lunes, 12 de octubre de 2009

Sevilla desde el Pilar



Han sido unos días muy intensos y todavía me dura la resaca de aroma sevillano. No visitaba la ciudad desde el 85, cuando tenía 16 años y la poesía no era para mí algo que escribir, sino mucho que vivir. Pero, igual que entonces, quería bebérmelo todo; e igual que entonces, lo he intentado.
Llegamos al hotel el jueves por la tarde, y rápidamente nos preparamos para la presentación en la Biblioteca Infanta Elena, en pleno parque de María Luisa. Llegamos al atardecer y enseguida nos encontramos con Javier Sánchez Menéndez, atento, tranquilizador, controlando todo. De repente, avalancha de presentaciones: Jesús Cotta, nervioso como yo; Juan Antonio González Romano, también inquieto a pesar de las tablas con los alumnos; Elías Marchite, un navarro de pura cepa, alegre, llano y tranquilo; luego se unió Miguel Agudo, al que tampoco se le notaba el nerviosismo. Antes de la presentación conocí también a Aurora Pimentel, ángel de la guarda que se desplazó desde Madrid; algunos navegantes de la red sevillanos con los que alguna vez he coincidido: Miradme al menos, Miguel Estrada, amigo antes de conocerle, Joaquín Alegre, José Luis Garrido
Comenzó Javier como maestro de ceremonias. Mi intervención fue la última, así que tuve tiempo de tranquilizarme, aprender de ellos e ir reconociendo entre la sala abarrotada más amigos: me hizo sonreír especialmente la presencia de José Miguel Ridao al lado de Angós, que me acompañó también en mi periplo sevillano.
A pesar del nerviosismo, disfruté de la intervención; el público, cálido como la ciudad, nos hizo sentir de maravilla.
Luego llegó la firma de ejemplares, se nos quedaron cortos y al final entregué hasta el que había guardado como recuerdo para Angós (pobre), pero no le importó. Sigo conociendo gente, ya más relajada, entre los comentarios del evento: Enrique Baltanás, José María Jurado, Antonio Rivero, tan jovencito y tímido…
Tomamos algo antes de cenar y vamos al hotel, una preciosa sala-biblioteca cerrada para nosotros. La noche fue estupenda, con Javier, Araceli y Marta, de la Fundación, y todos los autores con sus acompañantes. El chef, hermano de nuestro Ridao, se lució de verdad; el vino, el cava y la compañía hicieron lo demás. Por el sabio consejo de la mujer de Juan Antonio descubrí una maravilla llamada vodka caramelizado que va a ser un nuevo vicio en mi vida, estoy segura. Y es que siempre hay que aprender de los otros.
Me dormí como de niña, después de un día lleno de cosas maravillosas, levemente mareada por la bebida y los acontecimientos, feliz.
El viernes fue un torbellino: desayuno con Aurora en el hotel, que salía rápidamente para Madrid; unas pintas de cerveza con Antonio Rivero Taravillo, recién llegado de Liber, en un pub irlandés de la calle Alemanes, al lado de la Catedral. Comida y tarde con José Luis Garrido, guía y maestro por su Sevilla, paseos por el barrio de Santa Cruz que finalizaron en una terraza entre la calle Vida y el callejón del Agua. Cenamos con José Miguel Ridao y su mujer, Lola, y con su hijo pequeño, tan chiquitín que aún no puede separarse de su madre por cuestiones alimenticias. Se nos portó de maravilla, y eso que nos iban cerrando hasta las terrazas…
El sábado, un poco de turismo, muchas llamadas teléfónicas, visita tranquila a la Catedral y subida a la Giralda. Sevilla desde arriba, miles de fotos en mi corazón. Por la tarde, antes de partir, no pude evitar meterme diez minutos en un cíber, contestar algunos correos y descubrir esta entrada de Antonio Azuaga, siempre cerca, desde Sevilla también.
Por fin, la interminable noche de tren y la llegada de madrugada a Zaragoza, en plenas fiestas del Pilar recién estrenadas… Dejé el libro en la mesilla, esas Caricias Perplejas que tantas cosas han traído a mi vida. Pensé la palabra “gracias” antes de caer rendida y la volví a pensar al despertar. Gracias, gracias, gracias.

Olga Bernad

Nota: Os dejo unas fotos de la visita a Sevilla. Comienzan con una cerveza por beber, siguen con la presentación, una foto del final de la cena con todos los autores y sus acompañantes, otra del pub irlandés con Antonio Rivero Taravillo y José Luis Garrido, una más con José Miguel Ridao, Lola y su precioso bebé, junto a la Catedral en la noche sevillana… y una última un poco nebulosa, como el recuerdo, cuando la cerveza se ha acabado y queda la sonrisa, lo vivido y las ganas de volver.
Tengo un vídeo de dudoso sonido que, de momento, no se deja colgar. Seguiré intentándolo...








12 de octubre: Además de la entrada de Azuaga, dando una vueltecilla por la red he visto la de Juan Antonio, la estupenda crónica de Juanma, otra de Jesús Cotta y una nota de Europa Press que tampoco se deja enlazar.

13 de octubre: Alejandro Muñoz, hombre de palabra, ha paseado las Caricias Perplejas, tal como me prometió, por las playas del sur. Y me ha enviado una foto que lo demuestra. Quién estuviera allí...
José Luis Garrido escribe una estupenda reseña sobre las Caricias en su blog, Leyenda.
Mil gracias a los dos.

14 de octubre: La nota de Europa press se deja enlazar.

15 de octubre: Javier Sánchez Menéndez me envía fotos de mucha mejor calidad que las mías. Incluyo algunas.


17 de octubre: Por fin un amigo me ha convertido el vídeo en algo pubicable. Lo dejo como recuerdo, aunque se oye y se ve fatal.



Al ser tan reciente, la distribución en las librerías por las distintas ciudades españolas tal vez no ha llegado, pero la colección ya está disponible desde la página de la Fundación ECOEM: tan simple como ir aquí.

74 comentarios:

samsa777 dijo...

¡¡¡Bravo por el libro!!! Mañana mismo lo encargo: qué bien merecido.

¡Cuánto me alegro!

Fernando dijo...

y olé...

Joaquín dijo...

¡Cuidado, Olga, que Sevilla embruja! Tu poesía ya no será la misma, después de Sevilla...

P.S. Espero que en tu subida a la Giralda (la vista más hermosa de la ciudad) hayas aprovechado el ascensor Schindler que se instaló el año pasado (tarda en subir apenas un mínuto, hasta el campanario).

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Qué bien, Olga. Sabes bien cuánto me alegro. De haber estado cerca hubiera ido a veros y a compartir esas cervezas. Espero que pronto se dé la ocasión. Celebro la labor que hace ECOEM en favor de la poesía y, en especial, la de Javier Sánchez Menéndez. Que vengan muchos más. Un abrazo desde Flandes.

Olga Bernad dijo...

¡Francisco! Qué alegría. Tú encárgatelo, que tengo que vender alguno y no hago más que regalar;-)))
Pero conste que, aunque a Antonio ya le he enviado el suyo, tengo pendiente remitirle dos más dedicados, y uno de ellos es para ti.
No es un premiazo Hiperión como el tuyo pero es mi primer libro y estoy más contenta que nadie, es más bonito, de verdad, lo han hecho tan bien... (no es porque sea mío,jeje).
Un beso.

Olga Bernad dijo...

Fernando, ya estoy en casita, nos vemos pronto y te cuento todo, todo y todo... Cuidado con las fiestas del Pilar, que el sábado hay que estar enteros;-)

Olga Bernad dijo...

Joaquín, fue un placer conocerte. Es cierto que Sevilla embruja, espero no librarme nunca del sortilegio;-)
Qué tonta, subí a patita, jeje... pero no me importó el esfuerzo. Esa vista me la guardo en el corazón.

Olga Bernad dijo...

Querido Antonio, cómo me hubiese gustado. Sabes bien que tus palabras aquí, desde el principio, me han ayudado siempre. De igual manera, tu presencia hubiese sido un regalo. Pero nos resarciremos en el futuro, ya verás como hay más ocasiones.
Tengo pendiente un correo, a ver si hoy me centro...
Un beso que llegue hasta Flandes.

Juan Antonio González Romano dijo...

Tú lo has dicho estupendamente. La velada que compartimos fue maravillosa. Y ahora cuesta un pelín volver a la realidad. Eso sí, el vodka caramel ayuda en momentos críticos, ¿verdad?
Un beso muy fuerte.

Olga Bernad dijo...

Lo del vodka fue la leche, con perdón;-) Sabe a flan, lo juro, y hace el mismo efecto que el whisky.
Estupenda velada y un precioso recuerdo, así es.
Tengo la mente en Sevilla, y me voy a quedar hasta que pueda...
Besazo.

Ramiro Rosón dijo...

Olga, me alegro de que todo haya ido estupendamente, como se puede juzgar por la entrada de hoy. Me hubiera gustado estar allí, pero me resultaba imposible; el mar aísla mucho más de lo que se piensa.

Un abrazo desde el aislamiento insular.

Olga Bernad dijo...

Esas islas maravillosas nos alejan, pero la lectura está por encima de la distancia, y la intención también.
Me sentí acompañada por mucha más gente de la que estuvo, tú entre ellos.
Un fuerte abrazo.

Juanma dijo...

El vodka caramelizado es una asignatura pendiente que comienzo a tener con estos impresentables (Ridao, Cotta, Juan Antonio, Javier Sánchez...). Todo se andará.

Muchas gracias por tu referencia. La presentación fue muy interesante y entrañable. Y, bueno, ya veo que todo lo sucedió antes y/o después no le quedó a la zaga.

¿Sabes que Zaragoza es una ciudad que llevo absolutamente guardada en mi corazón?

Besos.

gbp dijo...

Cariño, qué alegría. Ya sabes como me hubiera gustado estar allí. Prometo que no me pierdo las futuras publicaciones.

Mil besos y enhorabuenas, (y a ver si me cuentas con mas detalle eso del vodka...)

Lola dijo...

Me encantó conoceros, estuvimos un rato agradabilísimo y mereció la pena incluso cuando al día siguiente a las 7 me llamaron de la guardia...:) Prepárate, que a la próxima ya estaré libre de lactantes (eso espero, toco madera), y vais a ver lo que es marcha...

Bueno, un placer estar con vosotros, estoy deseando leer el libro, os mando un beso muy fuerte

Olga Bernad dijo...

Bueno, Juanma, esa asignatura tienes que aprobarla, o al menos "probarla", cuanto antes. Si te vienes a Zaragoza, la prueba corre de nuestra cuenta, para que la sigas llevando en el corazón;-)))
Gracias a ti por asistir y por tu estupenda crónica. Es muy bonito que otros te cuenten cómo lo vivieron desde el otro lado. Para mí fue maravilloso antes, durante y después.
Y bienvenido por estas caricias, ya quédate.
Un beso.

Olga Bernad dijo...

Ay, Gemita, sister, hay unas cuantas personas que uno se llevaría a todas partes... Edimburgo está lejos como para tomar una avión cada vez que leo un poema, pero cómo te eché de menos. Lo hubiéramos pasado genial. Tampoco estarás en la de Zaragoza pero, cuando vengas en Navidades, te monto una presentación para ti sola: tú, yo y ese vodka con sabor a flan, jeje, prepárate.
Kisses y kisses.

Olga Bernad dijo...

Lola, por Dios, pero si no pudiste ni dormir tres horas... no tienen corazón. Angós te manda sus condolencias;-)))
Si a la próxima vuelves a estar con lactancias a cuestas, te vamos a dar un premio por levantar España tú solita (con alguna ayuda de Ridao,claro;-). Yo creo que deberíamos "abandonar" por una noche a todos nuestros hijos con los respectivos suegros y salir libres de culpa. Ya sabéis que os esperamos en Zaragoza cuando queráis.
Un beso a los dos (bueno, a los seis, especialmente a ese chiquitín, que espero no me guarde rencor por los flashes de la cámara;-)

Gemma dijo...

Felicidades, Olguísima. He disfrutado mucho leyendo tu crónica, viendo lo bien que lo pasasteis. Me alegro mucho de que la presentación haya tenido tan buena acogida. A eso lo llamo yo disfrutar de lo lindo. ;-)
Muchos besos

Olga Bernad dijo...

He procurado resumir pero no dejar nada fuera, lo tengo aún todo mezclado, me voy acordando de cosas...
Mejor beberse los acontecimientos, apurar las copas dulces, ya que tenemos también que beber las amargas.
Ha sido muy bonito, la verdad, y también lo es compartirlo ahora con los que estáis lejos.
Muchos besos, Gemma.

Alejandro Muñoz dijo...

Lo prometido es deuda, Olga.
Ya he comenzado a pasear Caricias Perplejas por El Sur. El domingo estuvo en la playa y le mostré a Agosto que la línea al límite del cielo sigue en octubre.
Me ha gustado mucho TODO. ¡No, es imposible! no he podido acabarlo.
A ti hay que leerte muy despacito.
Como no pude hacerlo en persona, te felicito aquí y ahora.
(Ya me gustaría saber hacerlo tan bien como Antonio Azuaga).

Olga Bernad dijo...

Gracias, Alejandro, veo que eres un hombre de palabra. Un honor que esas caricias se paseen por las playas del sur que a mí siempre me suenan a paraíso, a milagro de agosto, a lo que es nuestro por muy poco tiempo.
Bueno, quédate TODO... y sigue avanzando un poco más.
Tu felicitación es también muy hermosa, seguro que a Antonio le gusta (a mí me encanta, claro:-)

enrique dijo...

¿Aguantó Sevilla tanta belleza de palabra y obra?

Olga Bernad dijo...

Me temo que Sevilla aguanta lo que le echen, y en cuestión de belleza anda bien, bien servida;-)
Gracias, Enrique, siempre tan caballero. A ver cuándo vamos por Madrid, que la capital impresiona mucho a las chicas de provincias...

Anónimo dijo...

Me enteré tarde y no pude asistir: bien que lo lamento. Enhorabuena, Olga. Tienes, nada más y nada menos, que lo que te mereces: un libro de poesía (de momento) en papel. Me alegro enormemente.
Un beso.

Olga Bernad dijo...

Octavio, qué alegría verte por aquí (y más lo hubiera sido conocerte en persona: te tengo mitificado, la verdad, supongo que no te extrañará;-)
Muchísimas gracias por tus palabras. Una vez que está en papel, un libro ya tiene vida propia. Fíjate, el mío se ha ido a la playa mientras yo trabajo...
Un besazo.

Angós dijo...

Sevilla fue un sueño cumplido, como tu libro. Un honor estar contigo.

Olga Bernad dijo...

¿Un honor, Angós? Cómo me suena eso..:-))))
Sí que fue un sueño cumplido.
Gracias por estar.

Antonio Azuaga dijo...

Y ahora, como en el cuadro ese de Friedrich, “Caminante sobre el mar de niebla”, a seguir disfrutando del paisaje desde su cumbre, recordando también los momentos menos dulces de la subida, los más amargos de sus noches frías, para decirte a ti misma al cabo: mereció la pena, aquí era donde tenía que estar.

Un beso muy alegre por tu alegría.

P.S.: En cuanto a Alejandro, me parece que peca de modestia, sobre todo después de esa mostración, o demostración, de que “…la línea al límite del cielo sigue en octubre”. ¡Si eso no es felicitar con calidad y elegancia, que venga Dios y lo vea!

Olga Bernad dijo...

Pues sí, querido Antonio, cualquiera que alguna vez haya intentado escribir, sabe que los momentos dulces no son precisamente los que priman. Pero no importa, siempre he pensado que es una cuestión de humildad alegrarse por las cosas buenas cuando llegan, y compartirlas.
Sabía que la felicitación de Alejandro te iba a gustar, tanto como a él tu entrada (ya ves qué lista te ha salido la discípula;-).
Por cierto, tengo que pedirte una cosa, así que empiezo por mandarte un beso para captar tu benevolencia, y ahora te cuento...

Julio Castelló dijo...

Cómo se te nota disfrutar...
¿Y para cuando presentación en Madrid, para que disfrutemos nosotros? Lo estamos deseando. /-)

Olga Bernad dijo...

Ay, Julio, a mí se me nota todo... y la verdad es que he disfrutado. Me encantaría ir a Madrid, hay mucha gente a la que me gustaría conocer allí, entre ellos tú;-)
Pero estoy feliz por haber podido presentar la colección en Sevilla con todos los demás, y también por la próxima presentación en Zaragoza.
Anda, anímate y ven, que estamos muy cerca...

Alejandro Muñoz dijo...

Ya estoy de vuelta, Olga.
Octubre es así, nos da poco tiempo para el descanso.
Mil gracias a ti y a Antonio por vuestros amables comentarios.

Fernando Gonzalez Seral. fgseral dijo...

...con que cara de "gusto" bebes esa cerveza!!!, y lo bien que lo pasas.
A ver si contacto con Tere y Manuel, y quedamos para tomarnos otras.

Blackbird dijo...

Bueno querida,
ya has cumplido tus sueños... y en Sevilla.
¿Qué más te queda por hacer? Subirte tú también a los 14 ocho miles del planeta.
Bueno, bromeo como de costumbre, supongo que te dedicaras a escalar otras cumbres literarias (como las que dice Antonio) y aquí estaremos nosotros para ver tus fotos con los banderines.

Me quedo esperando la cita de Zaragoza, necesito una excusa para salir por la noche, ya sabes, para decir aquello de ¡anda! si hay bares abiertos a las doce.

Besicos desde tierra plana.

Olga Bernad dijo...

Alejandro, no te nos quejes, que esto de andar a estas alturas por la playa sólo te lo perdono porque llevas mi libro (qué guapo sale tomando el sol;-)
Gracias a ti por tu lectura, hombre, ese es el mejor regalo para mí.

Olga Bernad dijo...

Fernando,sí que disfruté, con esa intención fui; estoy intentando pactar con Tere un momento para reunirnos y entregaros el libro, avisaremos también a Manuel y repetiremos la escena de las cervezas, pero mejor fotografiada por vosotros;-)

Olga Bernad dijo...

Querido Black, espero que lo mejor esté por escribir, y que siempre haya gente con ganas de leerlo. Me alegro mucho de darte una excusa para salir por la noche (qué mayores nos hemos hecho, o qué pequeños son nuestros hijos, ag;-). Ya ves que la literatura tiene un sentido...
Besicos a mares para el secano.

lolo dijo...

Te veo sonriente y muy guapa.
Y lo has contado bonito, como si estuvieras aún nerviosa y emocionada.
No me extraña.
Parecéis una pequeña familia, dispuesta a cambiar el mundo con un puñado de dudas y belleza.
Felicidades, Olga.

ana dijo...

Desde la distancia informática, pero con la cercanía de la alegría...
... enhorabuena!!!!

Seguro que estos momentos son un tesoro enorme en el baúl de tu memoria. Y podrás regresar e ellos siempre.

La alegría sale a través de tus palabras, y nos contagia. Gracias.

Y de nuevo... enhorabuena!!!

Olga Bernad dijo...

¡Muchas gracias, Lolo!
Por lo de guapa (que nunca viene mal;-))) emocionada, sí; nerviosa, ya no. Pero tu comentario es precioso, me gusta lo que dices: un puñado de dudas y belleza, poco más.
Un fuerte abrazo.

Olga Bernad dijo...

Me alegro mucho de saber a través de vosotros que transmito lo que siento, es bonito verlo reflejado aquí y verlo también recogido en vuestros comentarios.
Estoy muy agradecida, de verdad, Ana.
Un beso.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Olga, lástima que no se pueda repetir ese día. Yo sigo aún en la nube. Hala, un beso.

Olga Bernad dijo...

No puede repetirse, pero lo hemos vivido y podemos recordarlo. Yo también sigo en la nube, me apetece. Y me da un miedo raro. La realidad siempre suele bajarte de las nubes sin contemplaciones, pero bueno, a veces toca bailar música dulce;-)
Un beso, y mucho ánimo con esa "reparación" que pronto será una anécdota.

María dijo...

Me alegra tu alegría, Olga. ¡Enhorabuena de nuevo!

Mery dijo...

Me uno tarde a las felicitaciones porque acabo de volver de viaje.
El jueves estuve mentalmente con vosotros y ahora que he visto este reportaje fotográfico y de palabra, no puedo menos que sonreir y alegrarme muchísimo por este éxito.

Un día glorioso, y los posteriores ídem. Menuda panda os juntásteis. Sevilla, efectivamente, brilló aún con mas luz.

Un besazo; continúa en esa nube todo el tiempo que te dé la gana, faltaría mas.

Juan Manuel Macías dijo...

Bueno, quién hubiera podido estar por allí. Un día os tengo que invitar el La Ardosa a una pinta wolf: mitad de oporto, mitad de Guinness. Es una transgresión, pero está rico rico. Para que no se queje luego el pianista de que no estoy a la altura de la leyenda :-)

Me alegro por todo, te lo mereces.

Mil besos Olga. Y nos vemos en Zaragoza.

Olga Bernad dijo...

Muchísimas gracias, Rocío.
Tengo mucha suerte, sentirse acompañada en lo malo está muy bien, pero lo bueno es mucho mejor cuando alguien es capaz de alegrarse contigo. Sois supergenerosos.

Olga Bernad dijo...

Que te acordases el jueves tuvo que ayudar, Mery; yo me sentí muy acompañada y, en el fondo, conocía a muy poca gente. Aunque la verdad es que el público de la sala fue muy cálido con todos, así las cosas parecen sencillas. Recitar los poemas propios en una sala llena es difícil: no exagerarlos, no maltratarlos, no traicionarlos... y todo se hizo fácil. Aunque lo de después fue mucho menos complicado, claro;-)
Guardaré la nube hasta que me dure, claro que sí. Luego, la recordaré.
Besazo, morena.

Olga Bernad dijo...

Ay, Juan Manuel, te eché muchísimo de menos. Porque aún no has visto el vídeo (a ver si lo comprimimos o aligeramos o lo que sea que se haga) pero seguro que no dije nada de lo que debía decir, yo es que no me llevé guíon y no me acuerdo muy bien (tengo ganas de verlo para ver qué hice, fíjate). La gente fue estupenda.
Acepto esa invitación para esa mezcla transgresora que no conozco. Da gusto aprender de vosotros (la incultura qué mala es;-) El pianista se apunta, ya verás, forma parte de la leyenda. ¿Irá a Madrid para la lectura de Juan? Como se junte el trío de las Vegas, acudo como sea...
Besos mil.

Ángeles dijo...

Que bien Olga, me alegra muchísimo que todo haya ido tan estupendamente, un poco de envidia si que te tengo, conocer a casi todos con los que disfruto tanto leyendo, es bueno no olvidar que detrás de las palabras hay personas. En que tenga el libro un café y me lo dedicas. Un besazo

Olga Bernad dijo...

Y tanto, lo virtual es real;-)
Muchas gracias, Ángles, a ver si es verdad, me alegró mucho saber que eras de Zaragoza... y nos vemos menos que con los de Sevilla;-) Concretamos cuando quieras.
Feliz vuelta al trabajo por la Uni.
Un beso.

Alfonso Carlos dijo...

Yo tambien me apunto a comprar tu libro Olga...muchisima suerte..seguimos en contacto.

un abrazo

Olga Bernad dijo...

Pues muchas gracias, Alfonso, dicen que el mejor amigo de un poeta es el que compra sus libros;-) Con esto de la crisis...
Espero que te guste, ya me dirás.
Un abrazo.

Máximo Silencio dijo...

Tu libro me está encantando. Genial canción has escogido para describir tu estancia en Sevilla...

Imagínate la magia que supone vivir donde puedes ver toda la ciudad desde una de las cornisas del extrarradio hispalense... yo ahora mismo la veo a través de la ventana de mi cuarto y me ha obligado a comentar este blog tan vivo.

Comente al fin...

Saludos desde Sevilla.

Isabel Barceló Chico dijo...

Enhorabuena, olga. Me he dado un paseo completo por tu crónica primero y por todas las demás que reseñas y llego a la conclusión de que fue una jornada maravillosa, que os juntasteis magníficos poetas y que esa nueva colección nace con una vocación de calidad que merece reconocimiento social y respeto. Y bueno, si además de todo ello disfrutaste de la compañía y amistad de amigos y colegas, creo que difícilmente se puede superar… Felicidades y disfruta mucho de este logro tan merecido. Besos.

Juanma dijo...

¡¡¡Salgo en una de las fotos!!!

Besos.

Olga Bernad dijo...

Antonio, me da mucha alegría que el libro te esté gustando y también que te hayas decidido a comentar. Me encanta contar contigo; como te dije en la presentación, creo que escribir así a los dieciséis años tiene mucho mérito.
Ay, esa canción, ahora la tarareo con mucho más conocimiento de causa;-)
Bueno, muy bienvenido por esta casa, y espero que vuelvas.

Olga Bernad dijo...

Isabel, siempre tan amable y atenta. Creo que, entre texto, fotos, enlaces (y mañana igual cuelgo el vídeo, cuando ya no lo vea nadie;-)la entrada está quedando un poco larga. Pero el acontecimiento lo merece. Me apetece tenerlo de recuerdo en una sola entrada, para luego seguir a lo nuestro, que es escribir.
Por cierto, esperamos tu libro...
Un beso, romana.

Olga Bernad dijo...

Juanma:¡identifícate! No nos dejes con este sinvivir, hombre;-))))

MªTeresa Gómez Puertas dijo...

Espero que el éxito te siente tan bien como esa cerveza,porque te lo mereces.
Un beso.
Estoy pasándome a limpio Encierrame en el sótano...magnifico como siempre.

Olga Bernad dijo...

La alegría sienta bien, pero ya hay que ir centrándose... empiezo a hacer planes y a pensar en lo que viene.
Ha sido precioso, ojalá hubieras estado allí, compa;-)
Un beso y gracias por esa libreta, un día te la voy a robar...

Miguel dijo...

Segundo comentario el que hago, después que un mal paso que me ha borrado el anterior. Recupero, de todas formas, la espontaneidad y el entusiasmo. Estoy recién llegado de Madrid: vacaciones para ver y ver, acudir a aquí y allí sin descanso, agotador... tus caricias en el AVE, lecturas robadas al sueño y compartidas durante las copas de la noche con algún artista sensible a este arte mayor que tanto y tan bien dominas. El caso es que hasta hora no he podido dejar constancia aquí del buen rato que pasamos TODOS en la presentación de la editorial y la lectura de cada poeta que aplaudimos a rabiar porque eran buenísimos, con todo el humor y la gracia que condesó la brevedad del acto. Yo no te quitaba ojo; y siendo tú la última en intervenir, sin ningún nerviosismo aparente, me dejé llevar al interior por tus versos como con ningún otro, y aunque no fuera el colofón premeditado del acto, a mí me lo pareció.
Bueno, Olga, me gustó mucho conocerte. Fué un encuentro tan breve como mi timidez me permitió entre las personas que te rodeaban, pero, al menos, pude saludarte y felicitarte y quedar encantado.
Espero que en Zaragoza, también sea un éxito la presentación, y que nadie se la pierda, de modo que podamos compartir luego los comentarios de uno y otro de la misma manera entusiasta.

Un abrazo muy fuerte, Olga. Que sigas disfrutando, como bien sabes.Hasta pronto. Salud.

Máster en nubes dijo...

Olga, he estado fuera andando, ya lo sabes, me he conectado poco esta semana, ya hablamos ayer en cualquier caso ¡cuántas novedades y todas buenas, qué alegría, Olga!

En fin, que ya sabes lo mucho que me alegro de este libro y de lo demás, el desayuno, eso sí, me supo a poco (no por el alimento, por el corto tiempo, claro). Me quedé con ganas de más, el curro manda a veces.

Repetiremos, espero. Zaragoza está a un tiro de piedra, pero sobre todo Madrid está a la misma distancia que Zaragoza, fíjate tú qué cosa más rara. Y queda fenomenal para un fin de semana, se me ocurre, vamos, sugiéreselo a A. a ver si os pasáis, digo yo, que no nos vamos a quedar los de Madrid sin que probéis algo similar -pero no igual- al vodka caramelizado.

No me llevé tu libro al Camino que empecé el sábado pasado, todo peso cuenta y entre el saco y las chanclas, chica, no veía yo a Caricias perplejas... ahora lo leeré con calma, mil gracias por la dedicatoria. Los otros también los tengo porque Javier me los mandó, no me atreví a hacerme con ellos por si eran pocos y le dejaba a alguien sin ellos, pensé que entre los 200 estaría yo quizás, menos mal, uf. Los voy a leer con muuuuuchas ganas, y poco a poco, saboreándolos (como el vodka caramelizado, eso).

Un abrazo, hermosa, y de nuevo felicidades

Aurora

(y cambia la foto, por favor, no la de la cerveza o el vodka caramelizado, ahí estás muy graciosa, de verdad)

Olga Bernad dijo...

Miguel, qué alegría, ya echaba de menos tu comentario;-) Oye, me encantó conocerte y que estuvieses ahí (te tengo localizado en una de las fotos). El sábado fue un día más tranquilo, pensé llamarte para tomar un café y vi que me había dejado tu teléfono en la carpeta, que estaba en la consigna del hotel bien guardadito en la maleta. Con lo tímido que eres, supe que tú no llamarías por no molestar; qué rabia, porque me hubiese encantado quedar por la tarde antes de irme para hablar más tranquilos. Bueno, habrá otras ocasiones. Me llevo un recuerdo increíble de Sevilla y del acto de presentación, fuisteis supergenerosos conmigo.
Ojalá la presentación en Zaragoza vaya igual de bien.
Me encanta que las caricias hayan viajado contigo a Madrid, todo eso les da vida.
Un fuerte abrazo, Miguel, y muchas gracias como siempre.

Olga Bernad dijo...

Querida peregrina, me alegro muchísimo de tenerte de vuelta. El desayuno me supo definitivamente a poco, así que tendremos que continuarlo en Zaragoza o Madrid, donde sea. De momento, disfruta de los libros con calma mientras descansas del camino.
Ay, las novedades, ahora que se me estaban pasando los nervios de Sevilla… en fin, informaré por aquí dentro de poco de algunas. Oye, y yo no sé qué foto quieres que quite, si salgo horrorosa en todas;-)))) Es lo que tiene no poder elegir, pero qué más da, así cuando te ven en persona sólo pueden llevarse una sorpresa agradable y no al revés, je. Pues espérate que cuelgue el vídeo (si se deja algún día) que estaré aun peor, menos mal que a estas alturas de entrada no lo verá prácticamente nadie.
Gracias por tus felicitaciones y por tu vuelta, condesa, siempre trae usted unas gotas de sangre azul a esta humilde morada.
Besos.

NINGUNO dijo...

Hola, Olga.. he llegado aquí y quiisera quedarme... me interesa la poesía que se hace por ahí.
¿Donde puedo encontrar tu libro?
Un saludo de Mariano Ibeas


http://desdeldesvan.blogia.com

Olga Bernad dijo...

Pues muy bienvenido, Mariano, quédate, claro que sí, tenemos sitio de sobras;-) Veo, además, que eres de Zaragoza.
Me alegro de que te guste la poesía, ojalá te guste mi libro. Sé que ya está en las librerías de Sevilla y algún amigo me ha dicho que también en Barcelona y Madrid. Creo que pronto lo tendremos por aquí, de momento está disponible en la tienda on line de la editorial: aquí.
Un saludo, paisano.

Triana dijo...

Que pena no haberte podido saludar, tan cerquita que has estado, vivo frente al Parque a la altura de la Plaza de España, pero me alegra muchisímo que tu estancia en mi Sevilla de mi alma haya sido tan grata. Un fuerte abrazo.

Olga Bernad dijo...

Una pena, Triana, hubiese sido una ocasión buenísima, pero habrá otras.
Preciosa tu ciudad y encantadora la gente. Fue más que grato, me llevo un recuerdo buenísimo.
Un fuerte abrazo para ti también.

veridiana dijo...

¡ Qué maravilla! ¡ Felicidades!

Solo te faltó comprar un sombrero en la tienda Cherubina, una encantadora prima mía, que te hubiera puesto aún más guapa.

Un beso

Olga Bernad dijo...

Pues la próxima vez se lo compro, que a mí me encantan los sombreros... y me hubiera venido muy bien mientras hacía cola para entrar a la Catedral.
La Cherubina será parada obligatoria, y le diré que voy de tu parte, para que me haga un descuento;-)
Un beso, guapa.

ONDA dijo...

AY Olga!
Seguro que pasaste por la casa dond nacio Adriano en la Calle Sierpes 32!
Te lo hubiera avisado o delante de los Jardines de Cristina donde se ubica un pequeño monumento con su busto.
Envidia me das con mi enhorabuena por todo lo que cuentas, tu obra, tu compañia, y tu complicidad con Sevilla.
Un fuerte abrazo

Olga Bernad dijo...

No comprendo cómo se me quedó este comentario sin contestar, por Dios, por Dios, claro que pasé por la calle Sierpes, nos la pateamos enterita por la noche con José Miguel y Lola y su chiquitín... tengo que volver a Sevilla para hacerle una foto a su casa, y al busto.
Me he releído hoy esta entrada, y qué bonito se ve con un poco de distancia. Qué días más estupendos... En fin, un abrazo, Ignacio, aunque ya no sé si leerás esta contestación;-)