viernes, 16 de mayo de 2014

Pienso en ti

A veces me concentro en un solo pensamiento
y no hay alrededores.
Hay un estruendo sordo de ventanas abiertas,
una pequeña barca a la deriva
(y el mar es aún tan grande como siempre).
Hay tormentas muy lejos, tan adentro,
y hay mil palabras blancas y tu sangre
es el espejo oscuro de la mía.
Hay, en fin, un final porque hubo un tiempo.
Y me derramo en él como una copa
llena que sueña que estará vacía.
Creo que pienso en ti. Pero quién sabe.


8 comentarios:

Durrell dijo...

También tu poesía es tan grande como siempre, con esa sencillez entreverada de quién sabe qué misterio. Un espléndido estruendo de ventanas abiertas cuando menos lo esperamos.

Olga Bernad dijo...

Yo tampoco sé cuándo esperarlo, Durrell. Ni cómo. Pero a veces llega y ahí estoy, de imaginaria. Es lo único que puedo hacer.
(Y gracias :)

Juan Manuel Macías dijo...

Maravilloso. Concluye el poema y ese estruendo sordo de ventanas abiertas sigue haciendo temblar el silencio.
Besos.

Miguel Cobo dijo...

Ave, Gloria, llena eres de savia. De savia sabia.

Dyhego dijo...

Olga:
¡Me encanta la duda del final! Le da un tono como irónico, mordaz, secreto, "chulapón" y muy humano.

Salu2 marinos.

Olga Bernad dijo...

Juan Manuel, recuerdo una conversación sobre ¿poesía? (tal vez) en la que te dije que yo era muy partidaria del temblor:) Si no tiembla al menos el silencio... mejor seguir en él.
Besos y gracias.

Olga Bernad dijo...

Gracias, bendito Miguel:) Mayo trae mucha savia en movimiento, como una marea enorme formada de muchas pequeñitas y sincrónicas. QuizÁ el poema forma parte, tan pequeño, de esa gran marea.

Olga Bernad dijo...

Ay, mesié, qué cosas me hacéis ver a veces... Gracias por tu mirada sobre el poema.