viernes, 21 de noviembre de 2008

Ver para creer

Adiós, dulces amantes invisibles,
Siento no haber dormido en vuestros brazos.
Vine por esos besos solamente;
Guardad los labios por si vuelvo.

Luis Cernuda , He venido para ver (Los placeres prohibidos)


Yo también vine para ver, vine por esos besos solamente y, como tú has visto, me quedé más de lo esperado entre caricias (ah, las hambrientas y aladas) que sólo se transmiten por la fe. No soy digna de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. Alguna vez he querido entender lo que sentía; otras, despedazarlo contra tu rostro cierto de miserable amante, el que está al mando de todo lo visible y lo invisible; otras, salir corriendo y, sin embargo, me quedaré a esperar una vez más porque esperarte es permanecer quieta entre tus brazos, los más imaginados, los únicos que tengo cuando escribo, los que abrazan de esa forma invisible las diez letras de un nombre como el mío.

Olga Bernad

35 comentarios:

Juan Manuel Macías dijo...

La pregunta del millón. ¿Para quién se escribe? O, mejor, ¿Por qué se escribe? Creo que sigue sin contestar, por fortuna. Fatalidad, supongo. Uno querría ver el rostro y el nombre de todos los que le leen, aunque sólo fuera por morbosa curiosidad. ¿Sabían Safo y Homero cuántos les iban a leer, más allá de sus cercanos? ¿Sabían en qué lenguas iban a pervivir y qué símbolos estaban creando? Era consciente Safo de todo lo que estaba detrás de "Anactoria ausente". ¿Y Anactoria? ¿Sabía que, sin querer, y gratis, estaba haciendo oposiciones a ser un símbolo? Ay, todo preguntas y preguntas. De lo único que estoy seguro es que escribir es un acto de amor. ¿Con quién? Dichoso el que lo sepa. ¿Lo sabía Cernuda? Hubiera dado media vida por estar junto a tus palabras, en una red digital que jamás habría soñado. Y pagaría por este momento. Qué bien, unirse a Cernuda (esta vez) en el aplauso. Gracias, Olga, siempre. Es lo que me hubiera gustado decirle a Safo y Homero. Besos.

Olga Bernad dijo...

Pues sí, la pregunta del millón, o el lector es un ser superior y difuso, una especie de Dios al que quieres ser grato y del que quieres su amor (e incluso merecerlo) o empiezas a ponerle cara, gesto y palabra con todo lo que eso implica. Nunca sabes quién estará ahí, mirándote, amándote, odiándote, juzgándote, negándote… a veces puede no haber nadie y, aun así, el lector posible tiene una inmensa presencia en ese acto que no sé bien como calificar, el hecho de escribir a pesar de todo, venga o no venga ese “amado” que da sentido (bueno o malo) a todo lo que ha sido escrito. Los que escriben para sí mismos se evitan este problema, por supuesto.
Yo creo que siempre se parece a amar o, al menos, yo no puedo hablarle con otro lenguaje que no sea el amoroso. No quiero.
A veces escribimos para alguien concreto, pero ese ser concreto no es más que otro misterio cuando pasa a convertirse en probable- o improbable- lector.
No sé que habría pensado Cernuda, ni Safo ni Homero (por Dios), pero yo me siento muy afortunada por tenerte como lector, Juan Manuel, muchas, muchas gracias.
Y besos.

s dijo...

"entre caricias que sólo se transmiten por la fe"

"esperarte es permanecer quieta entre tus brazos"

Sigo leyéndote con admiración. Por cierto, me gustaron mucho esos lobos del jardín.

"Escribir es un acto de amor". Vaya comentaristas, dios mío. No sé qué hago yo aquí (risas).

Un abrazo.

Olga Bernad dijo...

Muchas gracias, Sergio ,también en nombre de los lobos pasados:-)
Tú formas parte de esa figura imprecisa, temida y querida, que es el Gran Lector o algo así; yo también formo parte de ella, no sé muy bien qué parte, pero en fin.
Procuro imaginarme que me quiere (soy una fantasiosa:-) y así soy más feliz.
Los comentaristas son el lector con palabras, el compañero y el juez, tengo tanta suerte con los míos que a veces pienso algo parecido a lo que has dicho tú: “Ay, madre, qué hago yo aquí”, pero me quedo porque soy una mujer de principios. Quédate tú también, que estás en casa.

MªTeresa Gómez Puertas dijo...

Quédate, Olga y te meceremos en un abrazo prolongado, que aunque tu no lo creas lo mereces.
Gracias de nuevo por compartir tu estupenda prosa.

Antonio Azuaga dijo...

Todo es “intencional” diría Husserl. Y la palabra más que nada. Todas las palabras surgen con vocación de otro. La frecuente indefinición de éste en la lírica es lo que hace de ella algo más que formal belleza; bastante más, diría yo. Y este “bastante más” no es sino la explosión de un sentimiento que podemos apropiarnos precisamente por ignorar su destinatario. Curiosamente tal intención suele ser ajena a quien escribe. Por lo general, éste siempre piensa en “un” lector, siempre quiere “un” lector determinado. Su verdadera tragedia es que éste no exista como tal. Aunque sea cercano y cotidiano; aunque sea próximo y real pero ignorante de lo que está ocurriendo al otro lado de esa proximidad. Eso es terrible. Porque entonces todo parece fábula y mentira, padecimiento de autocontemplación. Y hasta uno mismo llega a creérselo y decírselo, aunque sólo sea para salvar alguna pequeña aldea de su dignidad herida.
Es una hermosa entrada, Olga. Leerte me recuerda a los griegos y su eterno retorno: siempre acabo diciendo lo mismo.
Besos.

Maria Luisa dijo...

- Me gusta leerte.
Me voy a permitir con tu permiso quedarme con un trocito de tu prosa.
"Me quedaré a esperar una vez más porque esperarte es permanecer quieta entre tus brazos".
Es una delicia.
Leo en voz alta me gusta "sentirme", y "sentirte".

Un beso.

Marta Fernández Olivera dijo...

"alguna vez he querido entender lo que sentia"..pero me es imposible, no se puede entender, sólo sentir es la solucion, solo esclarecer a traves de tu cuerpo y sin racionar con nuestra materia gris nos dara el buen resultado que algunas veces no nos gusta...como ves Olga estoy pasando por una "empanada sentimental" en la que se mezclan latidos con raciones racionales.
un besico

Olga Bernad dijo...

Ay, Mª Teresa, todo lo arreglamos abrazando o imaginando abrazos, ¿te has dado cuenta? Esa generación de Nenucos y Baby Mocosotes que nos regalaron de pequeñas ha sido la más mecida de la historia, estoy segura:-) Y así seguimos.
En general, ¿a ti qué tal te va con esa estrategia? Tienes que contármelo un día.
Mil gracias. Tengo que reconocer que contigo ahí todo es más sencillo

Olga Bernad dijo...

Antonio, es muy exacto y preciso lo que dices, la palabra es el más intencional de nuestros actos y, para bien o para mal, surgen con vocación de otro. La indefinición de la lírica y la belleza (tan buscada como ese “otro” al que nos dirigimos) vuelve esa intención lo suficientemente elástica como para que cualquiera la haga suya. Por eso perdura un verso en nuestra memoria y no otro, por eso sentimos que hay escritores que hablan de nosotros mismos, aunque esa intención sea ajena a quien escribe.
El que escribe tiene en mente un “lector” que es todos y, a veces, alguno bien preciso. Pero la intención más exacta acaba tragada por ese misterio inmenso que es no saber qué pensará en el fondo cuando te lea, o si te leerá, o la inmensa tristeza de saber que no lo hará. Eso es tan importante que, si no existe, hay que inventárselo, sí. Al menos es el “tú” de todos mis poemas. El "tú" tradicional.
Nunca me han gustado tanto los griegos y su eterno retorno, Antonio.-)
Siga viniendo, please.
Un beso.

Olga Bernad dijo...

Maria Luisa, me encanta que te pases a quedarte siempre con lo que más te guste, para eso se hacen estas cosas y lo demás son tonterías:-)

Olga Bernad dijo...

Marta, yo vivo en una perenne empanada sentimental (fíjate qué movidas me monto con el lector) así que no te preocupes mucho. Para claridades, ya iremos al cielo. A ser buena.-)
Un besico, guapa.

Fernando dijo...

esperar es una manera a veces de irse...aunque te quedes con los labios húmedos y los abrazos...cuando hada hay que lo qyue te haga es seguir...

abrazos.

Olga Bernad dijo...

Cuando no hay nada que te haga seguir, "Adiós, dulces amantes invisibles...".
Pero yo creo que, con los labios húmedos o secos, siempre se espera algo. Reconocerlo es casi una cuestión de humildad.
No sé de dónde has salido, pero he visto que eres de Zaragoza y tienes varias páginas. Iré a verte. Bienvenido.

enrique dijo...

Yo soy más de ver para creer, como Santo Tomás.
Es que me gusta mucho mirar, no lo puedo remediar...

Olga Bernad dijo...

Ay, Enrique, Enrique, hombre de poca fe:-)
Ese ver para creer es tan humano que hasta los santos se confunden.
Y el placer de mirar, sí. Por eso vine para ver.
Buen lunes por esos grandes caminos.

fa mayor dijo...

Ay Betty: ¡qué fortuna la tuya!!!
Poder crear belleza sucediendo palabras en nombre del amor, de la esperanza, de los rostros ciertos de miserables amantes...
¿y si en nombre todo eso, lo único que se te ocurriera fuese tomarte un antiácido?
En fin. Que a ver si sale el sol este martes oscuro, ventoso y frío.
Un abrazo.

Olga Bernad dijo...

No sé si es una fortuna, pero sacar belleza de la nada, o intentarlo, es la única manera que encuentro de enfrentarme a las cosas. Cada uno hace con su miseria y la que le rodea lo que puede. Pero no todo es tan maravilloso, Fa, como ocurrírseme, se me ocurren muchas cosas. Incluso dejar de hacerlo. De hecho este texto era de despedida, pero cambie las últimas líneas. Llámalo cansancio vulgar. O llámalo dignidad. Hasta ahora, siempre vuelven las ganas, siempre acabo mirando bien, esperando que salga el sol y esas metáforas.
Un abrazo.

Isabel Barceló Chico dijo...

Espero que ese descanso que anuncias no sea demasiado largo. Nos has puesto la miel de tu prosa en la boca y no puedes ahora desaparecer sin más... Un abrazo con el ruego de que no nos olvides.

Olga Bernad dijo...

Era una idea que ya me venía rondando, por muchas cosas. Fue una caída de madrugada que, tras dos horas y algunos consejos, quité. Apenas tengo tiempo para dedicar a otra cosa que no sean los textos, los comentarios, agradecer las visitas y visitar también cuatro blogs habituales, pero ayer estaba de vacaciones y me puse a mirar. Mirar te hace pensar y pensar me dejó parada.
Sin embargo, sólo tengo esto. Con calma, con dedicación y con cuidado, procuraré hacer como cuando conduces, mirar al frente e ir por donde crees que debes ir. Aunque me lo voy a tomar con filosofía.
Gracias, Isabel, lamento que mis dudas dejaran ese rastro.
Y a ti ya no te olvido:-)

Marta Fernández Olivera dijo...

yo vine para ver eso que dicen todos que existe, para ver unos besos entregados sin pudor, para verme reflejada entre tus brazos, vine para ver que siempre alguien te puede esperar, vine para ver que sólo espero nada y todo de ti, vine aqui para conocer eso que todo el mundo dice que existe, vine porque queria verlo con mis propios ojos.
No se que mas decirte Olga, me a gustado mucho.
Besikos

Olga Bernad dijo...

Muchas gracias, Marta. Iremos encontrando, digo yo, parte de lo que buscamos. También hay que saber mirar y distinguir, pero eso nos puede llevar toda la vida.
Me alegro de que te haya gustado lo que has visto por aquí, generosa, y de que hayas venido para ver (varias veces;-)

ONDA dijo...

Precioso, el final es de antología,


Los que abrazan de esa forma invisible las diez letras de un nombre como el mío.

Bellisima prosa poetica, sí señor. Como toda prosa con música.

Yo te abrazo de esa forma invisible

ONDA dijo...

Creo que excelente prosa poética, como toda prosa con música y la tuya la tiene querida amiga; haz lo que dicte tu alma sobre todo en Arte.

Creo que de antología la última frase pero que es también un verso:

"los que abrazan de esa forma invisible las diez letras de un nombre como el mío"

Solía pasar por tu blog pero no sé si dejé algún comentario algún día.
Cernuda tuvo relación con Adriano desde antiguo y antes de la guerra sus caminos se bifurcan pero esa relación dejó huella en verso y prosa, algún día hablaremos de ello.


Me gustaría seguir leyéndote.

Olga Bernad dijo...

¿Cómo rechazar uno de los dos comentarios? Si elijo el segundo, me quedo sin abrazo; si elijo el primero, sin tu referencia a Adriano: ni hablar:-)
Yo también he doblado comentarios sin querer en algunas ocasiones por las cosas de Internet, pero en tu caso me ha encantado el error, es más, puedes volver a cometerlo cuando quieras.
Agradezco muchísimo lo que dices, y apuntas además un interesantímo tema al nombrar la relación entre Cernuda y Adriano del Valle, y las huellas que pudo dejar. Me encantaría escuchar a su nieto hablar de ello.
Ojalá la música que tu oyes en mi prosa no haya chirriado en sus oídos, siempre que toco palabras de otros (y tan grandes) me preocupa mucho que las mías sean al menos dignas. Es una cuestión de respeto al autor y a los lectores.
En cuanto a la pregunta que me has hecho en otro momento, sí pensé en dejar el blog, no en dejar de escribir. Pero, como he dicho más arriba, es lo único que tengo y, a pesar de todo, trae hasta aquí abrazos como el tuyo. Mil gracias.

ONDA dijo...

No hay que darlas querida amiga.

Me alegro que sigas, como todos, los que amamos lo perfecto surgen dudas sobre todo cosas que pretenden tener cierto halo de espiritualidad y en cierta medida modestísima medida de inmortalidad.

Los grandes al menos mi abuelo era sobre todo humano y generoso,y agradece me lo ha dicho al oido tus palabras.

Por Cernuda no puedo responder...
Mi abuelo le hizo años despues una semblanza creo con toda su buena voluntad que creo no gustó a Cernuda. Ideologicamente estaban distantes pero mi abuelo fue o queria ser amigo de todos y en ocasiones no fue correspondido Me refiero sobre todo a Gerardo Diego que no le incluyo pese a no estar consagrado en sus antologias de 32 y 34 patron de lo que fue el 27.

Esto da para al menos una entrada, cuidate y sigue por ese camino de la felicidad en el que el Arte tu arte tanto ayuda.

Olga Bernad dijo...

Sí que da para una entrada y para mucho más, ¿por qué no te animas a escribir una sobre este tema? Las relaciones son una cosa complicada, los poetas son también hombres de su tiempo, con sus luces y sus sombras, pero estamos hablando de personas importantísimas para conocer toda una época, y tener datos de gentes cercanas que nos pueden hablar, como ya te he dicho, con conocimiento de causa y también cariño de Adriano del Valle, es un lujo.
Un honor haber tenido un agradecimiento así de generoso, directamente de tu oído a mi modesta bitácora.

Anónimo dijo...

Olga, has dado en el clavo: esos brazos son análogos a los que yo siento. Son por los que escribo y por los que deshecho la mayoría de mis escritos.
A diario me siento, y una vez que he recordado que estoy a su merced, me canto una nana y me balanceo con ellos. Y así nacen los versos tristes, y a veces, sólo a veces, con el punto de contención del que hablabas.

Gracias por tu visita y por tu link. Espero escribir más estos próximos días, y encontrar cosas tan maravillosas como esta en tu rincón.

Besos

Olga Bernad dijo...

Bueno, pues yo estaré entre los lectores, si los escribes, de esos versos tristes y contenidos.
Yo también hago cosas parecidas a cantarme nanas cuando estoy a merced de esos brazos a veces tan crueles y otras tan dulces.
Gracias por venir a ver, Spender, como Cernuda:-)
Un beso.

Jesús dijo...

Hola. ¿Cómo es posible que tengas tantos comentarios? ¡Qué envidia, la verdad! Aprovecho para saludarte. Y si andas muy liada, no respondas. Además, no hay nada que responder a mi comentario. Y citas a Cernuda, oh, uno de los míos. Mira que versos más hermosos te traigo de uno de sus Poemas para un cuerpo: "... el amor / única luz del mundo" Un saudo.

Marta dijo...

..."los que abrazan de esa forma invisible las diez letras de un nombre como el mío", me encanta.

Creo que se escribe para que lo que nos grita por dentro no nos pudra las tuberías del alma. Por pura supervivencia emocional.

Un besote, Olga.

Olga Bernad dijo...

Hola, Jesús, pues con casi todos ha sido como contigo, aterrizan aquí por casualidad y se quedan, y yo me acerco a ver. Ahora me voy atreviendo un poco más a visitar sitios que me gustan, antes me costaba más.
Siempre respondo, aunque sea un simple gracias, e intentaré seguir haciéndolo. Iba a colgar nueva entrada (si se deja)y os he encontrado a Marta y a ti por aquí rezagados:-)
Cernuda también es uno de los míos. Son preciosos esos versos que parecen negar otro: "Trabajos de amor perdidos".
Gracias, Jesús.

Olga Bernad dijo...

Y tanto, Marta, algo de eso hay. Es el otro lado que nombraba en "Los lobos del jardín", lo tapias y sigue trayendo ecos feroces. Yo no quiero que se me pudra nada.
Tú, que sueles estar ahí calladita, me das una alegría enorme cada vez que vienes. Esa es la verdad, para qué te voy a decir otra cosa, a mí no me da igual.
Un besote para ti y otro para tu relataria recuperada, que recomiendo a todos:-)

Víctor González dijo...

Tú Olga, eres otro lujo de los que no abundan en la blogosfera, y yo soy afortunado de tenerte enlazada en mi blog.
Beso.

Olga Bernad dijo...

Pues fuiste de los primeros en aparecer y enlazarme, junto con nuestro admirado A. Serrano y Fa. Me veía enlazada y me hacía gracia y todo. Yo ni siquiera había puesto de eso. Ni tenía mucho que poner ni me atrevía a tocar los misteriosos botones de la página principal:-)
El lujo es contar con lectores "reincidentes" y con gente a la que visitar con gusto.
Beso, Víctor.