sábado, 1 de agosto de 2009

Espíritus del vino

Melancolía alcohólica de nueva madrugada,
acerada en su fragua de licores.
Un espíritu lento siento alzarse
mientras el mundo gira más que nunca
y olvida las renuncias, suspendiéndolas
de la frágil cordura evaporada.
La larga caravana del arrepentimiento
se ha detenido ahora bajo el cielo.
Reina la luna en el desierto grave:
la noche se ha encantado,
marca su territorio con estrellas,
hogueras vivas, altas y felices.
Por el caliente aliento del verano,
la irrealidad afina sus contornos.

Una parte de mí salió volando,
-rápida como un pájaro-
sedienta como siempre pero alegre,
con su porción de eternidad en las alas.
En los ojos la luz del vino oscuro,
la turbia niebla sobre la conciencia;
decir entonces sí, te amo entonces,
puedo besar los labios que no importan.
En la noche encantada, los arqueros
tienen también el brillo inmaculado,
incauto y misterioso de las presas.

Abre la puerta azul del cuarto negro,
ven conmigo al deseo y después deja
que a todos nos absuelva su inocencia.

Olga Bernad

Actualización del 12/08/2009:
Hace unos días me encontré con un regalo en la red, una maravillosa fotografía de María Teresa Gómez Puertas. Volvió a recordarme cosas inolvidables. Pasen y vean, sus fotos son fantásticas.
(Gracias, Tere).
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Hace un año: Mil gracias, Las reglas del desierto.
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58 comentarios:

Manuel Arribas dijo...

Me recuerdas con estos versos.
"hogueras vivas, altas y felices.
Por el caliente aliento.."

de un vino apretado en una bota de piel negra, que corre de mano en mano para terminar en paladares varios, de gargantas ajenas y lenguas alborotadas...
sucedía en las luminarias de San Juan allá en mi Soria querida

colorprimario dijo...

Hermosa forma de regresar. Seguro que este poema envejece como el buen vino que a algunos se nos sube vertiginosamente a la cabeza.


Salud...

D.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

El último verso es genial.

UN abrazo escocés.

Mery dijo...

Hay mucho en estos versos que me parecen cercanos.
Los he leído un par de veces, como suelo hacer con tus textos, porque en la primera lectura entiendo que algo paso por alto entre tanta belleza.
Buenas noches en esta noche menos melancólica que otras.
Un beso

Olga Bernad dijo...

Ay, Manuel, creo que los espíritus del vino hacen que todas las tierras se parezcan;-) Yo pasé también un verano por tu Soria querida, muy cerca de la Laguna Negra… Cómo deben brillar por allí las luminarias de San Juan. A ver si al año que viene las inmortalizas en una de tus fotos.
Abrazos.

Olga Bernad dijo...

He regresado esta tarde y dudaba con la elección del poema. Al final he colgado el más reciente, el que escribí ayer. Hoy he salido de cena, y toda la noche he tenido el poema rondándome la cabeza. Ahora, de madrugada, volver al blog es como compartir el vino de una extraña manera.
Salud, Diego.
Por las noches de verano y por ti.
Gracias por venir;-)

Olga Bernad dijo...

Javier, la poesía tiene que llegar hasta el final. No puede perderse por el camino. Ya sabes cómo me gusta intentar “rematar” como Dios manda, así que muchas gracias, majo;-)
Un abrazo muuuy escocés, muy veraniego y muy nocturno.

Olga Bernad dijo...

Mery, me gusta que los versos te parezcan cercanos y que, a la vez, los leas varias veces. Es como reconocer perfectamente algo que tampoco acabamos de atrapar. Ojalá cada lectura te deje un sabor nuevo, como el buen vino, como las repetidas noches de verano.
Es una borrachera de melancolía, pero la melancolía es muy dulce a veces, ¿no?
Ésta lo es.
Un beso, morena.

José Miguel Ridao dijo...

Noto cierto acento singlemaltés en los seis primeros versos y en general en todo el poema, no sé si son cosas mías;-). En cualquier caso te sienta bien, y también te sienta bien el mes de agosto, veo que te lo estás bebiendo a tragos largos, como creo recordar que decías en un poema de hace un tiempo. Haces bien, tú que puedes.

Muy buenos versos, como siempre. Me gustó especialmente "puedo besar los labios que no importan", marca de la casa.

Un beso, Olga, sigue disfrutando de tu verano.

Ramiro Rosón dijo...

El poema es una buena anacreóntica, un buen canto a las noches veraniegas. Bajo la influencia de los espíritus del vino y del cielo estrellado, se produce la liberación de las pasiones; no en vano los griegos invocaban con el adjetivo “libertador” (“eleutherios”) a dos dioses que a menudo van cogidos de la mano: Dionisos y Eros. Ambos iluminan las sombras de la noche, como las “hogueras vivas, altas y felices”, que inevitablemente recuerdan a las de san Juan.

Saludos cordiales.

Gemma dijo...

Qué bueno que esa melancolía convocadora de irrealidades de contornos afilados sea capaz de lo más necesario: suspender las renuncias de la fragil cordura evaporada (¡qué verso!) y poder besar así "los labios que no importan"...

Un megabeso

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

El verso "puedo besar los labios que no importan" me ha recordado al nerudiano: "Puedo escribir los versos más tristes esta noche". Adenás de por el comienzo, por asociación besos (tuyos) - versos (suyos). Veo que sigues en forma, a pesar de que otros estamos sin neuronas.
(Por cierto, ¿se presentará tu libro antes de octubre?).
Un beso.

Fernando dijo...

la sensación del equilibrio justo entre el deseo y el que más da...labios donde perderse una y otra vez ajenos al mundo...besos.

María dijo...

Un brindis con un buen vino por estos versos. Por esos espíritus que nos poseen de vez en cuando, que nos encantan, que nos "afinan los contornos" y desdibujan los límites...

Chin chin!

María dijo...

Ay! Qué pena... mi comentario se ha perdido en el ciberespacio... Y yo que me había explayado...

Bueno... resumo: Un brindis por esos espíritus que desdibujan los límites y "afinan los contornos". Chin chin!

Olga Bernad dijo...

Ridao, qué madrugador eres. Así me gusta: formalidad;-)
Me ha encantado eso del acento singlemaltés, jeje, pero la verdad es que ayer nos cerraron los bares . Hacía mucho tiempo que no nos pasaba ; y hoy, incluso ese acento me hace daño. Lo de “sentar bien” es muy relativo, te lo aseguro;-)
Aunque los poemas tienen su propio territorio, que no es solamente el de la realidad, siempre son verdad. Y, sí, intentaremos seguir bebiendo a grandes tragos este agosto que se escapará de todas formas, como hacen todos.
Un beso para ti y toda la tropa (a la mía me la traen en diez minutos, ay)

Olga Bernad dijo...

No me extraña nada que los griegos hicieran semejante cosa, Ramiro: cantar a los espíritus del vino y unir de la mano a Dionisos y Eros;-) Parece que ese soplo libertador que movía el pecho de los hombres antiguos, unido al cálido viento del verano, produce la melancolía más dulce; no me digas, habría que tenerlo de piedra para no sentir algo;-)
Saludos y mil gracias por tu lectura.

Olga Bernad dijo...

Cómo se afila la irrealidad en todos los paraísos artificiales, Gemma, qué precisa puede ser la confusión a veces… y cómo se desdibujan las renuncias entre sus vapores.
En fin, yo sólo me he inspirado en la sensación, of course, y, si acaso, en el recuerdo;-)
Me alegro de que te hayan gustado esos versos.
Megabeso de vuelta hasta Berlín.

Olga Bernad dijo...

Antonio, qué enorme verso el de Neruda. Aunque mi preferido es aquel “dulce jacinto azul torcido sobre mi alma”, que se parece más a lo que siento ahora. Sobre mi alma (o más bien sobre mi cabeza) llevo un jacinto torcido que pesa un poco… pero tengo todo agosto para enderezarlo, jeje.
Ay, tu pregunta sobre el libro me hace pensar que por fin te vas en octubre por esos mundos, ¿me equivoco?
Me alegro mucho por ti, pero me da pena que no puedas estar en Sevilla para entonces… Tenemos que hablar de eso. Te mando un correo en cuanto funcionen mis neuronas;-)
Un beso.

Olga Bernad dijo...

Fernando, me ha encantado eso del “equilibrio justo entre el deseo y el qué más da”. Me lo quedo;-)
En la madrugada de ayer, recién llegados a Zaragoza, paseamos cerca de la Campana y comentamos que ya se echan de menos esas veladas.
Nos vemos pronto, el verano es siempre un soplo demasiado breve.
Un beso.

Olga Bernad dijo...

No se ha perdido ese brindis, Rocío, así que lo tengo por partida doble;-)
Uno te lo acepto con zumo de naranja (estoy desayunado, qué desastre) y el otro me lo guardo para esta noche, que me ha gustado mucho;-)
Chin chin, guapa, salud!

BB dijo...

Alberto Cortez lo expresó asi:
"Si señor... el vino puede sacar
cosas que el hombre se calla
que deberían salir,
cuando el hombre bebe agua.
Va buscando, pecho adentro,
por los silencios del alma
y les va poniendo voces
y los va haciendo palabras..."

Y eso logró ese vino, que se
bebió con amigos, en una noche
de estrellas, en que las penas
se guardan, le puso voz a las
tuyas y las covirtió en palabras...
¡Hermosísimo!
Un beso,
BB

Olga Bernad dijo...

No conocía esa canción, BB, pero la buscaré. Muchas cosas hace el vino, (no siempre buenas:-), igual que el deseo no es siempre inocente, pero el poema se queda con esa parte a la vez tan oscura y tan brillante del vino, la noche,el verano,los amigos,los amores, el deseo... Hay noches que da gusto estar vivo:-)
Muchas gracias,BB, por la canción y las palabras.
Un beso.

MªTeresa Gómez Puertas dijo...

Bebo de ese vino que nos ofreces y se me antoja dulce porque también yo "puedo besar los labios que no importan" y los que importan también.
Gracias por emborracharnos con tu poesía.
Una admiradora beoda.

Olga Bernad dijo...

Los que lo merecen son los que importan, pero a veces el espíritu del vino nos situa, como decían por arriba, en el equilibrio justo entre el deseo y el qué más da. No se habla de nada nuevo porque no hay nada nuevo bajo el sol (ni bajo la luna;-) pero la poesía te permite soltar ese pájaro: la manera propia de sentir.
Me encanta tu admiración beoda para un poema un poco mareado.
Gracias por venir a compartir la borrachera de verano, compa.

Angós dijo...

Es precioso.
Cualquiera ha sentido algo parecido o puede entenderlo pero nadie lo nombra así.

Olga Bernad dijo...

Seguro que otros lo "nombran" mejor, Angós, pero nadie lo siente así, cada sentir es parecido y único.
Decirlo es compartirlo y volverlo más verdad de una manera rara, como hacerle una extraña foto a una sensación. No sé bien cómo explicarlo.
Pero gracias, eso sí lo tengo claro;-)

Ángeles dijo...

Casi siento la turbia niebla, pero no para decirte que es precioso.
Un beso

enrique dijo...

IN VINO VERITAS, dcían los clásicos...

Máster en nubes dijo...

Huy... cómo me ha gustado, por Dios, en la distancia y con tinto (no de verano, del otro), brindo, y que vivan los espíritus, hic.

Un abrazo (y que en cada texto siempre tengas las palabras justas, que no te pases ni una, que no falte ni una, joé, Olguita, eres la pera).
Aurora

BB dijo...

Olga: Lo de Alberto Cortez, no
es una canción, sino un poema,
que él recitaba acompañándose
de su guitarra. Lo escuché, en
persona, acá en mi tierra, en
casa de amigos entrañables.
Es hermoso.
Un beso
BB

gbp dijo...

"En los ojos la luz del vino oscuro"

Me encanta el poema y este verso sobre todo.
Enhorabuena, cariño, te están sentando muy bien las vacaciones.

Besitos.

Olga Bernad dijo...

Ángeles, muchísimas gracias, me gusta llevar de la mano a otros hacia esa niebla o cualquier otra. Supongo que es una de las razones por las que escribo.
Por cierto, ¿te das cuenta de lo cerca que estábamos? La misma ciudad, trabajábamos en el mismo sitio e incluso hemos pasado muchas vacaciones muy cerca… y nunca habría sabido de ti de no ser por el blog. Qué cosas.

Olga Bernad dijo...

In vino veritas, cierto, Enrique.
Y necesitamos la verdad más que el agua. Ya decía Séneca “non faciet ebrietas vitia, sed protrahit”.
Seguro que tú tienes muy buenos tragos;-)

Olga Bernad dijo...

Lo de las palabras justas, qué difícil, Aurora. No pasarse ni una, que tampoco falte.
Gracias, es lo mejor que podías decirme.
Oye, tenemos pendiente una conversación larga con un buen vino, y que vengan los espíritus que quieran;-)

Olga Bernad dijo...

Vaya, BB, qué veladas por tu tierra: vino, amigos, poetas y guitarras… sabéis cuidaros, indudablemente;-)
Pensé que era una canción que yo no conocía. Sorry.

Olga Bernad dijo...

Gema, yo también elegiría tal vez el mismo verso.
Pero este poema beodo va a parecer sobrio comparado con el que escribiré cuando tú te vayas. Ya me está dando pena, con lo bien que escribes desde teclados con ñ…

Miguel dijo...

"En la interior bodega de mi Amado bebí..." Te puedo asegurar, Olga, que no hay otro vino igual. Como en las palabras de Rimbaud: "Los verdaderos artistas son los santos..." Yo mismo reposo la cabeza sobre la barra de mi bar habitual, acompañando a algún parroquiano que acaba su jornada lamentando su suerte, sin ganas de reponer fuerzas antes de algunos tragos.
"La pureza ensismismada" que mencionabas en uno de tus poemas, no es cuestión de santos o poetas. Cualquiera se enamora, sin menosprecio de su circuatancia, potencialmente despierto, del néctar por su garganta en un rato de soledad y silencio.

En fin, Olga, he leido tu poema varias veces porque me ha gustado. Hay que tener valor para perder el ganado, quedarse perdida y balbuciendo. Qué afortunada eres de sacar de adentro estos versos. Lecturas como estas me hacen amar la poesía. La última revolución pendiente es el desafío de conocerse a sí mismo; y mira que viene de antiguo... no te preocupes, que la poesía puede llenar un estadio entusiasta, tanto como el silencio elocuente de las multitudes pendientes de su corazón. Ya está ocurriendo...
Uy, me he alargado. Precioso poema. Muchas gracias por compartirlo.
Salud.

Iseo dijo...

Bueno, ya veo que eres incapaz de estar todo el verano sin tu blog. La verdad que me he metido sin esperar encontrar algo nuevo y me ha sorprendido. Dos entradas nuevas desde que me fui de vacaciones (como te puedes imaginar, ya estoy de nuevo en el trabajo, a pringar todo el mes de agosto), y por lo que veo tus seguidores tampoco descansan. No me extraña. Si es que merece la pena solo por el título (me encantan los títulos que eliges). Y del poema qué te voy a decir, al igual que con el vino, con el primer verso me emborracho, imagínate con el último... Muuuchos besos, disfruta del verano y ya darás señales de vida, que yo estoy aquí todo el mes (cuando quieras un café ya sabes)

Olga Bernad dijo...

No te preocupe el alargarte, Miguel, escribe lo que tú quieras. Me ha gustado esa conversación de versos;-) Creo que sí, que alguna vez hay que saber perderse y que en ello hay más pureza que en la fiscalización permanente y calculada de nuestro ganado. Pero también hay mucho que perder. Mejor no hacer cuentas. Mejor no hacer nada a veces, sólo dejarte llevar, sólo escribir lo que te nace y compartirlo con quien quiera. Ya que has cerrado tu blog (espero que circunstancialmente), me alegro mucho de que sigas viniendo por aquí y así podamos seguir haciéndolo.
“Lecturas como esta me hacen amar la poesía”. Eso he sentido yo a veces, exactamente eso, y me parece milagroso que alguien me lo diga a mí. Mil gracias, Miguel.
Salud.

Olga Bernad dijo...

¡Iseo! Qué alegría. Ya avisé de que dejaba las caricias al ralentí, sólo escribiré cuando me muera de ganas, pero alguna entrada más caerá, seguro, antes de septiembre. No puedo evitar acabar escribiendo: de las ermitas, del vino y creo que siempre de la sed. En fin.
Muchos besos y muchas gracias (sobre todo por lo del título, me encantan los títulos como género, ya lo sabes, hay quien ni eso sabe poner hasta que no le dan la idea;-)
P.S.: Yo también estaré en Zaragoza todo agosto, salvo los fines de semana, aunque no vuelvo al trabajo hasta el 17. El 12 se va Gema, así que, con tu permiso, me acercaré a llorar;-)

Antonio Azuaga dijo...

Me he perdido mucho desde el silencio, pero no tanto como para no reencontrarte en tu palabra. Mr. Hyde, ya sabes, desconecta de todo y, a veces, se encarama a su columna como San Simeón, el estilita, ése que se pasó casi cuarenta años no sé cuántos metros por encima del mundo. Pero yo no tengo tiempo para tanto tiempo. Así que, de vez en cuando, no tengo más remedio que volver… Por si pasa algo… Por si algo ocurre que merezca la pena…

Y, mira tú, pasaba “algo”: pasaba un espiritual “don de la ebriedad”… O se derramaba desde la luna, que es una bodega nada “oscura”, pero bastante agridulce.

¿Qué te puedo decir que ya no te hayan dicho…? Me embota la costumbre del silencio. Sólo puedo brindar con Vega, con Albireo, con Andrómeda, con la Luna… por esa delicia, que emborracha tanto, de tu verso.

Besos.

Olga Bernad dijo...

Yo sé que nunca te pierdes del todo, aunque a veces te alejas mucho. Pero, bueno: yo creo que nuestra amistad está unida por un hilo muy largo; si te pierdo de vista, daré un pequeño tirón;-) Las vacaciones son, además, una época incierta donde todos andamos un poco más lejos de los lugares acostumbrados.
Bromas aparte, leo tu segundo párrafo y te reencuentro con toda claridad. Siempre siento el mismo chispazo de algo parecido a la felicidad cuando un poema mío te sugiere palabras así: un espiritual don de la ebriedad que se derrama desde esa bodega nada oscura de la luna, sí, que es tan agridulce. Toda ebriedad tiene algo dulce: el olvido y la entrega. Y algo agrio: cosas que no acabamos de olvidar. Tus desconexiones o mis borracheras espirituales, espirituosas y espiritistas seguro que tienen notas parecidas, aunque un fondo de paladar distinto porque cada vino tiene sus propios espíritus.
Gracias por venir a beber de éste, por brindar con estrellas rompientes, con la luna y conmigo.
Salud, Antonio.
Un beso.

Isidro Hernández dijo...

Me gusta -saboreo- esa parte del poema en que algo de ti se aleja volando "rápida como un pájaro" con esa porción de eternidad en el vuelo. También el momento final en el que el vino enajena la conciencia hasta el punto de perder el control y abrir la puerta a la posiobilidad de besar "los labios que no importan"... y vender nuestro cuerpo al mejor postor, como si se tratara de una ofrenda al espíritu del vino. ¡Ah, vino de la buena vida, arrebátanos!

Olga Bernad dijo...

Hola, Isidro, bienvenido por aquí.
Me encanta la palabra "saborear" referida a un poema. A mí también me gusta esa parte y esa sensación tan corporal y a la vez tan "mística" de dejar escapar una parte de ti. La embriaguez facilita esos tránsitos. Pero cualquier ofrenda al espíritu del vino es eso: ofrenda. No se vende a ningún postor, se regala;-)

Me alegra mucho que incluso en verano, cuando parece que la blogosfera está "dormida", aparezca gente nueva que no conozco. He echado un vistazo por tu blog y me ha gustado, me pasaré más despacio.
Saludos.

Miguel dijo...

No sé si alguien ha comentado tu poema en estado de embriaguez. Yo sí. Bastante cargadito me voy a la cama. El poema es bellísimo. Yo también considero que la inocencia es lo único radical. Me encantan los primeros versos. Me dejé llevar. Tu eres poeta, aparte de tu buen oficio. Pero te necesito sin ningún lucimiento, hasta las piedras gritarían si callasen tus admiradores. Estás tan viva, que sondas y socavas mis propios versículos inútiles como una fuente de asma.
A estas horas de la madrugada, me han llamado la lectura de tu poema y la compañía de los que agotan la soledad sin reservas, acompañados de una copa... Muchos besos, Olga, y muchas gracias. Salud.

Olga Bernad dijo...

Miguel, no sé si leerás ya mi comentario esta noche, o estarás durmiendo el sueño de los justos. Yo estoy de guardia (ya salí la otra noche, y mucho la semana pasada;-) La verdad es que en esta etapa de mi vida salgo mucho menos y escribo mucho más. Pero escribir también es “salir” de uno mismo, hacerlo a veces con dolor y otras con alegría. Que luego a alguien el resultado le parezca “bellísimo” es suficiente. El lucimiento o el encanto sólo pueden tenerlo los poemas que son los que hablan cuando otro lee. A veces leemos un poema y nos “llama” por nuestro nombre, como si nos conociera. Si eso es lo conseguido, me siento feliz.
Pero no agotes la soledad acompañado de una copa. Las copas, mejor en compañía y como celebración.
Gracias a ti por tus palabras y por su espíritu.
Un beso y a cuidarse;-)

Sergio Astorga dijo...

Olga, ¿qué adonde van esos corredores? a las salas de las casas o a los laderas de lo monte. Las cabelleras del vino es cierto, la inocencia nos absuelve.
Bella caricia del espíritu del vino.
Abrazo rojizo.
Sergio Astorga

Olga Bernad dijo...

A las laderas de los montes, aunque sean imaginarios. Esos espíritus no son como el de Katie King, domésticos y falsos, para entretenimiento de burgueses. Son ciertos y salvajes, delicados, buscan dioses y encuentran hombres y labios que besar.
Sólo su inocencia puede absolvernos a nosotros, siempre culpables de algo.
Un abrazo, Sergio.

Olga Bernad dijo...

María Teresa Gómez Puertas, una excelente fotógrafa de mi ciudad, integrante del Círculo Fotógráfico de Aragón, a la que conocí por el blog, acaba de dejar una maravillosa fotografía dedicada a mí.
No puedo modificar la entrada hasta que no vaya a un cíber para dejar una referencia de su entrada en la mía, ni incluirla en mis Caricias Ajenas (ya muchos lectores están al tanto de mi desastrosa conexión a internet), pero sí he querido dejar constancia, de momento, en este comentario.
Gracias, Tere, compa. Tú sabrás de dónde te sacas ese instinto, pero ese reflejo en el agua, tan parecido al de la Casa Matheus (que recuerdo con tanto cariño), tiene una diferencia fundamental con ella: la estatua está erguida, ha sacado la cabeza del estanque de reflejos en que sólo soñaba. Si eso es bueno o malo, yo no lo sé, pero así me siento ahora.
Animo a mis lectores a que vayan y miren, hay muchos y muy buenos momentos fotográficos atrapados en tu bitácora.
Un besazo.

Blackbird dijo...

Delirium. Esos minutos de chispa en que te comerías el mundo si te dejaran, cuando el optimismo vital sale por todos tus poros. Y yo aquí sentado en mi Cadillac (es un decir) y aunque no haya ninguna rubia al lado y a pesar de todo, el mundo es bonito, la noche es bonita y hasta los políticos podrían ser unos grandes tipos si les dejaran; y viva el vino que tiene Asunción y la madre que le parió…

¡Ah!, como se nota que has estado de vacaciones.
Besicos y gracias por tu poema.

Olga Bernad dijo...

Delirium. Quizá la embriaguez adecente un poco el mundo, como la bondad, pero supongo que peor;-)
Siempre quise ir a L.A, mi Black; sin embargo, me temo que no he estado, aunque una parte de mí salga volando, rápida como un pájaro, y viva así las cosas. Esa "alegría" no es siempre optimismo, pero sí son ganas de vivir. No sé, en un poema cuesta mucho menos "explicarse".
Gracias a ti siempre por tu compañía.
Besicos.

Maria Luisa dijo...

Querida Olga-
He tenido que interrumpir mis vacaciones por un motivo triste. He colgado en mi blog un pequeño texto explicando el motivo.
No he querido irme otra vez a terminar las vacaciones sin leerte y decirte que te quiero.
¡ Que haría sin vuestros poemas, poesías...!

Un besazo.

Olga Bernad dijo...

Luces y sombras, María Luisa.
Lo lamento muchísimo.
Un besazo, Reina.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Maravillosas hogueras en lo alto y estupendos arqueros. Oscuridad e inocencia juntas. Yo también he sentido ese deseo imposible, pero no había reparado en ello hasta que te he leído. Un beso.

Olga Bernad dijo...

Oscuridad e inocencia.
Ahora que el final de julio ya se aleja, la embriaguez del verano irá dejando paso a la razón de los días laborables. No sé a dónde se irán a vivir los deseos imposibles...
Gracias, Jesús.
Un beso.

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Eres poeta, por los siete costados, porque el siete es el número mágico... solo el último verso te da la máxima calificación...podría hablar de esta poesía una hora larga...pero no es el sitio...sirvate solo pues mi más rendida felicitación desde Zuhaitz-Ondoa de azpeitia

Olga Bernad dijo...

Poeta por los siete costados;-)
Eso sí que no me lo habían dicho.
Puedes hablar todo lo que quieras, para eso esta el blog.
Bienvenido (otra vez) y saludos para Zuhait-Ondoa.
Me encanta que se incorpore gente nueva.