lunes, 26 de julio de 2010

Spira mirabillis

 Eadem mutata resurgo

He gastado gran parte de mi vida
buscando sellar círculos perfectos,
territorios seguros y felices
preñados de promesas y de anillos,
esa sencilla forma de ponerme
el amor como insignia entre los dedos.
Si algún día viví en el paraíso,
no me expulsó el mordisco y la manzana:
fue el sueño y la soberbia imperdonable
de poseer entero el horizonte.

Dios no me quiere en círculos perfectos,
me quiere derramada en espirales.
Cada vez que he intentado cerrar uno
-amor, poema, verso o territorio-
el diablo se distrajo,
y el silencioso ángel que me guarda
movió un poco su mano victoriosa
para tocar apenas
la curva que cerraba mi esperanza.

Y yo empecé a dar vueltas torpemente
queriendo atar mi terca cinta blanca
a otro extremo que nunca encontraría.
Así aprendí a bailar y a escribir versos,
así llore y así distraje lágrimas,
así rodé hacia el centro del espejo.

De tanto ir hacia dentro, las espirales rompen
el fondo inabarcable de nuestra complacencia,
se inventan el espacio y lo comprenden.
Difícil distinguir si lo penetran
lo violan o lo salvan; intuimos
que ese punto final es la promesa,
la verdad esperando en algún sitio,
la prueba de la fe,
la mirada de Dios sobre las cosas.
Pero es también la soledad ardiente,
la incógnita de un salto
a lomos de una yegua triste y mágica.

Las espirales viven en los libros,
en la oreja cortada de Van Gogh
y en todas las estrellas de sus cielos
(el cielo de los locos brilla tanto
alguna noche oscura),
en la danza del agua que se escapa
del grifo del lavabo de los cuerdos
hacia la tubería subterránea.
Cada hoja caída de los árboles
guía esa misma danza matemática,
la de las mariposas en el vientre
de mi primera vez.

El tablero del juego de la oca;
Tlaloc, dios de la lluvia, y el principesco vals;
Hermes y las serpientes que pelean
sobre su antigua rama de avellano.
Ha rodeado el ojo de un caballo
en los mitos germanos; ha domado
dragones orientales e infinitos;
levantó zigurats, hizo pirámides,
dibujó el remolino de mi pecho
cuando tú me llamaste por mi nombre.

Los cuatro brazos de la Vía Láctea,
los enfados del mar, que arrastran galeones
hacia el mundo profundo y misterioso.
El oro hundido. Caracolas blancas
para llenar mi cofre de tatuajes,
la arena salpicada de espirales.
Una borrasca sobre Islandia entera,
unos versos leídos casualmente
cercando mi memoria y arrastrando
mi conciencia hacia un centro incomprensible.

Lo que buscó mi lengua entre tus labios
lo encontré en el ombligo de mis hijos.
Entonces supe que la vida escapa
a golpe de espirales y de símbolos
de los planos recursos de la muerte.


Hace dos años:  Jazmines sobre el mar, Agosto espera, Mil gracias, Las reglas del desierto

Nota:  La noche en que este poema se publicó, Javier me escribió para decirme que, tras leerlo, me había dedicado una entrada indirecta (aquí).  Él sabe que no siempre le entiendo pero que siempre le entiendo lo suficiente, lo cual no es mala forma de entenderse.  Gracias, Javier. 

59 comentarios:

Mery dijo...

Trasnochando,trasnochando, veo que llego a los pocos minutos de publicada tu entrada.
Siempre me ha parecido un juego perfecto de inteligencia utilizar símbolos para expresar al laberinto humano.
Casi siempre estamos inmersos en espirales infinitas, a vueltas con nuestro propio corazón y nuestras ansias.
Como siempre, sutil y delicada, querida Olga.
Un beso

Durrell dijo...

Alguien lo dijo por aquí alguna vez: Salve, Olga.

También repetiría lo ya dicho por mí en otra ocasión sobre la conveniencia de colgar estas joyas en un blog pero me temo que eres como tu cinta blanca.

¿Clasicismo mágico? Serían sólo palabras y este poema es algo más.

Sorprendido, sí, pero eso ya no es una sorpresa cuando uno se acerca a estas caricias.

Enhorabuena.

Olga Bernad dijo...

Siempre me sorprenden los trasnochadores, Mery, y más ahora que casi estoy desconectada. Sin embargo, qué cerca hace sentirse esto a veces. Me gustaría entregar algo perfecto, es verdad, y ser sutil y delicada. A veces los poemas y los símbolos nos permiten ese...¿espejismo? No lo sé.
Un beso, Mery, y muchas gracias.

Olga Bernad dijo...

Querido Durrell. Clasicismo mágico o lo que sea, a mí me da igual, bien lo sabes;-)
¿Conveniencia? Pensar en esos términos en poesía es poco conveniente. Estoy convencida de que da incluso mala suerte. No puedo pensar en eso cuando aún estoy envuelta en el poema. Un blog (y en pleno verano, para más inri;-) tal vez no sea el sitio más "conveniente". Pero es el mío. El que da lo que tiene no está obligado a más.

Otro beso para ti y mil gracias por tu lectura (y tu especie de "preocupación", que sé que es muy bien intencionada).

Juanma dijo...

Querida Olga:

Inmenso poema. Rotundo y sin fisuras. Mágico de espirales que consiguen desnudarnos. Es costumbre que me sobrecojan tus poemas, pero éste es que me ha dado de pleno en algún sitio. No sé, quizá en el centro de una espiral. Aunque no sé muy bien si tienen centro las espirales...

Llegaron los trasnochadores. Vamos llegando los madrugadores.

Besos.

Manuel Arribas dijo...

El círculo perfecto es monótono e imperfecto por lo perfecto, no encierra misterio si no seguridad, si es de fuego, contra la superstición o lo desconocido. La espiral es un laberinto sin rincones, pero con revueltas desconocidas, y efímera como la trompa de las mariposas. En la espiral cavemos todos, en el circuló sólo los elegidos.
Un fuerte abrazo
Manuel

Olga Bernad dijo...

Juanma, yo soy ambas cosas: trasnochadora y madrugadora, (quizá por eso la siesta me parece un invento tan sabio;-)
El centro de las espirales está ahí, un punto al final de esa intuición de profundidad dibujada en dos dimensiones. Me gusta mucho "sobrecogerte" entre sus vueltas y revueltas. Se me ocurre que se parece un poco a bailar con el lector;-))
Un besazo.

Olga Bernad dijo...

La perfección es un sueño, pero alguna vez me ha parecido que, al menos como intención, era casi un deber. No sé. El círculo puede ser perfecto pero también es plano, como la muerte. La vida no es así. La espiral es un símbolo más antiguo que la escritura. Ya los hombres antiguos vislumbraron ese túnel y tal vez ese mismo vértigo. Me gusta pensar en ellas. "Laberinto sin rincones", sí;-)
Un fuerte abrazo, Manuel, muchas gracias por tu lectura.

Pepe López dijo...

Volver a tu blog y leer esto es toda una experiencia. Me siento agradecido tras leerlo, es tu poema mi enseñanza del día como mínimo. Es magia.

Especialmente me ha ganado la estrofa que empieza con el tablero de la Oca, pues el simbolismo que tiene es muy grande.

GRACIAS

Olga Bernad dijo...

Pepe, ¡cuánto tiempo! El verano aleja a unas personas y acerca a otras. La blogosfera tiene ahora algo de desierto, pero a mí me gustan mucho los desiertos. Los encuentros tienen más gracia;-)

Gracias siempre a vosotros por vuestras lecturas. Que las caricias se hayan ido conviertiendo en destino más o menos recurrente de un pequeño grupo de personas es un lujo.

Pepe López dijo...

Sí que es verdad, hace mucho que no te comentaba. Hay días en los que uno siente una llamada especial que le acerca a algún lugar especial, y hoy es tu blog el que me llama.

Los desiertos, lugares misteriosos. Me gustaría algún día pisar y sentir uno de ellos.

Olga Bernad dijo...

Pegado a Zaragoza tengo yo uno enorme: Los Monegros. Tiene poco de oriental y mucho de extraña estepa rusa, pero es uno de los más grandes de Europa y el que yo más quiero en el mundo.
Tienes que venir a darte un paseo;-)

Pepe López dijo...

Estaría muy bien descubrirlo contigo. Miguel me dijo que le caiste muy bien y él es totalmente fiable. Una pena que no pudiera yo asistir a tu presentación en Sevilla.

Olga, es increíble (siempre lo hablamos) que con la de comentarios que tienes siempre, contestes a tooooooodos. Yo tengo pocos y me cuesta jejejeje también es que soy menos constante que ojú, si es que ojú es poco constante.

Ángeles dijo...

Precioso Olga. Un besazo

Olga Bernad dijo...

En la presentación de Sevilla conocí a mucha gente de la que guardo un gran recuerdo, Pepe. A la próxima nos conocemos;-) Lo de las contestaciones es muy simple: yo no soy una teórica del blog ni de la poesía (lo que no quiere decir que no tenga mis teorías) pero más qeu exponerlas, las pongo en la práctica. Si no voy a poder atender una entrada, ni la cuelgo. Si mantengo la opción de comentarios abierta es porque me importan. Mi manera de demostrarlo es contestarlos. Hay otras, muchas. La mia es ésa. He aprendido mucho en algunos de los diálogos propiciados por aquí. No sólo cosas buenas, pero sobre todo cosas buenas;-)
Sí, soy constante (e incluso cabezota, que es la versión perniciosa de la constancia, jeje).

Olga Bernad dijo...

¡Hablando de "reencuentros", Ángeles!
Me alegro muchísimo de verte por aquí y de que te guste el poema.
Besazo.

Ángeles dijo...

Aunque no te comente te leo siempre.

Pepe López dijo...

Yo acabo contestando pero no con tu rapidez. Supongo que es cuestión de hábito. Si entraras a ver los comentarios nuevos cada mucho tiempo, te volverías loca de contenta por el gran número, pero a lo mejor también la inspiración para comentar bajaría. Digo yo que pasaría eso. Cuando uno crea un blog piensa que no le va a leer ni el tato, y así se agradecen más los comentarios.

Bien, bien, existe la posibilidad de que vuelvas por aquí, por Sevilla.

Olga Bernad dijo...

Lo sé, Ángeles, y esas lecturas también dan sentido a este invento;-) Las agradezco mucho también.

Olga Bernad dijo...

Da igual volverse loca de contenta o no, je, me importa compartir, en la medida de lo posible, la emoción de la escritura y la lectura de los otros.
Espero volver por Sevilla, sí, a ver si en esa ocasión podemos conocernos.
Un saludo.

Pepe López dijo...

Estoy contigo. Ojalá nos veamos o vaya yo para arriba, que nunca se sabe.

Saludos y feliz semana

Iseo dijo...

Para que veas que no me olvido de tí, desde esta cala en el Mediterráneo me conecto para leerte. Entre el círculo y la espiral, desde aquí no podría quedarme con otra cosa que no fuese la espiral "la arena salpicada de espirales". Besos

José María JURADO dijo...

Esto es lo que se dice un buen poema. ¿De tu nuevo libro? Felcidades.

Olga Bernad dijo...

Iseo, me he acordado de ti y de tu singladura de mañana. Disfruta de todas las espirales, deslízate por ellas como por un tobogán... pero cuidado con el final. Hay que caer como una gimnasta;-)
Yo necesito el mar de una buena vez...
Besos.

Olga Bernad dijo...

No, José María, el nuevo libro está cerrado. Este poema es totalmente nuevo, de la madrugada del 22 de julio, uno de esos ratos extraños en los que escribir es más pasión que nunca (pero sin que nos ciegue;-)
El blog siempre va por delante de las publicaciones.
Me hace mucha ilusión que te guste.
Mil gracias;-)

Anónimo dijo...

"De tanto ir hacia dentro, las espirales rompen/ el fondo inabarcable de nuestra complacencia,/
se inventan el espacio y lo comprenden."

Perfecto.

Blackbird dijo...

Estaba yo estos días por el Pirineo, mirando las estrellas (con dificultades por la luna y las tronadas) y apreciando símbolos solares en las casas derruidas a cuenta de algún pantano o afortunadamente reconstruidas.
Ahora ya estoy de nuevo en tierra plana y me deleito en tu texto como banda sonora para el recuerdo en la reconstrucción de un paraíso imperfecto (no desde luego para los que estaban ganándose el pan con el sudor de su frente mientras yo disfrutaba del dolce far niente)

Aprecio que vuelvas a escribir y le des vueltas a la espiral de la vida, tan empeñados como estamos en que sea circular y perfecta (y venga cabezazos contra la pared).

Nada es lo que parece: la estrella Albireo o β Cygni (cabeza de la constelación del Cisne) es en realidad una. estrella doble

Besicos Olga y gracias por verte de nuevo.

PD. Las galaxias son casi siempre espirales logarítmicas.

Olga Bernad dijo...

Ellas hacen algo perfecto, Sara, escribirlo perfectamente sería coherencia, pero me temo que sólo es un roce un roce tangencial a la espiral y su rizado logaritmo interior. Como el ritmo de sus caderas, jeje, algo así.

Olga Bernad dijo...

Volví a escribir la otra noche, Black, y en seguida pensé en colgar el poema. Me gusta ser fiel a esa gana de mostrarlo. Es como quedar en un bar y leérselo a algún amigo. Mejor no planear las cosas. Sin esos momentos, estas caricias hace mucho que se hubiesen gastado. Afortunadamente, ocurren.
Sé por Iseo que te has ido a las montañas, como la Heidi;-) Seguro que has dejado tu impronta por aquellos montes de Dios, jeje, pero me alegro de que ya estés por aquí. Yo quiero irme al mar, pero no sé cuándo voy a poder. De momento, miraremos el cielo estrellado y sus estrellas y galaxias (¡cómo le gustaría esa foto a Antonio Azuaga, se la tengo que mandar!).
Un beso y gracias por volver siempre, de donde sea, a este lugar virtual.
Ah! Mis espirales preferidas son las logarítmicas, of course;-)

Juan Manuel Macías dijo...

Menudo regalo, sobre todo para los que nos quedamos de guardia en verano :-)

Pero al grano. El poema es tremendo. Hay un matiz aquí en tu voz que podría decirse nuevo, pero que al cabo no lo es. En dos palabras, es tu voz reinventada nuevamente. Todo poema de verdad aporta una nueva variación de la realidad. Si no, no tendría gracia, claro. Pero tu voz, la procesión que va por dentro sosteniendo el edificio, sigue siendo genuina e inconfundible. Un grado de coherencia y autenticidad es condición sine qua non para poder explorar en libertad y sin prejuicios ni riesgo de impostura cualquier camino, desandarlo si hace falta o volverlo a recorrer las veces que sea necesario. Has coqueteado con "el cultural-ismo" y has salido victoriosa. Otros no pueden alardear de eso, me temo. Todo gran poeta se puede permitir coquetear con el ismo que le venga en gana, porque no se lo cree (ni los ismos ni los géneros, que son más bien estados de ánimo, como el verso y la prosa, antes que fosilizadas excusas para idólatras con escuadra y cartabón e historiadores de la literatura, que no me interesan un carajo) y así, digo, por no creerse los ismos, consigue jugar con ellos a su conveniencia. Porque es eso y nada más, aceptar las reglas del juego (si hay un juego tiene que haber unas reglas), como cuando aceptamos la ley de la gravedad y la física de Newton. Por mero gusto.

Pero este poema tan hermoso no merece un escolio tan largo, caray. Con versos y vértigos como éstos, por ejemplo: "Dios no me quiere en círculos perfectos, / me quiere derramada en espirales". O este otro, que me hace cosquillas en la boca: "Tlaloc, dios de la lluvia, y el principesco vals..."

Una maravilla.

Besos y admiraciones.

Olga Bernad dijo...

Juan Manuel, es cierto, yo también voy oyendo como campanas nuevas aunque reconocibles. Nuevas variaciones de la misma realidad. Simplemente, otra manera de mirar. Qué otra cosa es un poema, de todas formas. “Si no, no tendría gracia”. Pero no hay poema sin procesión (interna), que anda y desanda caminos, como una espiral gira alrededor de un hipotético centro, acercándose (presuntamente) a su destino. A los ismos los respeto y los considero cosa de otros, ni los busco ni los huyo ni me importan básicamente un pimiento, la verdad, salvo como eso que tú llamas “estado de ánimo” y que, en un momento dado, te lleva a coincidir con otros o a alejarte. Las reglas tienen una estructura piramidal, como las ideas platónicas, arriba está una parecida a “ama y haz lo que quieras”. Y punto;-)
Y lo que sepas. Eso es lo malo (y lo bueno), que ahí cada uno tiene que cargar con su cruz, le guste o no le guste. Eso también se va aprendiendo, como a bailar.
Pero las “cosquillas” de ese verso me hacen muy feliz, en serio.
Besos.

Blimunda dijo...

Olga: tus palabras me han llevado a mundos interiores que comparto contigo y a otras zonas que yo no había sabido definir ni expresar como ese "Dios no me quiere en círculos perfectos...".
Hermoso poema. Y he de darte las Gracias.
Besos y versos.

Olga Bernad dijo...

Blimunda, me alegra mucho tu comentario. A mí también me pasa eso a veces. Algunos versos de otros expresan lo que yo quería decir y me llevan hacia dentro (tal vez en espiral;-)
Las gracias te las doy yo a ti, por darle vida a este poema con la tuya.
Un besazo, guapa.

veridiana dijo...

Me has recordado a Neruda ese espiral esos círculos cada vez más largos,un caracol perdido en las alturas.Caparazón defensivo y derrotado,que él sopla y reanima.

¡Qué maravilla Olga!
Eres de las grandes,tus nietos se sentirán orgullosos al oir tu nombre.

Un beso

Olga Bernad dijo...

No me mates, Circe, que mis hijos aún son muy pequeños, no me mientes la abuelidad que bastante tengo con asumir los cuarenta;-)))
Es broma, muchas gracias por el entusiasmo, Veridiana.
Neruda y sus caracoles, qué cosas, a cada cual se le aparecen sus "fantasmas", eso hace que alrededor del poema se convoquen más espíritus. Me encanta.
Un beso.

Gemma dijo...

"Lo que buscó mi lengua entre tus labios
lo encontré en el ombligo de mis hijos.
Entonces supe que la vida escapa
a golpe de espirales y de símbolos
de los planos recursos de la muerte".

Amén. Lo he leído varias veces. y sé que voy a tener que leerlo unas cuantas más aún. De momento, me quedo con ese cierre en espiral.
Besos, Olga

veridiana dijo...

jaja... cuando cumplí 36 años le dije a mi madre: ¡Horror qué vieja soy! y ella me contestó:"Ahora empieza tu mejor edad la de mejores acontecimientos"
Y es cierto,ahora que tengo 500 años ¿o tal vez 1000? lo he vivido.

Olga Bernad dijo...

Gemma, esa vuelta última es fundamental, si algo de mí queda en el poema.
Si lo lees varias veces, también algo tuyo se queda en él. El poema crece y la espiral se hace más profunda, estoy convencida;-)
Besos, sister.

Olga Bernad dijo...

Claro, Circe, una diosa hace lo que quiera con el tiempo, jejejej; me temo que los simples mortales tenemos algo menos, pero igualmente espero que tu madre tenga mucha razón y que nos esperen los mejores acontecimientos;-)
De momento, hay que saber paladear las pequeñas cosas, como escribir un poema, compartirlo y "charlar" un poco con vosotros.

Angós dijo...

A mí esa última vuelta también me parece fundamental.
Me ha gustado muchísimo este poema.
Y me sorprende esa facilidad para poner el dedo en la espiral. No veo más que espirales.

Olga Bernad dijo...

Lo mismo me dijo Santiago, que no veía más que espirales. Incluso me recordó una que yo no nombré: el nacimiento del pelo en la coronilla (los que aún la conserven, claro;-))))
Muchas gracias, Angos, sé que estos temas te gustan.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Poema cerrado, genial, felicidades.

Te acabo de dedicar una entrada indirecta.

Gracias Olga.

Olga Bernad dijo...

Cerrado y genial son palabras mayores, Javier, pero te agradezco esa especie de fe con la que me miras, a mí y a mis espirales;-)
No sé si consigo exactamente lo que me propongo, pero ahí estamos, bailando esa misma danza matemática. Daré todas las vueltas que haga falta. Procuraré que sean como las palabras en un poema: ni una de más, ni una de menos.
Gracias a ti por acompañarme un poco.
Un fuerte abrazo.

Miguel Estrada Perez-Carasa dijo...

Querida Olga: Me siento afortunado con la lectura de este nuevo poema. Aunque no está exento de lirismo, es tan natural lo que nos cuenta de tu interior, con algunas licencias más prosaicas que a ti no te afectan, que espero de un poema a otro, una especie de revelación y vecindad con el misterio, como me ha ocurrido tantas veces con tus versos.
Ya son cerca de las 5 de la mañana. Espero el amanecer que no trae nada antiguo consigo. Te lo digo, echando un pulso a tus tranochadores. El caso es que la lectura de tu poesía se da en la madrugada o a primera luz, como una abertura a los latidos del corazón o la proximidad del aliento, de modo que la emoción y la atención aumentan. Gracias a este hecho, ya sabes que me encanta vivir de forma literal lo que escribes, sin concesiones a las metáforas o al acontecer del contenido caprichoso que finges.
Pero, en fin. Me parece que no estoy haciendo justicia a la calidad del poema, hermoso en su cadencia y el inigualable final.
No me ha rendido el sueño como para releerlo, asi que aún estoy contigo, porque tuyo es el fruto que cosechas en cada comentario admirado y agradecido.
Un beso.

Miguel dijo...

Querida Olga, no ha salido publicado mi comentario. Te escribí al amanecer, echando un pulso a los más trasnochadores, un comentario extenso que no sé reproducir de nuevo.
El caso es que la súbita sorpresa de esta entrada me dejó in oh. Qué hermoso poema.
No puedo añadir más a los comentarios que ya has recibido. Ya sabes que, algunas veces, no sé lo que me digo. Pero, sí,un poco sé de esta sonda en las profundidades. Sigo aún cavilando.
Enhorabuena. Muchas gracias. Salud.

Antonio Azuaga dijo...

Es magistral, Olga.

Se lee con una especial fluidez, como si cada verso exigiera el siguiente y, entonces, apareciera el siguiente provocando igual exigencia. Curiosamente –me acabo de dar cuenta al escribir esto– es lo que pasa con las espirales: que parecen insatisfechas de cada vuelta y se hacen exigentes de un nuevo giro. Quizá por esto he dicho que es magistral, porque para mí un poema, o cualquier otra obra humana, es magistral cuando se presenta con la indumentaria que le corresponde por naturaleza, no por artificio. Y aquí, Olga, la armonía entre el decir y el cómo se dice no es un edificio que quiere parecerse a lo que en él vive, sino algo vivo y bello –la vida y la belleza son los sumandos de la verdad– a cuya semejanza no se puede resistir la arquitectura que lo encierra. Por eso, aunque pueda resultar paradójico con el destino de las espirales, estoy de acuerdo con Javier: es un "poema cerrado" y, por supuesto, "genial".

Un beso de un admirador más, aunque también desde hace más tiempo.

Olga Bernad dijo...

Miguel, ayer comencé parte de mis vacaciones y esta mañana he salido de viaje, por eso no he podido conectarme hasta ahora y he tardado a publicar tu comentario. Tengo una conexión bastante precaria pero, a cambio, muchísimas más estrellas que en Zaragoza;-)
No sé si esta noche estarás también por aquí, ojalá te llegue mi respuesta.
Gracias por estar siempre al otro lado.
Un fuerte abrazo, también de madrugada;-)

Olga Bernad dijo...

Antonio, tú siempre le das una vuelta más a mis palabras; es verdad, puede que el poema se alargase precisamente porque hablaba de espirales y todo se fue enredando, un verso con otro, cada idea con su palabra, y esa era la "indumentaria que le corresponde por naturaleza", puede ser. Yo lo único que sé es que fue un momento mágico, uno de los que te reconcilian con el mundo. Así de simplona soy, sólo eso necesito;-) Lo único que hice fue "escucharme" y apuntar. Fue sencillo y bonito. Tal vez debería haberlo guardado, pero ¿para qué? Tal vez hacer planes tenga que ver con traicionar el momento y, por tanto, el poema. Seguiría siendo algo bello, pero estaría menos vivo, o lo estaría de otra forma.
Que tú lo hayas leído me parece buen destino, que te parezca genial me parece una muestra de la benevolencia con que me miras. Y no, no te tengo por admirador sino por maestro:-)
Estoy a la intemperie, en plena madrugada, después de que todos se hayan dormido, conectada al invento este del internet rural y el cielo está lleno de estrellas y silencio. Hablar de poesía desde aquí es nuchísimo más fácil;-)
Un beso.

MªTeresa Gómez Puertas dijo...

No soy más vieja...simplemente soy más vivida... quédate con eso porque la manera mas elegante de contar los años es la vivencia.
¿Que decirte del poema? un regalo que nos haces en verano,demasiado bueno como te dicen en un comentario para estar en un blog (aunque sea el tuyo),pero hay tantos de estos buenos poemas en el blog que pierdo la cuenta.
Me gustaría poder criticarte uno solo ( y por pura y cochina envidia, lo confieso) pero no hagas caso a esta simple mortal tu ya eres inmortal y estas a años luz.
besos y muchas gracias de nuevo por ser tan generosa y compartirlo con nosotros.

Miguel dijo...

En cuanto a la precariedad del medio, ni te preocupes. Quién pudiera contemplar esas estrellas. Yo las llamo "puntos de gracia en el cielo" y Neruda a esta tierra iluminada por las estrellas, la llama "naranja nevada". No son muy de mi agrado, ninguna de las dos metáforas, pero siempre me acuerdo de ellas en una noche estrellada. Ay, Van Gogh o Shomberg y tantos artistas que lograron expresarla.
Querida Olga, esto no es un comentario al uso y entusiasta, sino ganas de compartir la madrugada en escasas líneas. Así que cada noche, viviendola, me acordaré de tí y este hermoso poema, sin otro referencia que mi propio gusto. Contigo galopo libre, tal como me has enseñado. Si no, jamás te hubiera escrito estas palabras. Espero que las recibas descansada, quizás desconectada, y sin la afectación literaria que las afea.
Mil besos para ti y tus seres
queridos. Que los niños encuentren actividades ilusionantes bajo tu mirada y la de tu marido, y seais felices.
La poesía ha blindado alrededor de tu corazón con grandes cualidades y un misterio indecible. Un don, que te hace afortunada y te protege.
Salud, amiga.

Cristian dijo...

Circulos, espirales ... Me permitiré decir que este poema lo has cuadrado ...

Nos vemos prontito ...

Olga Bernad dijo...

Tere, compa, sé que todo va ya muy bien y me alegro un montón. Me gusta mucho eso de "más vividas", jejejej Una verdad como un templo:-))) He podido conectarme ahora, anoche fue imposible. Pude publicar los comentarios pero no contestarlos. Eso hace el blog importante para mí, lo suficiente como para que sea un buen sitio para los poemas: el sitio donde vienen a leerlos mis amigos. Y, en muchos casos, el sitio que me ha hecho conocer a esos amigos. Más no le puedo pedir.
Eso de la envidia no me lo creo, y en cuento a lo de criticar... yo procuraré no dar motivos;-))) la verdad es que intento que las entradas sean buenas, y me alegra que os gusten.
Un beso muy fuerte y que la recuperación siga viento en popa.

Olga Bernad dijo...

Miguel, sí que estoy en precario, sí; frente a la tranquilidad de mi rincón en casa o de la conexión nocturna, ahora etoy rodeada de críos,cuñaos, sobrinas, niños, en el único trozo de las ramblas del pueblo donde la conexión es posible
(y no sé por auánto rato;-)
Gracias por esa lectura y ese cariño que siempre transmites.
Un abrazo.

Olga Bernad dijo...

¡Cristian! Que sepas que los visitantes han llegado sin novedad:-) Sólo nos faltas tú. Voy a cerrar porque todo el mundo me pone verde (son bastante contrarios a la tecnología;-), Gema te deja un beso y los demás un saludo.
No me había planteado nunca hacer poemas cuadrados, tal vez sea el camino;-)))
Por cierto, por aquí te reclaman para que hagas de taxista. Si vienes, te damos de comer, jejeje.

ana dijo...

No sé si lo has leído ya, pero por si acaso...

http://www.elplacerdelalectura.com/2010/05/andabata-olga-bernad.html

ana dijo...

http://www.elplacerdelalectura.com/2010/05/andabata-olga-bernad.html

Olga Bernad dijo...

Sí, Ana, lo vi hace un tiempo y lo enlace en la columna de la derecha. Me alegran mucho las lecturas ajenas, a veces se quedan más en lo anecdótico que en el fondo de la cuestión, pero las agradezco igualmente porque pueden animar a otros a leer el libro, y reconozco que eso me importa.
Gracias por estar al tanto.

Fernando Gonzalez Seral. fgseral dijo...

Hola Olga, aquí me tienes otra vez, gozando de tus poemas. He tenido un breve paréntesis, pero aquí estamos de nuevo, eso sí, más tranquilos, que aún queda verano con los críos.
Un beso.

Olga Bernad dijo...

Es la tercera vez que intento contestarte, este internet rural me lleva a maltraer. Es agradable ir volviendo a encontrarse, aún queda verano (y a mí incluso me quedan vacaciones;-))) Disfruta lo que puedas y te dejen... y gracias siempre por tu lectura y tus fotos.
Un beso.