocida, él decía que había fundado "la izquierda depresiva aragonesa", partido imaginario al que siempre fue fiel. Su sentido del humor era muy socarrón y muy certero. Nada que ver con los mundos de Yupi que solemos ver.

MªTeresa Gómez Puertas dijo...

Más que la muerte es el sufrimiento que la precede,yo me enteré ayer que estaba trabajando la noche del sábado...tanto homenaje ya vaticinaba el desenlace....

Olga Bernad dijo...

Sí, no merecía tanto sufrimiento. Tú, desde el hospital, sabes de eso. Cuando le diagnosticaron la enfermedad, siguió como si nada de diputado por la Chunta en Madrid, pero han sido cuatro años de lucha. Hizo honor ante todas las circunstancia a uno de los himnos que escribió sobre estas tierras. Aquel Somos que todos hemos cantado alguna vez.

Antonio Rivero Taravillo dijo...

Hoy todos nos sentimos aragoneses. ¡Qué lección ese "a la mierda" dicho a profesionalitos de la política! Como dice Sara, era de una raza en extinción.

Olga Bernad dijo...

Gracias, Antonio. Él explicó el incidente muchas veces, no se oía lo que desde la bancada de políticos profesionales se le estaba diciendo y la falta total de respeto que sufría, siempre esa soberbia y esa superioridad absurda; y, sí, los mandó a la mierda micrófono en mano. Otros se llaman "hijo de puta" y otras lindezas sólo cuando piensan que no les oyen. Es la diferencia. Él contaba el incidente sin hacer gala de él. Lo hizo y punto, como tantas otras cosas. Se fue a Madrid para ejercer de diputado cuando ya tenía la vida completamente solucionada, más bien a complicársela separándose de su familia cuando ya era mayor y no estaba muy bien de salud. Pero creía firmemente en lo que defendía, con esa fe que tienen algunas personas y que siempre he envidiado. Su compromiso fue vital, no "profesional".
Ahora los políticos profesionales (y los que dan la murga como si lo fuesen) estarán afinando discursos y palabrería.
Raza en extinción, sí.

enrique dijo...

Yo conocí a Labordeta sobre todo por su programa de televisión sobre los pueblos de toda España. Digo bie, de toda. Yo, que soy poco rural, disfruté muchísimo de su mano y con su hombría de bien.

El Labordeta político fue un caso aparte, por fortuna para él. Supo pasar por ella sin contaminarse. Queda por siempre su faceta de artista, escitor y maestro.

Olga Bernad dijo...

Toda, Enrique, se la pateó enterita (casi como tú con tu Madrid;-) Lo de un país en la mochila fue una buena idea, creo que todos vimos esa España que existe y se "nota" menos, la de la gente normal y sus cosas. Pero su compromiso político especialmente con Aragón no estaba nunca aparte, era muy claro, para bien y para mal, lo que ocurre es que hay figuras cuya autenticidad aglutina sentimientos que pueden ser comunes, incluso desde la distancia política. Creo que hace falta que exista esa gente.
Gracias;-)

José Havel dijo...

Precioso homenaje, Olga, para un tipo al que la mayoría del país echará de menos, por su frontalidad a la hora de luchar por las libertades y por esa manera suya de sentir la patria (Aragón, España). Nunca me quitaré su mochila de los hombros.

Olga Bernad dijo...

La verdad es que las cosas de las que hablaban sus canciones, esa soledad y esa tristeza de los pueblos que se iban quedando sin gente, tanta pobreza y tanto caciquismo, y ninguna libertad, eran una verdad desoladora. Yo recuerdo a mujeres idénticas a las que describe en "La vieja". Siempre consideró que había cosas que cambiar y mejorar para todos, y contagiaba ese sentimiento.
Yo tampoco me quitaré esa mochila.

Juan Manuel Macías dijo...

"...una habitación sentimental que siempre se lleva a cuestas." Y eso es tu texto, en suma, y qué lejos de esas estridencias y trenos calculados. En fin. Yo recuerdo "Un país en la mochila"en esa época en que la televisión era decente. No sé si vale mucho ya la pena vivir en este país, pero yo hubiera querido vivir en ese programa. Como dice Antonio Rivero Taravillo, hoy nos sentimos un poco aragoneses. Mi infancia-adolescencia no pasó ni por Aragón ni por Labordeta (aunque sí por Fofó, como todos los de nuestra quinta :-). Pero leyéndote, Olga, es como si lo hubiera hecho. Gracias por abrirme esa habitación, con todo el José Antonio Labordeta que me queda por descubrir.
Besos

gbp dijo...

Qué pena,Olga, me ha dejado de piedra la noticia.
Labordeta, Aragón, mi familia, el Simca..., incluso mi primer concierto (subida en los hombros de papá. Un montón de recuerdos y memorias asociados a este nombre hace que su muerte me sepa a total injusticia.

Descanse en paz.

Besitos,cariño, me ha emocionado.

Antonio Azuaga dijo...

Es un bello homenaje, Olga, que tiene el olor de la verdad. Cuando he leído la noticia, he venido aquí porque estaba seguro de tu recuerdo… Y, naturalmente, estaba tu recuerdo.

Como Antonio y Juan Manuel, yo también me siento hoy de allí; de donde él, de donde tú, de donde todos vosotros… Más cerca yo por edad, tiempo y memoria, pero, sobre todo, aparte de otros muchos aplausos que Labordeta merece, porque sólo un aragonés es capaz de convertir ese famoso “a la mierda” en epitafio –él lo dijo– de un incontestable silogismo.

Lo siento egoístamente: cada vez me va quedando menos gente “auténtica.”

Olga Bernad dijo...

Te dejo sitio en esa habitación sentimental, Juan Manuel, me alegra pensar que tú has conocido algunas de sus canciones por mí y que las miras también por eso con afecto. Son muy especiales, como sus paseos por esa España a la que él quería de una manera bastante inteligente: queriendo a la gente con la que se cruzaba. Tal vez por eso el programa acabó calando en tantas personas, por su naturalidad amable y sin estridencias, por su manera de mirar y tratar. Me gusta mucho que seais aragoneses hoy, un aragonés puede nacer donde quiera (y un aragonés, murciano, madrileño, helenista, más;-)
Muchas gracias, Juan Manuel.
Besos.

Olga Bernad dijo...

Ay, Gemuchi, aquellos conciertos primero con papá y luego cada una con nuestra panda. Y alguno juntas, recuerdo uno para el Pilar, enfrente del ayuntamiento, que luego fue transmitido por la tele y aparecías por allí bailando(tu primera actuación;-))) Y otro en la cincomarzada, en el parque del Tío Jorge, con un cierzo que se llevaba hasta las longanizas de los bocatas. También en el Principal, hace muchos años, con Angós, compramos las entradas más baratas porque no teníamos un duro y casi daba vértigo y rabia ver aquello tan formalmente sentados en el gallinero. Y el primero, en el colegio viejo de Marianistas, yo era pequeñísima, igual vivía Franco y todo, madre de Dios. En fin, muchos. Y, sobre todo, aquellos viajes en coche y aquellas cintas que papá ponía una y otra vez. Creo que en toda nuestra infancia no tendríamos más de una docena de cintas. Ag, basta, que me pongo fatal...
Muchos besos.
Te echo de menos, seguro que, de dormir aún en la misma habitación, hoy nos pasaríamos la noche hablando;-)

Olga Bernad dijo...

Antonio, qué alegría. ¿Sabes que la primera vez que vi una foto tuya, (una antigua que inmortalizaba una lectura teatral con ilustres amigos)me recordaste a Labordeta? Sería por el bigote y los "estilismos" de aquellos años;-) La cosa es que no me sorprende, porque tú transmites también lo que me gustaba en este hombre: solidez, autenticidad, honradez.

Sí, él dijo que el incidente "a la mierda" sería su epitafio, ya que era por lo que siempre le preguntaban de ese paso por el Congreso que estuvo lleno de tantas otras cosas. Es una anécdota, reveladora, sí, pero anécdota.

No sé si cada vez queda menos gente auténtica, pero aún queda alguna. Y esta noche, al menos tres de ellos, son aragoneses por la vía afectiva, que es la más bonita.
Un beso y muchas gracias.

Le poinçonneur dijo...

Estupendo post, Olga. No hay mucho más que añadir.

Besos.

Miguel Estrada Pérez-Carasa dijo...

Olga, gracias por acercarnos a Labordeta a los que no lo conocíamos. Parece que todos los elogios son pocos para un hombre así, tal como me lo descubres en este hermoso recuerdo que le has dedicado, acompañado de sus vídeos.
Como decía un amigo, todo lo que pasó es una herida que se ha cerrado en falso y nos ha dejado sonados. Hoy no estoy tan de acuerdo, después de oir sus canciones y leer vuestros comentarios de un hombre auténtico como él.
Descanse en paz.
Besos, Olga.

Ángeles dijo...

Para mi (que para eso soy algo mayor), ha sido junto a La Bullonera y Carbonel la banda sonora de las carreras delante de los grises (más tarde garbanzos), ha sido la voz serena que daba color a nuestra tierra, el que hacía que me gustaran los colores de los Monegros y sobre todo la libertad.
Un beso

Unknown dijo...

Pues eso. Lo llevaremos siempre en la mochila.
Un saludo cordial

Retablo de la Vida Antigua dijo...

Fue, en efecto, amigo y profesor de Federico Jiménez Losantos. Éste siempre habló de él con respeto y agradecimiento, y siempre se tuvieron un profundo afecto, a pesar de sus diferencias ideológicas.

En Libertad Digital (www.libertaddigital.com) se publica una fotografía de Labordeta y Federico que vale mucho la pena verla.

De las canciones de Labordeta, que yo escuché hace unos treinta años ya, en un disco grabado en un concierto, son muy emocionantes las que dedicó a su hermano Miguel, otra llamada Aragón y una más, que no recuerdo el título ("Regresaré a la casa de mi padre", o algo así). La verdad es que era todo un hombre.

Saludos.

Olga Bernad dijo...

Gracias, Lepoin.
¡MUAKS!

Olga Bernad dijo...

Querido Miguel, me alegra mucho que la entrada haya servido también para eso, para acercar un poco la figura a quienes no lo conocíais. Es bonito que, desde la madrugada sevillana, también haya un pensamiento para él.
Muchísimas gracias;-)

Olga Bernad dijo...

Ángeles, tienes que contarme;-)
Yo a los grises la verdad es que ni los recuerdo, cuando las movidas de la reforma educativa del 87, que me pillaron empezando la universidad, ya eran garbanzos. Las manifestaciones entonces eran ya más festivas que dramáticas, y eso que el tema era serio, pero éramos un montón de gente muy joven, sin miedo, y en una sociedad ya completamente distinta.
Un beso.

Olga Bernad dijo...

Un cordial saludo, Eduardo, creo que hay cosas que merece la pena guardar en esa mochila o en esa habitación sentimental, cada cual a su manera. Son espacios que nadie te roba.

Olga Bernad dijo...

Sí, Gómez de Lesaca, aquí hay una entrevista en la que desde el minuto 3 (más o menos) mantienen una conversación muy cordial sobre sus recuerdos comunes.

El disco que nombras es el directo del 77, y la canción que dedica a su hermano es "El poeta". Literariamente quizá sea uno de sus mejores textos, al menos para mí (aunque yo no juzgo al personaje con criterios solamente literarios, sino también sentimentales); la que nombras al final se titula "Regresaré a la casa". "Aragón" forma parte del grupo de las "emblemáticas", junto al Canto a la libertad, La Albada, La vieja, Somos...

Bueno, no me digas que no me he currado el comentario;-), lástima no haber encontrado el enlace a "El poeta".

Muchas gracias, GdL, un abrazo.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

Muchas gracias a usted de su lector.

Olga Bernad dijo...

Creo que tengo mucha suerte con mis lectores, la verdad;-)

veridiana dijo...

¡ Es una gran pérdida ! Me ha dado una pena tremenda,la muerte es terrible y no comprenderé nunca...

Un beso

Marta María López dijo...

Qué lástima. Era un hombre impresionante e impresionante fue también la despedida que le dieron sus paisanos.

Un abrazo.

Alejandro Muñoz dijo...

Quizá poco conocido en Andalucía pero sí nos resultaba muy simpático. Ay, si algún día el Parlamento se llenara de gente de su categoría.

A mí me parecía un tipo de aspecto bonachón y sobre todo generoso... tanto como para que le cupiese un país entero en la mochila.

Descanse en paz otra buena persona.

Olga Bernad dijo...

Bueno, Circe, por ver la cara "buena" del asunto, también te hace pensar en la gente que ha tenido una vida plena y luego su ausencia ha sido sentida de verdad por tantas personas. Si te paras a pensarlo, no se puede aspirar a más.
Un beso.

Olga Bernad dijo...

Es la primera vez en mi vida que acudo a una cosa de estas, pero lo de ayer enfrente de la Aljafería fue impresionante. Y fue espontáneo, una reacción inmediata. Me parece justo que tuviera también cierta repercusión mediática. Si los medios no están para reflejar lo que pasa en la calle, no sé para qué están.
Abrazos para el norte esta vez, que las dos últimas andáis por allí;-)

Olga Bernad dijo...

Alejandro, no es poca cosa eso de dejar una buena sensación en la gente. ¿Sabes lo que más me está emocionando de esta entrada? Que mis comentaristas son de muy diversos "pelajes" políticos, en algunos casos lo sé y en otras lo sé más o menos (no importa, nunca me han gustado las sectas) y el personaje era lo suficientemente claro políticamente como para comprender que algunos comentaran con entusiasmo y otros ni se hubieran acercado. Pues no he notado ninguna diferencia con otras entradas. Incluso he tenido alguna sorpresa muy agradable. Para mí, sois una lección.
Gracias.

Angós dijo...

Pues yo no quería venir y a la vez no quería faltar, por eso me espero por el final. No sé decir lo que siento como vosotros y cuanto más lo siento, peor.
Fue un buen hombre y un luchador por lo que creía, un gran hombre.

autor dijo...

Precioso recuerdo de Labordeta, Olga.
Durante estos días, han sido numerosos los blogs donde se ha recogido el enorme cariño que este hombre concitaba.
Yo llegué al tuyo a través del de Javier Sánchez Menéndez y tengo en casa tus "Caricias perplejas" en esa hermosa edición de "Siltolá".
Y veo que hemos colaborado en Afinidades..., con Antón Castro y en la Nave de los locos.
Y con un poco de suerte, algo mío saldrá también en Isla de Siltola (la revista).

Llevamos, sin saberlo hasta ahora, caminos parecidos,tenemos amigos comunes.
Le diré a Antonio Rivero que me envíe tu novela. Donde vivo no es fácil conseguir según qué cosas.

Este es mi correo para loq ue te parezca bien:
al.doria@hotmail.com

Un placer tu visita a mi blog.

Un abrazo.
Elías

Olga Bernad dijo...

Elías, escribiste una entrada que me gustó mucho, y me llamó la atención la coincidencia a la hora de destacar, precisamente, estas dos canciones de Labordeta. ¡Veo ahora que no es nuestra única coincidencia! Vaya, qué extraño y qué agradable;-)

Curiosamente Antonio estuvo ayer por Zaragoza presentando "La mirada del bosque" de Chesús Yuste, junto a Antón Castro. Pues nada, los amigos de mis amigos son mis amigos;-) Guardo tu dirección en mi agenda. Tienes la mía colgada en el perfil del blog.

Un abrazo y muy bienvenido por aquí.

Mery dijo...

Anda! Paso por aquí y veo que no se guardó mi comentario, cosas de internet.
Te decía que en mi juventud no prestaba casi atención a este hombre, porque, como tu, tenía una idea demasiado superficial de su talante serio, creía que distante y un poco amargado.
Como en tantas otras facetas de la vida, han de pasar años para saber apreciar la verdadera valía de una persona. ¡ Cómo puede una ser tan atolondrada!
En fin, descanse en paz; era un auténtico hombre y un hombre auténtico.
Un abrazo

Olga Bernad dijo...

Bueno, es que pretender que a los cinco o seis años uno tiene conciencia política de algún tipo es decir tonterías o demostrar que vive secuestrado en un secta. Lo importante es tener la necesaria cuando toca, aunque ahora no se lleve ni agradecer los servicios prestados. Fue claramente mi primer acercamiento a un lenguaje distinto, unido a la música, y algo que permaneció siempre como una referencia. Tal vez esa frivolidad de la que se acusó a los ochenta no fue más que la puesta en práctica al buen tuntún de una libertad por la que las generaciones anteriores habían estado luchando. En el fondo, nuestra "inconsciencia" fue su triunfo. Él mismo, que era un hombre serio pero sabía ser muy "somarda", escribió por entonces una canción que decía "Eh,tú, ¿qué hacemos ahora con esta juventud que nos margina?". Es una canción graciosísima. Pero nadie lo marginó por aquí. Los adolescendes de entonces llenábamos sus conciertos (y fue la música y la poesía, los actos, donde el Labordeta hombre dejó su legado), por eso, entre otras cosas, forma parte de mi memoria y por eso su muerte ha generado ese caudal de sentimientos. También porque supo ser ejemplo de claridad para defender lo que pensaba dejando la puerta abierta a los demás. Siendo un republicano convencido, hasta el Rey le llamó amigo cuando murió, para escándalo de mucho idiota (supongo que nadie podrá negarle ser soberano para considerar amigo a quien le dé la gana), no era ese "paleto" al que parte de la derecha quiso siempre ridiculizar desde la bajeza de su soberbia.
Un beso, Mery morena.

Anónimo dijo...

Labordeta no ha muerto. En una broma somarda suya. Ha pasado a cantar a la libertad al backstage. Bueno, no creo que él le ponga ese nombre, pero ya nos entendemos, en la parte de atrás del escenario. Así que ya no lo vamos a ver en persona, sólo oiremos su música, su música y su potente voz, todo un símbolo, un grito por encima de los muros que cerraban el recinto levantado por la dictadura, un grito cuyo eco no va a disiparse en ningún rincón. Pero callemos un momento que creo oir algo:

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista
veremos una tierra
que ponga libertad

Sólo he entrado para llorar con todos tus amigos y asentir porque Labordeta no engañaba a nadie y por eso todos hablan bien de él
Besicos
Nacho

Olga Bernad dijo...

La verdad es que es sorprendente la cantidad de gente que tiene una palabra de recuerdo amable para esta persona. Unos porque forma parte de nuestro paisaje y otros por lo que sea, porque les da la gana. Ya nos gustaría a cada uno vivir de tal manera que al final pudiésemos recoger esa cosecha de afecto. Lo de no engañar me parece fundamental, tal vez esa sea la clave en estos tiempos de dobleces, de falta de adecuación entre lo que se dice y lo que se hace y de manipulación constante de cualquier cosa.
Muchas gracias, Nacho, y bienvenido por estas caricias.

Anónimo dijo...

Es la primera vez que piso tu alfombra de palabras y flores, pero te guardo en favoritos y volveré a visitarte y recibir, o dar, caricias perplejas con sentimientos resueltos.

Siempre solo
con mis sueños
y mi carne.

Con mi cantar indeciso
entre labios
atravieso las calles
bajo la lluvia.

MIGUEL LABORDETA

Gracias

Olga Bernad dijo...

Considérate en casa;-)

Blackbird dijo...

Labordeta no ha muerto, sus palabras y su música perduran en la memoria de la gente, como sueña cualquier poeta. No sólo eso, ha dejado todo un mar de amor, un océano de conciencia y un orgullo de Matria (la madre tierra y la madre madre).

Estos días he estado por ahí participando en los actos, espontáneos o no, de los que me he enterado (sigo desconectado del mundo virtual), y por las noches todavía resuenan en mi cabeza las canciones que luchan por salir. Tendré que sacarlas a pasear por la calle más veces.

Besos

Olga Bernad dijo...

A ti sí te había echado de menos en esta entrada, Black, aunque sabía por Iseo que tus problemas informáticos continúan. Yo fui a la Aljafería, y eso que no soy mucho de estas cosas, pero me alegro de haberlo hecho. Él contó muchas veces lo que le gustaba callejear, así que sus canciones estarán muy contentas de que las saques de paseo, ya sabes, tarareando "a callejear, a callejear, que la calle es tuya y de nadie más";-)
Un mar de amor paseable.
Muaks.

Elías dijo...

Gracias, Olga.
Me alegro de, siquiera sea virtualmente, nuestros caminos se hayan cruzado alrededor de la música y la poesía. precisamente ayer hablé con Javier y le comenté este encuentro nuestro.

Un abrazo.

Elías

Olga Bernad dijo...

Yo también me alegro, Elías. Con todas las personas que vienen por aquí (excepto cuatro) el cruce de caminos fue virtual, incluído Javier, pero algunos forman ahora parte de mis amigos reales. Encantada de que se abra esa posibilidad y de que sea Labordeta quien nos haya "presentado" ;-)
Un fuerte abrazo.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Labordeta es uno de nuestros mayores. Mayores en dignidad, coherencia, sentimiento y certeza.
Cuando se va un mayor como Labordeta nos quedamos más solos y huérfanos. Aunque siempre nos dejan su generosa y valiosa herencia.

Gracias, Olga, por recordarlo.
Saludos.

Olga Bernad dijo...

Uno de nuestros mayores, muy bien resumido, Francisco.
Gracias a ti por recordarlo también conmigo.
Saludos.