martes, 27 de enero de 2009

Feliz donde no hay nada

No sé de dónde sale la nostalgia
que me inunda los ojos y las letras.
Creo que soy feliz y, sin embargo,
dulcemente me envuelve
la certeza más fría:
sé que nada me importa algunas veces.
Como un niño siniestro,
inocente y perverso en el desorden,
sonríe desde lejos la locura.
¿Y por qué a mí? Si yo esperaba mayo
y miraba las manos de la gente.
Vi a una mujer bailando entre los coches.
Los demás se reían.
Tengo miedo a bailar entre los coches.
No quiero ser feliz donde no hay nada.
Yo quiero la insistencia de los lirios
y también la conciencia y la crudeza,
olas de rabia y miel sobre mi pecho.
Siempre lo quise todo, ¿lo recuerdas?
Y quiero ser capaz de soportarlo.
Aunque todos sabemos que tendré que elegir
entre la risa absurda de esa vieja
y los gestos más tímidos que veo en otros rostros
(pero es la misma triste risa vieja,
la enloquecida venda que salva tantos ojos)
o la certeza mucho más absurda
de saber que no hay nada,
que toda salvación es una venda
y que, si en este instante
fuésemos condenados para siempre,
no pasaría nada.

Actualización del 30 de enero de 2009:
Para olvidar la nada, nada mejor que un paseo con amigos.
Mil gracias a Antonio Rivero Taravillo por dedicarme su entrada y llevarme a Edimburgo .
Y os quiero invitar también a vosotros, a los que habéis padecido mi nada con generosidad. Lo bueno hay que compartirlo.

Olga Bernad

51 comentarios:

entrenomadas dijo...

Bellísimo poema.
Gracias por tu visita y que bien que hayas tenido a Túa Blesa de profesor,

Un saludo,

Marta

Olga Bernad dijo...

Pues, chica, me ha hecho mucha gracia. Hace poco vi las fotos de la presentación del libro de F. Sarría (a quien conocí gracias a una visita que hizo a este blog, para que luego diga Túa..:-)y le veo de presidente del jurado, y hoy te veo a ti recopilando frases suyas. Le recuerdo con cariño.
Muchas gracias por tus palabras sobre mi poema. Cuánta gente de la que no sabía nada en mi propia ciudad.

Martín Martínez dijo...

Olga: creo que tienes más que las dos opciones que apuntas en el poema. Pero si realmene lo sientes así, pues que sepas que pasé por aquí y dejé este comentario breve, que quiere ser también un acompañamiento.

Olga Bernad dijo...

Hablar de mí es una cosa, Martín, y explicar un poema es otra. No puedo explicártelo. Ya lo he escrito, no sé muy bien si lo siento exactamente así,o siempre así o sólo a veces así. En ese momento era así.
¿A ti te gusta el poema?
A mí me gusta tu acompañamiento.
Mil gracias.

Jesús Cotta Lobato dijo...

El poema me cautiva hasta "miraba las manos de la gente". SOn unos versos preciosos. Luego, a mi parecer, el poema se pierde un poco hasta que los tres últimos versos dan un buen remate. ¡Yo esperaba que hubiera al final un poco de luz! Pero, aunque triste, me ha gustado.

Juan Manuel Macías dijo...

Dos poemas enormes en tan pocos días es un lujo, y lo mejor para mi gripe. Las musas trabajan a jornada intensiva en esta casa :-). "Yo quiero la insistencia de los lirios" es un verso que no aparece todos los días, Olga. Por lo demás, ¿cuál es el misterio de los poemas desesperados, que, cuando el arte sopla a favor, nos acarician el corazón? Sí, no hay que olvidar que tú lo quieres todo, y en ese apetito está el meollo de la poesía. La insistencia de los lirios. Besos admirados.

Olga Bernad dijo...

“Cautivar” es muy generoso por tu parte, Jesús, todo ese rato. Sí, una vez que le mira la locura, se pierde completamente y no, al final no hay luz. Muchísimas gracias por tu visita y espero que vuelvas. Intentaré cautivarte hasta el final:-)
Bienvenido.

Gemma dijo...

Vi a una mujer bailando entre los coches.
Los demás se reían.
Tengo miedo a bailar entre los coches.
No quiero ser feliz donde no hay nada.
Yo quiero la insistencia de los lirios
y también la conciencia y la crudeza,
olas de rabia y miel sobre mi pecho.

Ahí lo revelaste, Olga: olas de rabia y miel sobre mi pecho.
Tal vez eso sea todo.

Olga Bernad dijo...

Gracias, Juan Manuel, ay, la insistencia de los lirios (y también la conciencia y la crudeza). El truco es desesperarse; el misterio, no lo sé. Sé que siempre cuento con tu generosidad y la luz, tampoco lo sé, pero la chispa la ponen los enlaces. ¡Qué juguete!, Enlazar todo es, en el fondo, lo que siempre he perseguido… qué memoria. Y qué nostalgia, me acuerdo de la audaz timidez con la que siempre entrabas en esta casa. Y siempre con la insistencia de los lirios. Haces bien, porque la crudeza se nos dará por añadidura o algo así:-)
En fin, todas las gracias y toda mi amistad. Y unos cuantos besos admirados de vuelta.

Olga Bernad dijo...

Bueno, gpb, mi hermana malabarizada inicialmente, me encanta que cada cual se quede con sus versos. Tú dices que tal vez sea todo; yo creo que sin esa rabia y esa miel, no hay nada. Y me acuerdo de un final de poema que alguien me recordó cuando publiqué “Todo”:
“ …si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.”
(Dios, se nota que estoy haciendo malabares en la intimidad, supongo:-)

Juan Manuel Macías dijo...

Todo es un poema difícil de olvidar, como todos los versos y prosas que hay aquí. Pero sí, eran los días del principio, y me apetece recordar y recomendar, ya que siempre vienen lectores nuevos. El resto lo hacen las etiquetas html. Ya hay un buen camino recorrido, no me digas. A mí, desde luego, siempre me tendrás como lector de guardia :-)
Más besos.

Máster en nubes dijo...

Como siempre, precioso, Olga.

Si me permites, y como ya ha señalado alguien, creo que hay "otras" posibilidades para elegir o incluso aceptar. Digo otras más allá de la risa absurda de esa vieja y los gestos más tímidos. Hay algo más que ponerse la venda, creo, pero en fin.

Con mucha admiración y más cariño, un beso, Olga

Aurora

Olga Bernad dijo...

Tengo un lector de guardia con gripe y todo, (siempre todo, ya ves;-)
Hay cincuenta y cinco entradas. Incrédibol. Creo que sólo faltaste a la primera, Juan Manuel, pero tu comentario en la segunda me sorprendió y me preocupó como lo hace siempre, y me dejó rezando para que lo escrito esté a la altura de lo que dice este chico que traduce a Safo y tiene ganas de venir aquí.
Cuídate, lee cosas alegres, “Estrella de la tarde, que traes cuanto esparció la blanca aurora…”, cosas así:-). Y besos.

Olga Bernad dijo...

Aurora, esa locura total es la venda; las locuras parciales o disimulables, también. La otra opción del poema es una lucidez contradictoria, porque, como decía Jesús Cota, al final no hay luz. La realidad puede estar llena de opciones pero el poema no. Al final no hay nada.
Un beso con cariño que va a más, Aurora. Y gracias por todo.

Antonio Azuaga dijo...

Decía Aristóteles –qué espeso parece uno cuando recurre al estagirita– que la felicidad se basta a sí misma, que no hay que ponerla en esto, en aquello o en lo de más allá. La felicidad es autosuficiente. Es difícil asumirlo, pero facilísimo de entender, porque todos hemos sentido alguna vez esa rara sensación de plenitud que parecía no tener soporte delimitado y, sin embargo, nos hacía sentirnos felices.

¿”Felicidad donde no hay nada”? A pesar de lo que parece, a pesar de lo que parece que se concluye, la felicidad queda a salvo en el tercer verso, en ese modesto “creo que soy feliz”. Porque a la felicidad le basta con creerse. Si se supiera, se convertiría en deducción, ya no se sentiría. Y el sentimiento es una ignorancia afortunada que se conforma con sentirse. Cuando descubre que se sabe, deja de interesarse a sí mismo. Y empieza a buscar creer en otra cosa. La nada es asunto del pensamiento, al corazón le interesan otras cosas. Como a ti.

Otro –¿lo diré?– gran poema. ¿Nunca te cansas? ¡Bendita infatigabilidad!

Un beso.

José Miguel Ridao dijo...

Estos versos destilan pesimismo, Olga, pero también inconformismo. Es verdad que no se puede ser feliz donde no hay nada, pero tampoco es necesario el todo. El final es demoledor pero real: no pasaría nada. Tu poesía me hace pensar.

Olga Bernad dijo...

Antonio, es que hasta que no me lo explicas no sabía que lo sabía. Personalmente, alejémonos ahora del poema, practico con la felicidad eso que tú llamaste “roces tangenciales” aquella vez que me atreví a escribir catorce líneas sobre ella y acabé discutiendo con Hernan (pa matarlo:-) Yo creo que ahora mismo soy bastante feliz contestando a tu comentario, con los niños dormidos, tan a salvo y tan cerca, con todos los deberes hechos, la jornada cumplida y la misteriosa nada convertida en un vómito de la tarde. Estoy cansada y creo que me siento razonablemente feliz. Pero también intuyo que mañana seguiré sin saber de dónde vendrá la nostalgia que volverá a inundarme los ojos y las letras.
A veces, no sé qué quiere mi corazón, esa es la verdad.
Gracias por lo que dices del poema, siempre me importa. Pero, si me canso o no, usted tiene la culpa, por animarme a abrir un blog, con lo cómodo que era estar de imaginaria:-) Solamente.
Un beso, Antonio.

Olga Bernad dijo...

Creo que ésa es la palabra, José Miguel, y no lo había pensado. El inconformismo puede ser bueno, no busca el todo, pero algo busca. Lo que pasa es que la vida es muy dura, y si ese algo se nos escapa constantemente, el inconformismo evoluciona (como los pokemon, fíjate:-) y se convierte en un monstruo de impotencia, “en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en NADA”.
Mi poesía me va a hacer pensar hasta a mí, al final. No te quejarás, pokemon y Góngora por el mismo precio. Me inspiras;-)

Marta Fernández Olivera dijo...

la nostalgia que inunda tus ojos y las letras, supongo que sera fruto de lo que fuiste o quisiste ser, o es la causa del empape de vidas ajenas que nos envuelven cada dia, o es causa de los libros que leemos, el caso es que la nostalgia viaja cada dia con nosotros pese a nuestra felicidad.
A mi tu nostalgia que la transformas en textos y poemas que quieres que te diga, me encanta.

Un abrazo!

Olga Bernad dijo...

Eso de que “viaja cada día con nosotros, pese a nuestra felicidad” es una frase que encierra su sinsentido (¿pese?) y su verdad. Lo de “los libros que leemos” como explicación me parece genial, algunos libros hieren de forma memorable. Yo a veces he estado borracha de un autor. Nunca ha sido de libros de autoayuda. También el empaparnos de vidas ajenas, sí. Pero lo curioso es que la nostalgia no viene sólo del mundo, yo no sé cuál es su fuente última.
Si a ti te gusta mi nostalgia o lo que buenamente hago con ella, algo es algo, Marta.´
Me pregunto cómo retratarías tú la nostalgia…
Un abrazo, guapa. Bon día.

Andrei Rublev dijo...

Nada, nada, nada; o lo que es lo mismo: "Todo vanidad". En esas estamos todos, el drama del ser humano: una razón potente, una no menos poderosa pasión, el aroma de la rosa y, al propio tiempo, sus espinas. Al fondo, la muerte. Mientras tanto, la paradoja de utilizar el lenguaje que le concede a este tinglado alguna suerte de sentido. ¿Hacia qué? ¿Hacia dónde?
Besos.

Maria Luisa dijo...

Querida Olga.
He leído y vuelto a leer para disfrutar de cada palabra me adueñaría de todas.

"Vi a una mujer bailando entre los coches.
Los demás se reían."

¡Que importa!
¡Quiero seguir bailando...!

Un beso.

Olga Bernad dijo...

Pues sí, “vanitas vanitatis et omnia vanitas”; aun con la inteligencia, la memoria y la voluntad que se nos supone (que igual es mucho suponer) la sensación de nada, nada, nada, puede que sea una premonición de la muerte. Al fin y al cabo, miedo. Al fin y al cabo, vanidad.
Mientras tanto, el lenguaje intenta poner en líneas rectas la sabiduría. Lo malo es que, como dice un proverbio de no sé donde "la sabiduría inútil sólo se diferencia de la tontería en que da mucho más trabajo".
¿Hacia dónde?, dice usted. A buen sitio viene a preguntar;-)
Un beso, Arsenio.

Olga Bernad dijo...

Mira, María Luisa, yo creo que tú eres una máquina diseñada para la supervivencia. A pesar de todo lo que te ocurra, discriminas lo incomprensible por pura intuición y acabas encontrando un poco de agua en cualquier desierto.

Un beso, mi Reina.

s dijo...

Me gusta esa lucha con el todo al borde de la locura, tu inconformidad aún sabiendo: esa "certeza más fría: sé que nada me importa algunas veces". Y "la enloquecida venda que salva tantos ojos".

Tienen alma tus palabras, y espero que seguirán teniéndola. Abrazos.

Olga Bernad dijo...

Gracias, Sergio. Es el mejor elogio que podrías hacerme. Yo quiero que mi alma esté en las palabras, aunque a veces sólo sea la confusa.
Y que no se la lleve del todo el diablo.
Abrazos.

carmen jiménez dijo...

...Y sin embargo pasa. Y vuelven los lirios y las ganas y se nos cae la venda y volvemos a mirar la vida en esos otros momentos donde nos abandona la nostalgía y nos da una tregua y entonces todo importa. La rabia, la miel y vivir la vida entera comiéndonosla a bocados.
Ésos son los días que cuentan. Y las vendas se caen y abrimos los ojos y parecemos salvados de nuevo.
Una vez más, tus versos consiguen ir más allá de lo que dura un instante.
Mis felicitaciones.
Un beso grande.

Olga Bernad dijo...

El poema se quedará en ese momento, con ese color y esas líneas. Guardará la nada. Nosotras, a lo nuestro (que no sé muy bien lo que es, aunque voy aprendiendo a distinguirlo:-)
Pero todos los días cuentan. Tic-tac, tic-tac...
Gracias por esas felicitaciones, Carmen y un beso para ti.

P.S.: ¡Y esta vez te han dejado escribir el comentario sin llorar! Si es que nos quejamos de vicio..:-)

Isabel Barceló Chico dijo...

Un poema realmente extraordinario. Me fascina tu capacidad para las letras, ya sea prosa o verse eliges siempre la palabra justa, el ritmo preciso, el fondo con calado... Me ha parecido reconocer algo de mí misma en esa tristeza, en ese miedo a bailar entre los coches, el miedo a la locura o a esa otra forma de enajenación que es la pérdida de memoria. Y ese saber que nada importa. Un abrazo muy fuerte y admirado.

Olga Bernad dijo...

Jo, Isabel. Tu comentario me llega a la vez que un aviso de "regalo", la dedicatoria de Antonio Rivero... y creo que, después de tanta nada, tengo palabras de los demás que nunca hubiese pensado. Nos reconocemos en la tristeza, ojalá pudiera transmitirte en este comentario mi alegría y mi gratitud, para que el color de pensamiento con el que acabases la jornada fuera el mismo que el mío de ahora mismo, un color sereno, el del trozo alegre del corazón que también se mueve a veces.
Un abrazo y mil gracias por esa admiración inmerecida.

Juan Antonio González Romano dijo...

Vaya por delante que el poema me gusta, como el anterior (que leí y admiré, aunque no tuve tiempo de dcomentar, querida Olga). En parte coincido con Jesús Cotta: el principio y el final me gustan menos. Aquí se ha hablado de "la insistencia de los lirios". A mí me suena demasiado a Lorca (eso es bueno y malo, no sé si me explico). Tal vez hay una parte central un tanto reiterativa. Pero esto tan sólo por poner alguna pega con toda mi mejor intención. A veces, Olga, leemos (yo el primero) muchos halagos a nuestros vrsos en el blog y eso puede llevarnos a bajar la guardia. Por eso yo reclamo exigencia para mis versos y me gustaría que los demás obrasen igual con los míos.
Un beso y enhorabuena. Me voy a enmarcar los cinco versos finales.

Juan Antonio González Romano dijo...

Al verlo publicado leo mi error: el principio y el final es lo que más me gusta del poema, he querido decir.

Olga Bernad dijo...

Ay, qué gran verdad . Todo menos bajar la guardia, que hace poco favor al que escribe y ninguno al que lee. Entiendo por lo que dices que coincides con Jesús en que el principio y el final te gustan “más”. Es importante para mí atrapar la atención al inicio y acabar como Dios manda:-) Con los lirios no pensaba en Lorca, pero ninguna palabra es de nadie sino de la memoria colectiva, y quizá en ella esté Lorca. Sí, eso es bueno y malo.
También procuro ser exigente cuando comento.
Cuando se trata de poesía, yo no suelo decirle a nadie que algo no me gusta. Y muchas veces, muchas cosas, no me gustan (pero nada). Aun así, prefiero barajar la posibilidad de que mi criterio no sea el adecuado antes de hacer daño y, por tanto, me callo. Pero lo que alabo, lo alabo sinceramente, porque una alabanza inmerecida es una cosa muy injusta para quien realmente lo hace bien, aunque esa actitud te lleve a perder comentaristas que sabes que te halagarían de hacer tú lo mismo.
Otro tema sería también el hecho de que hay gente a la que nadie le va con "suspicacias" aunque cuelgue un bodrio infumable, y no voy a ir yo de abanderada de la sinceridad en asuntos tan relativos.
Muchas gracias, Juan Antonio, por esas palabras que me invitan a no bajar la guardia. La verdad es que me importa hacerlo bien, no simplemente hacerlo.
Y gracias también por esa intención de “enmarcarte” los cinco versos finales.
Un beso, profe.

Anónimo dijo...

No son las palabras, es cómo las tocas. Como nadie.

Olga Bernad dijo...

Gracias, Angós.

Juan Manuel Macías dijo...

Dicen que sobre gustos no hay nada escrito, o al menos no debería escribirse sobre ellos. Los gustos estéticos se comparten o no, cada cual responde por los suyos, así que no veo necesario que nadie responda por los míos, personales e intransferibles. Lo dicho, dicho está, y me reitero. Sigo en mis XIII. El poema me parece admirable desde el principo hasta el final. Tiene lo único que le pido a un gran poema, que me emocione, que me mueva el ánimo, como quería, como exigía Horacio a la poesía de verdad. Besos una vez más admirados, Olga.

Olga Bernad dijo...

Bueno, mil gracias. Sólo somos responsables de lo que escribimos en cada poema (perfecta oportunidad para demostrar todas las teorías que se tengan, si se tienen) y de lo que comentamos y a quién. Yo, como ya he explicado, no le digo a nadie que no me gustan sus versos. Creo que es mejor no decir nada, o hablar de la parte que te gusta (no hacerlo también puede ser injusto). Y todo lo prefiero al piropo calcado de un blog a otro, (bueno, malo o regular) que prácticamente es una forma de spam en forma de píldoras de halagos vacuos. Pero si uno se molesta en leerse una entrada, un blog entero, en establecer un diálogo y en algunos casos una amistad que lleva tiempo e interés, y se dice lo que se piensa con respeto, todo se puede decir y de todo se puede y se debe aprender.
Otro tema es si se juzga todo con el mismo rasero, pero esa es demasiada polémica para mi gusto:-)
Yo me siento muy feliz por la atención que me dedicáis, es toda una experiencia.
Besos, Juan Manuel.

José Luis Garrido Peña dijo...

Amiga Olga, como siempre, sin tiempo, llego tarde a comentar tu trabajo. Como ya he escrito en otra ocasión, es difícil siempre una actitud crítica en algo tan sustancial como la poesía. Sólo los supuestos críticos opinan con sus falibles armas profesionales y sientan unos criterios, por otra parte discutibles, pues la poesía es el reino de la excepciones y siempre nos acaba sorprendiendo.Cualquier arte es una vocación interior absorbente, afortunadamente, los maestros de este oficio están en las estanterías de nuestras bibliotecas siempre dispuestos a enseñarnos, siempre dispuestos a dialogar con todos. Yo, en la crítica, prefiero resucitar a los muertos que hacer morir a los vivos. Siempre hay una valiosa tensión en tu poesía, que vuelves a mostrar. Me ha gustado tu poema y más aun tus últimos comentarios que comparto plenamente.

Un beso y felicidades

Olga Bernad dijo...

Yo sé que algunos robáis el tiempo para esto. Yo también lo hago, así que mi agradecimiento es inmenso. Además, tu comentario demuestra lo que acabo de decir. No es un hola-viva-la-Poesía-y-la-primavera-pásate-por-mi- blog (que viva, no tengo nada en contra.-) pero no perdería sueño para oír eso. Es casi una pequeña entrada que me regalas, una muestra de interés que es impagable y, de paso, dices unas cuantas cosas muy bien dichas. “Sólo los supuestos críticos opinan con sus falibles armas profesionales y sientan unos criterios, por otra parte discutibles, pues la poesía es el reino de la excepciones y siempre nos acaba sorprendiendo.” Olé. Yo siempre espero que me sorprenda y, si no hay nadie que lo haga, también prefiero “resucitar a los muertos que hacer morir a los vivos”, sobre todo porque seguramente todo el mundo se acabará muriendo sin mi colaboración y los auténticos maestros seguirán dialogando con todo aquel que quiera abrir sus páginas y, con ellas, los ojos y a lo mejor hasta el corazón.
Espero que la tensión no acabe rompiéndome alguna parte que tal vez sea más blanda de lo que debiera. Y los comentarios son mi forma de respetar al que se acerca. Cada uno inventa la suya.
Felicidades a ti por este comentario que es un lujo guardar.

Bruno Mesa dijo...

Desolador el poema que nos dejas, Olga, y cierto como una luz que llaga hasta la conciencia.

Un abrazo.

Olga Bernad dijo...

Gracias, Bruno. Esa luz la pone tu conciencia, al final:-) Muchas gracias.
Bienvenido.

MarianGardi dijo...

Gracias por pasar por mi blog y dejarme un comentario.
Hace algun tiempo que vengo leyendo algunas de tus bellas poesias.
Te encontrè a travès del blog de Fernado Sarria, èl es de momento uno de los mejores poetas (para mi gusto) que he conocido en la red, por supuesto que no los conozco a todos y que me perdone quien pueda leer mis letras.
Tus poesias destacan son como los fuegos artificiales del dia del Pilar que destacan en la noche zaragozana; (he vivdo alli 7 años pegandome el cierzo) jejeje
Espero que vuelvas y sigamos compartiendo.
Gracias y hasta pronto

Olga Bernad dijo...

De nada, Marian. Me sorprendió mucho verte en mi lista de seguidores, porque no te conocía y nunca habías comentado aquí, y me acerqué a agradecértelo. Yo también soy lectora de sitios en los que no comento, por timidez o por lo que sea, pero aquí es bienvenido todo el mundo. Iré a tu blog más despacio. A Fernando también le conocí a través de una visita suya...¡así es esto! Fernando es un tipo muy generoso, como tú. Mil gracias por tus palabras, si ya eres amiga del Cierzo, considérate en casa:-)

Julio Castelló dijo...

Ese '¿lo recuerdas?' me ha hecho que lo recuerde: a mi hermano, con algo de admiración y mucho de reproche, señalándome y clamando "si es que eres incapaz de renunciar a nada; todo lo quieres, todo..." Y yo le contestaba siempre: "¡Qué menos!"
Y hoy me veo aquí empujado por mi conciencia y tus versos hacia este filo permanente que es la nada. Y creo por momento que todo es, tú lo has dicho, apenas una venda.

Olga Bernad dijo...

Sí, en los consejos de los que nos quieren suelen mezclarse curiosamente la admiración y el reproche. En cada "ten cuidado", "sé razonable" hay una canción de amor y una cadena.
Todos acabamos teniendo cuidado si duramos lo suficiente, pero la conciencia juega malas pasadas algún rato y te das cuenta de que el problema ya no es que lo quieras todo, sino que no ves nada. Ag.

Marta Fernández Olivera dijo...

he dejado un rastro de mis nostalgias en mi blog, tampoco tengo muy claro de que tipo son, pero se que mi nostalgia se refleja en este tipo de fotografias tan especiales para mi, porque en ellas me veo yo en cada pixel o grano de haluro de plata...
Un besico!

Olga Bernad dijo...

Bueno, yo la pongo en letras y tú en imágenes. Píxel o haluro de plata me parecen palabras muy poéticas... qué flores más misteriosas, Marta, con lo alegre que tú me has parecido siempre, desde aquellas visitas intempestivas de una entrada a otra... Es como si te estuvieses haciendo mayor:-)
¿Cómo se dice un beso en catalán?
Pues eso.

Lisandro dijo...

Que lindo poema... Sin palabras...

Olga Bernad dijo...

Muchas gracias, Lisandro. Bienvenido.

Pepe López dijo...

Hola Olga, me quise pasar por artículos tuyos antiguos y algo me llevó a enero, quizá por ser la primera vez que echo un vistazo atrás en tu blog. Soy mal lector, es mi cojera de aprendiz de escritor.

Cuando la gente me dice que le explique un poema, me encuentro incómodo y no sé cómo reaccionar, seguramente entre el lector y yo como escritor, haya diferencias de interpretación, y no quiero llevarle a la decepción. A ti no creo que te ocurra lo mismo.


Esto te lo comento por lo que dices en un comentario: Hablar de mí es una cosa, Martín, y explicar un poema es otra.


Desde que entré por primera vez en blog, solo os leo a miguel, Antonio y a ti. y de libros, ninguno me engancha como lo haceis vosotros. Me encanta aprender de quien ha recorrido mucho más que yo. Gracias por todo lo compartes y gracias por dejarte convencer por quien te animó a empezar.

Olga Bernad dijo...

No sé si he recorrido más que tú, Pepe. En cualquier caso, estoy de acuerdo con lo de que explicar un poema... yo sólo considero que doy mi versión, pero una vez escrito es, sobre todo, de quien lo lee.
Bueno, es un honor que me incluyas en ese "triunvirato" de lecturas, yo también empecé leyendo sólo a tres o cuatro. Luego, algunas cosas me han sorprendido muy gratamente y otras me han puesto mala, como la vida misma:-). Pero indudablemente estoy agradecida a quien me animó a empezar y a quien me ha ayudado a continuar: los lectores.
Un abrazo.