miércoles, 25 de junio de 2008

Caricias perplejas

Este poema es de principios de abril, fue el primero y no sé si está muy logrado, pero del último verso saqué después el título para el blog y no me parecía justo dejarlo fuera. Intentaba tantas cosas a la vez que no sé cómo salió algo: intentaba explicar, pedir unas extrañas disculpas, reflejar el pálpito que la belleza puede producir en un alma bastante confusa y también ser una especie de homenaje a una tal Rigoletta, una canaria encerrada en su jaula que un día, para pasmo de hombres de poca fe, empezó a poner huevos de un amor de memoria. Esos huevos, tan naturales y mágicos como los mejores poemas, tan lógicos y locos como las salidas de don Quijote, tan inservibles, no me parecen sólo el epitafio de una voluntad estéril sino la prueba de que la verdad es naturalmente verdad aunque parezca mentira y permanece, flota en un mundo paralelo al que no le queda más remedio que aterrizar en éste, con su equipaje de contrariedades convertido en algo que echarse a la espalda o al corazón. Por eso, por Rigoletta, intenté también que el poema tuviese forma oval, el único trastorno que me faltaba para llegar a este curioso resultado.
Todo esto tiene algo de captatio benevolentiae, pero es que le tengo cariño.


Belleza

Preciso y riguroso.
Tan natural su vuelo entre el cielo y el suelo,
tan cierto el rumbo interno, tan masculino el gesto.
Tan exacto su triunfo.

Y un poco de la gracia que se queda en el alma
después de ver un pájaro danzando entre las ramas.

Que no se pierda todo.
Que el espacio más blanco perdone ese recuerdo,
pues los que velan, salvan,
dictan largas condenas
a caricias perplejas.

Olga Bernad

12 comentarios:

Juan Manuel Macías dijo...

¿Qué puedo añadir? La prosa es al verso como el verso a la prosa. Me gusta, me gusta la introducción y me gusta el poema oval, inaugural. Y no encuentro la captatio benevolentiae por ningún lado. No la necesita. La poesía se edifica, sobre todo, con mucho silencio, mucha atención a la vida. El silencio es fundamental, una especie de inseminación, y luego el huevo imprevisto. La belleza. Ya lo decía Pedro Salinas de la poesía: "Silencio ha sido tu primer manera/de entrar en mí; tu entrada por mi alma(...)" Y luego: "Y así, cuando tú hablas,/no es para que se salven del olvido/las cosas del momento, lo que dices./Ella es la de quedar, tu voz desnuda,/que se dice a sí misma, inolvidable." Sirva D. Pedro de homenaje a Rigoletta y a tí ("pues los que velan salvan"). Besos.

Anónimo dijo...

Óvalos y círculos, mis formas preferidas. Redonda y mágica tu entrada.
Qué bonita.

Olga Bernad dijo...

Muchísimas gracias, Juan Manuel, no sabes lo que me preocupó ese poema y todo lo que yo hacía girar alrededor de él. Preocupaciones absurdas, supongo, tan de memoria como los amores de Rigoletta. También está hecho de frustraciones parecidas a las suyas, y de silencio admirado y avergonzado. Convertir eso en belleza es salvarlo y poder olvidarlo a la vez, dejarlo estar así, yo no podría saber si lo he conseguido sin preguntar.
Tu comentario es una maravilla, mucho mejor que mi entrada, como siempre.
Besos.

Olga Bernad dijo...

¡Es verdad! Todos tus dibujos, las tapas de los libros, las carpetas y apuntes, llenos de óvalos de colores...Éste es completamente blanco, pero me alegro de que te guste.
Oh, esos círculos por mi casa, cuánto te echo de menos, hermana.

fa mayor dijo...

Qué palabras hermosas en la prosa y en tu poema.
Me gusta cuando dices que la verdad que no puede encarnarse en su momento, permanece como latente en otros mundos, hasta que de alguna forma e irremediablemente, acaba irrumpiendo en este, en el único real. A veces porque otras verdades no han podido extinguirlas del todo, o triunfar sobre ellas ...
Y me resulta hermoso también eso de: "los que velan, salvan, dictan largas condenas a caricias perplejas" y se me ocurre todas las veces que las personas mantenemos, conservamos nuestros propios universos, aún en estrecha compañía, mundos distintos pero compatibles, paralelos, que parecen el mismo pero no lo son. Como los enamorados jóvenes cuando piensan que, al mirarse, están pensando lo mismo.
Me atrevería a decir que, y de nuevo la paradoja, cuanta más consciencia, más perplejidad.
Buen día, Betty.

Olga Bernad dijo...

“Conservamos nuestros propios universos, aun en estrecha compañía”, sí, mundos paralelos. Cuando los enamorados piensan que ,al mirarse, están pensando lo mismo…¿aciertan? Consciencia o locura, la belleza lleva a la perplejidad. Nos sorprende y nos vuelve inocentes (al menos durante el estupor, yo creo que todos somos un poco inocentes, afortunadamente). Pero si el asombro no es sólo una pose, yo creo que intentas traer eso a la realidad, tenerlo cerca, tocarlo, traducirlo, haces lo que puedes, inventas poemas, huevos o lo que sea, intentas que dure. O lo niegas y sigues a tus cosas, que también es una opción. O lo disfrutas y sigues igualmente a tus cosas, pero después. En las relaciones personales, supongo que es la diferencia entre amar a alguien o que alguien te guste.
Has vuelto muy bien, Fa, de ese curioso ritual del silencio.
Buen día.

Antonio Azuaga dijo...

Creo que te lo dicen todo perfectamente; sólo que ahora, al releer-mirar ese hermoso poema, le he visto otra forma, no sólo oval, sino de cáliz, de espléndida cáliz receptivo al embriagador licor de la belleza.
Mi sincera enhorabuena. Y gracias en nombre de Rigoletta (mal llamado Rigoletto por ignorancia de su condición, como sabes).
Besos.

Olga Bernad dijo...

Sí, yo también lo pienso. Es muy interesante. Uno intenta dibujar algo y cree dibujarlo, igual que uno cree oír su propia voz, pero sólo los otros pueden oírla sin la distorsión de los recovecos interiores. Como decía Machado (no Manuel, espero que no pase nada):
“En mi soledad
he visto cosas muy claras
que no son verdad.”
Muchas gracias por tu enhorabuena y espero que Rigoletta siga tan prolífica, le tengo mucho cariño.

Anónimo dijo...

Perdona mi abandono temporal. Ya sabes que he estado liada pero aquí estoy. Me ha encantado tu última entrada que da nombre a tu blog. La combinación de la prosa y el verso, si es que todo se te da bien, hija mía. El poema precioso. Me gusta su forma. Me gusta cómo suena. Me gusta que seas original. Ya sabes que voy a tener que abandonarte unos días. Si puedo te escribiré desde la arena. Besos y hasta la vuelta.

Olga Bernad dijo...

Me voy a arriesgar a felicitarte de antemano por tu éxito laboral (más que un riesgo es un deseo sincero), sé que has estado muy bien ocupada. Gracias y gracias, Iseo de mi alma, el “todo se te da bien” las tiene, pero lo de la arena es demasiado cruel para los que aún tenemos mucho asfalto que pisar hasta las vacaciones. Un poco de mar, por favor, un poco de espuma. Ya se puede aparcar en el campus, algo es algo.
Besos, que disfrutes.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Muy bello poema, entiendo que tu Cuaderno tenga ese título.

Va de menos a más, y el final, la última estrofa es eterna.

Gracias y un abrazo.

Olga Bernad dijo...

Casi un año después, es como si le hubieras dado una vida extra a este pájaro decidido y triunfante.
Gracias a ti, Javier, de corazón.