Hace pocos días, Iseo y yo hablábamos de ellos. Iseo es el nombre ficticio de una amiga real, compañera de mis anteriores quebraderos de cabeza con las cuentas en la Universidad. Estábamos en una cafetería, poniéndonos moradas de churros, porque hemos sustituido la operación “incierto bikini del verano que viene” por la operación “eterno y lejano bañador negro de manga corta con pareo hasta las rodillas, estratégicamente colocado”, que amplía felizmente nuestras opciones de nutrición. Entre otras cosas, nos preguntábamos si un amor platónico se podía considerar infidelidad. Al final decidimos que no (yo creo que, desde el principio, mostrábamos muy poca tendencia a decidir que sí).
Frívolas e irresponsables, pensará un lector riguroso. Pues sí, tiene razón. Iseo quiso ponerse algo seria: “Depende de si son platónicos porque lo son o porque no queda más remedio”. Hija, qué ganas de fastidiar.
Platónicos o imposibles, la cuestión es que todo conspira para que sean cada vez más seductores: nunca decepcionan porque sólo vemos la perfección distante o incluso el ejemplo, y es fácil imaginar una maravillosa e indiferente sonrisa lejana que llama y llama sin nombrarte nunca. Pero si no nombramos, no amamos.
Voy por la calle, un amigo me mira, pronuncia mi nombre y me coloca en el mundo. Abandono a esa soñadora consentida y soy yo, como yo soy, contenta de verte, Raúl, siempre con ganas de hablar. Y, sin embargo, qué pobre resulta todo otra vez al poco rato, qué ganas de mirar a lo lejos y ver algo, lo que sea, un poco más de confusión.
Esos hombres lejanos y admirados son pequeños dioses a la medida del calendario. Es el hambre de nuestro corazón desquiciado el que construye esos dudosos fantasmas y ese bosque. Lo malo (o lo bueno) es que, de repente, nos parezca que coinciden con algún ser real. Tiene mucho de equivocación, un poco de milagro y otro poco de lamentable intento de meter en nuestra vida cotidiana algo más que el humilde tic-tac del tiempo que se escapa. Son totalmente nuestros. ¿Son verdad?
¿Les pasará a ellos lo mismo? No sólo a los adolescentes, sino también a ese señor del maletín, tan serio y circunspecto. ¿Imaginará, como tú, culpables amores perfectamente inocentes? ¿Dejará que le duelan o lo tendrá todo controlado? Iseo me dice que pare la noria, que ellos son más honestos y sólo tienen fantasías sexuales. Remata la frase poniendo esa cara de esfinge que tanto me intranquiliza.
¿Debemos olvidarlos o alimentarlos? ¿A quién traicionamos en cada caso? “¿Les pasará esto a nuestras parejas?”, se me ocurre decir. “¡Calla, que me muero!”, salta la esfinge, descompuesta. Yo también me muero, Iseo, no me atrevo a preguntar.
¿Tú preguntas? O tú sueñas. Mi amor, no: él me quiere. Mi amor platónico, menos: él nunca hace lo que no debe; por favor, para eso estoy yo.
Olga Bernad
Frívolas e irresponsables, pensará un lector riguroso. Pues sí, tiene razón. Iseo quiso ponerse algo seria: “Depende de si son platónicos porque lo son o porque no queda más remedio”. Hija, qué ganas de fastidiar.
Platónicos o imposibles, la cuestión es que todo conspira para que sean cada vez más seductores: nunca decepcionan porque sólo vemos la perfección distante o incluso el ejemplo, y es fácil imaginar una maravillosa e indiferente sonrisa lejana que llama y llama sin nombrarte nunca. Pero si no nombramos, no amamos.
Voy por la calle, un amigo me mira, pronuncia mi nombre y me coloca en el mundo. Abandono a esa soñadora consentida y soy yo, como yo soy, contenta de verte, Raúl, siempre con ganas de hablar. Y, sin embargo, qué pobre resulta todo otra vez al poco rato, qué ganas de mirar a lo lejos y ver algo, lo que sea, un poco más de confusión.
Esos hombres lejanos y admirados son pequeños dioses a la medida del calendario. Es el hambre de nuestro corazón desquiciado el que construye esos dudosos fantasmas y ese bosque. Lo malo (o lo bueno) es que, de repente, nos parezca que coinciden con algún ser real. Tiene mucho de equivocación, un poco de milagro y otro poco de lamentable intento de meter en nuestra vida cotidiana algo más que el humilde tic-tac del tiempo que se escapa. Son totalmente nuestros. ¿Son verdad?
¿Les pasará a ellos lo mismo? No sólo a los adolescentes, sino también a ese señor del maletín, tan serio y circunspecto. ¿Imaginará, como tú, culpables amores perfectamente inocentes? ¿Dejará que le duelan o lo tendrá todo controlado? Iseo me dice que pare la noria, que ellos son más honestos y sólo tienen fantasías sexuales. Remata la frase poniendo esa cara de esfinge que tanto me intranquiliza.
¿Debemos olvidarlos o alimentarlos? ¿A quién traicionamos en cada caso? “¿Les pasará esto a nuestras parejas?”, se me ocurre decir. “¡Calla, que me muero!”, salta la esfinge, descompuesta. Yo también me muero, Iseo, no me atrevo a preguntar.
¿Tú preguntas? O tú sueñas. Mi amor, no: él me quiere. Mi amor platónico, menos: él nunca hace lo que no debe; por favor, para eso estoy yo.
Olga Bernad
30 comentarios:
No sé si soy un lector riguroso (aunque con vos siempre admirado), pero encuentro muy felices las distinciones que haces entre amores platónicos, amores imposibles y fantasías sexuales. Sospecho que das en el clavo. No obstante, me acucian más preguntas. ¿Es lícito tener fantasías sexuales con un amor platónico? Me atrevo a contestar que no. Pero no sé si soy rara avis. Por mi corta experiencia con la princesa Leia, no recuerdo haber ido más allá de ciertos delirios de cosmética capilar. Otra pregunta: si un amigo te confiesa amar platónicamente a la Pantoja, ¿está permitido en ese caso el asesinato? Es decir, ¿nuestros amores platónicosnos definen para bien o para mal?
Bueno, ya más en serio, creo que todo lo que tenemos de frente para adentro somos nosotros mismos, para bien o para mal. Pero tú lo escribes mejor en tu contundente final. Amar a alguien es aceptar al otro, imposible o no, todo amor que acepte al otro es real. Creo que es el verdadero amor. Por otra parte, ya sé lo que sé servía en el banquete de Platón: churros. Me sumo humildemente a la apología discursiva del churro, con Iseo y contigo. Y la entrada, maravillosa prosa. Después de esa isla ensoñadora y lejana, esta sal sabática. Es que todo lo bordas. Mil rayos. Besos, Olga.
Ay, ahora me dejas con la duda moral de si es lícito tener fantasías sexuales con un amor platónico. Pero sí creo que nuestros amores nos definen, y que si un amigo nos confiesa amar (platónicamente) a la Pantoja, debemos ayudarle en vez de matarlo porque la amistad está por encima de todo:-) De hecho dicen que el amor (no platónico) no es más que una verdadera amistad con momentos eróticos. Pero eso puede propiciar también nuevas dudas, si te pones a pensar, por ejemplo, en un amigo en medio de una tormenta hormonal.
No sé si me alegra o me preocupa que todo lo que tengamos de frente para adentro seamos nosotros mismos, pero hay que irse asumiendo y aceptando, como a los demás.
Y también hay que ir rectificando.
Las charlas con Iseo son muy saludables, pero abusamos de los churros. Ella borda la contundencia y, como los buenos amigos, hace que lo cotidiano sea más llevadero, aunque esos hombres maravillosos y tantas otras cosas estén tan lejos o sean mentira.
Si vienes a Zaragoza, te invitamos. Te hacemos ponente de honor en el tema que toque;-)
Besos, Juan Manuel. Y muchas gracias.
Amores y sueños, plátonicos o imposibles, reales o no creo que son de las poquitas cosas que nos mantienen "vivitos y coleando". ¡Bienvenidos sean en nuestra vida cotidiana!, como tu texto que en esta noche de hormonas disparatadas me ha devuelto la alegría.
Mil besitos cariño y menos churrosss.
Gema, qué bien te pusieron el nombre. Siempre trasmites alegría aunque no la tengas, y siempre estás ahí aunque estés lejos, en esa Escocia que tanto me gustaba y a la que a veces odio.
Tú sí que eres un sueño y un amor de hermana.
Sí, supongo que se sueña, que todos lo hacemos y no hay que juzgarse demasiado estrictamente. Pero el compromiso con la realidad tiene que ser auténtico.
Ay, los churros... y los donuts y las palmeras de chocolate, y el regaliz. Lo voy a dejar todo, de verdad:-)
Muchos besos dulces.
Te echo de menos.
Caramba, como está el patio, jajaja. Uno desaparece unos días y al volver todo son churros (perdón).
Yo es que eso de los amores platónicos no sé si lo entiendo. ¿Fascinación asexuada por una deidad con apariencia humana aunque esto sea lo menos importante? ¿Y dónde está el problema? Personalmente creo que el amor posee múltiples manifestaciones que difícilmente se pueden o deben encasillar y, siempre inter pares, es decir, entre adultos, lícitas y encomiables.
Si por amor platónico, en cambio, se entiende el que, con carácter sexual, se contempla como irrealizable..., todo está perdido. Solo nos queda pactar: con uno mismo, con la pareja, con los múltiples compromisos o con el diablo (la fantasía al gusto de cada uno).
En todo caso, si Platón levantara la cabeza, no entendería por qué 'daemonios' a esa tan etérea relación se le viene llamando platónica, cuando él lo tenía tan claro, de un modo que hoy nos sonrojaría o directamente consideraríamos delictivo. Doy por supuesto que no hablamos de eso.
Ni de castidad, por dios.
Mejor sigamos hablando de churros. ¡Qué buenos!
Ay, Julio, el término “platónico” se usa con esta alegría y esta inconsciencia que en el texto ves. Pero, bien pensado, el tema no es tan frívolo. Fascinación por alguien que parece encarnar, milagrosamente (de ahí su parte divina o demoníaca, quién sabe)algo que amamos y que siempre había vivido en el país de lo ideal. A veces los fantasmas cobran forma. ¿Es sólo una especie de amor asexuado? Yo soy incapaz de ser asexuada todo el santo rato, pero esa fascinación no tiene un origen sexual. Todo es enormemente confuso, pero estas cosas pasan. Sé que nos pasan a las mujeres, sé que me ocurren a mí; no lo tengo tan claro con los hombres, con los sensatos notarios, con los directores de sucursales bancarias, con los conserjes. Ni tan siquiera con los poetas.
Y luego está el tema de la lealtad y demás cuestiones morales. ¿Eso está bien? Sinceramente, no sé qué pensar. (Mal del todo no me parece que esté, pero en fin).
Tú lo que tienes que hacer es venirte también a ponerte morado de churros a esa rara tertulia que un día vamos a montar y descansar de tanto viaje:-)
Y enhorabuena otra vez por esas cinco aulas. No tengo ninguna duda de que eso sí está bien.
A la tertulia me apunto, si mis otros amores me lo permiten, jajaja. Y si no me pilla lejos.
Ah, y no tengas duda de que estadísticamente todos, en mayor o menor grado, tenemos eso que llamamos 'amores platónicos'. Pero sigo sin ver el problema moral. Forma parte de la naturaleza del ser humano. Como las fantasías o la masturbación o el deseo.
Si estuviéramos en esa tertulia, tal vez te contara algunas anécdotas que para mí resultaron esclarecedoras. El desorden podría venir luego, cuando ese 'platonismo' irrumpiera en los 'compromisos', los tratos, eso que se dice 'fidelidad' con la pretensión tal vez de dejar de ser 'platónico'. Hasta entonces ha estado bien asentado en el mundo de las ideas (sin mayúsculas) y ahí, que yo sepa, no hace daño a nadie. Salvo que se convierta en el único mundo... Pero en esta conversación, en esta tertulia cibernética, parto de la base de que estamos hablando de personas normales, no de enganchados a lo virtual (que ya existía antes que internet, aunque no se llamara así).
Si yo tuviera un 'amor platónico', o varios, trataría de disfrutar de ellos de ese modo. Cada vez que he tenido alguno, lo he hecho.
Ah, y ya me contarás cómo consigues ser asexuada algún rato, jajaja. (Es una broma. Me relajo charlando contigo. Un placer escucharte a ti y a tu grupo de afines.)
Claro, son conclusiones parecidas a las que llegamos Iseo y yo, pero ¿no es un poco autocomplaciente darse ese permiso? O no, tal vez negárselo sea haber idealizado hasta la fidelidad y jugar a ser falsamente perfectos. Y también, negar un amor del tipo que sea, ¿no es negarse a uno mismo? Yo es que no lo acabo de tener claro. Estaría bien oír esas anécdotas esclarecedoras, sí.
Y, bueno, yo consigo ser asexuada algún rato y hasta alguna semana, o al menos no me acuerdo ni de lo que soy. La vida, que es muy dura y distrae mucho:-)
Gracias, Julio. Me encanta que vengas.
Yo creo que un amor en el mundo de las ideas es una contradicción en los términos. Sólo se puede amar lo que es real. Luego, claro, entraríamos en la gradación de correspodencias y posibilidades, consecuencias de la realidad y de todo lo que tiene ese curioso hábito de existir, individual y único. Y le dejo a Platón (ese tipo peligrosísimo) la princesa Leia. Lo que dan de sí los churros :-) Besos.
Ese tipo peligrosísimo se quedaría con la princesa Leia (que ya era suya) y con el capitán Haddock porque es insaciable, como nuestros deseos de perfección. O como nuestros deseos, simplemente.
¿Sólo se puede amar lo real? A veces amamos una realidad que intuimos y a veces una realidad de la que tenemos pruebas. La correspondencia no valida o invalida el amor. Si la persona amada te corresponde, está a tu lado y nunca jamás se piensa en otro o en otra, desde luego, no hay nada que cavilar. Y así se querían, por ejemplo, los de la casa de la pradera, allí en Beverly Hills. La mayoría de los mortales no estamos invitados a otro banquete que no sea el de las dudas donde, con suerte, se sirven churros y vienen amigos:-)
No me parece poco, Juan Manuel, mil gracias por venir y permanecer.
Besos.
Bueno, la cosa estar en amar, no?, puedes tener tu pareja y tu amor reconocido, y tu le dices: Mira cariño yo te quiero a ti, pero es que "fulanito" est conmigo desde hace años, antes de que lo nuestro naciera, estate tranquilo que sólo es platonico....jajajaja
Y luego esta cuando se te va la "olla" y tu amor platonico resulta que se puede convertir en tu fantasia sexual, es un lio! pero algunas fantasias se pueden provocar para que se produzcan, pero claro entonces ya deja de ser fantasia.
Yo: Amores platónicos 0, fantasias...mejor me callo!, jajaja!
Gracias Olga por tu prosa
Besicos
¡Bendito sea Dios, cómo estáis! Del amor platónico al amor imposible, del amor imposible al amor real, del amor real a… Pero ¿qué es la realidad? Platón lo tenía claro: la verdadera realidad son las “ideas”, que para él no son productos mentales sino esencias “extramentales”, objetivas, arquetípicas, eternas, “perfectas”… El “mundo de las ideas” no es el colectivo de nuestras ocurrencias o fantasías, es el mundo “de verdad”. El otro, el mundo cotidiano, es la “caverna”, la imitación ensombrecida, la patética fotocopia pasto de la opinión infundada y cortijo de los sofistas. Hoy en día Platón lo habría llamado “Matrix”. Y, a pesar de su prevención ante las “fábulas” de los poetas, a pesar del rigorismo de sus “Leyes”, a pesar de cierta opinión hoy generalizada, no habría escrito el “Banquete” ni la “República”, sino “Un mundo feliz” y “Fahrenheit 451”.
No, no estoy de acuerdo con algunos comentarios. Sobre todo con lo de “peligrosísimo”; ¡qué manía! Tuvo la culpa Nietzsche, y la modernidad, y los totalitarismos aberrantes de la modernidad. Pero sería larguísimo explicar todo esto, empezando por lo que puede haber de distópico en Platón y lo que hay de utópico, y lo que hay de… Uf, qué pereza.
Y en cuanto al amor, el de aquí, el de la caverna, sea platónico o “real”, posible o inviable, consumado o frustrado en sus pretensiones, puede que tenga razón Machado en las canciones a Guiomar (que, por cierto, era de carne y hueso):
Todo amor es fantasía;
él inventa el año, el día,
la hora y su melodía;
inventa el amante y, más,
la amada. No prueba nada,
contra el amor, que la amada
no haya existido jamás.
Un placer, como siempre, pasear entre tus palabras, Olga.
Un beso.
Desde luego que la correspondencia o la falta de ella no invalida el amor, que se lo digan a Garcilaso, e tutti cuanti. Si hay una cosa que no admite dudas en este mundo, es el amor. Luego, uno ya se las tiene que ver con la realidad, pero ése es el precio a pagar siempre. El amor es certeza. Por eso me temo que soy un error estadístico, porque no tengo amores platónicos. Ni quiero ver a Platón ni en pintura. Aristotélico que es uno. Realidad, realidad. Y más churros, churros individuales e irrepetibles, lejos del mundo de las ideas :-) A la porra las ideas.
Besos.
Ay, madre. Bueno, vale, si la cosa está en amar:-)
Tu comentario me deja más dudas incluso de las que ya tenía. Te aseguro que eso es un mérito, Marta ("Para poca salud, ninguna", decía mi abuela).
Pero me ha recordado algo que, por supuesto, no recuerdo de quién es:
"El pecado no está en amar, el pecado está en no amar, no amar suficiente o amar mal".
Amar mal, Marta, eso es lo que me preocupa.
Tu sentido del humor es siempre un regalo, y ni siquiera has pedido churros:-)
Muchas gracias también a ti.
Besicos, guapa.
Querido Antonio, con las ganas que tengo siempre de que vengas y hoy estaba sufriendo porque sabía que me iba a caer una "reprimenda" en toda regla por mentar el nombre de Platón en vano:-) Bien suave has sido, lo sé, pero tú también sabes que "platónico" es ya un adjetivo coloquial que significa lo que significa, y no sé si la culpa es de Nietzsche, pero esa puntualización que haces al afirmar que "el mundo de las ideas no es el colectivo de nuestras ocurrencias o fantasías, es el mundo de verdad" lleva tan lejos que asusta. Peligroso es, no me digas que no.
Machado siempre tenía razón, con eso podemos contar. Muchas gracias por recordarnos las canciones a Guiomar y por venir, a pesar de todo. Sin ti no es igual.
Un beso, Antonio.
¡madre mia! que complicación,yo desde que tengo a mi medio limón...no tengo amores platonicos,es que estoy muy ocupada,solo me faltan dos hombres en mi cabeza....
El texto genial como siempre Olga...hoy voy a pensar en mi amor platonico..a ver si lo encuentro.
Un abrazo
Juan Manuel, a ti te voy a invitar a un whisky de los que trae mi hermana:-) Hay veces que los churros no bastan. Depende de lo que se entienda por amores platónicos, no se los deseo a nadie. No sé si Platón o Aristóteles deben tomarse como ser del Barça o el Madrid, aunque podéis hacer lo que más os apetezca.
El amor busca certezas pero encuentra mil dudas, las de nuestras inseguridades y las del otro, aunque sea en sí mismo una cosa bien cierta. Sobre el amor de los poetas... ay, otro tema para la polémica. Es verdad que a veces uno siente la tentación de mandar a la porra a las ideas, pero no es una buena tentación. Realidad, realidad, dices. No pides tú nada. Lo más real del mundo es la amistad y mi alegría porque un simple desayuno con churros de para tanto, pero tranquilidad, hombre.
Besos, Juan Manuel.
¡Vamos, Olga…! ¡Qué ocurrencia! ¿“Reprimenda”...? En absoluto. Se me fue la “pinza”. Tienes razón: “platónico” significa lo que significa, y yo me refería a otros “peligros” de los que se le ha hecho responsable.
Una cosa más, ésta para Juan Manuel, de quien (sin que sirva de precedente) esta vez discrepo: las “formas” de Aristóteles no son sino las “ideas” de Platón embutidas en las cosas. En el fondo, el discípulo no podía explicarse el mundo sin recurrir a la “esquizofrénica ontología” del maestro. Vamos, que los churros son churros gracias a la “forma” inmanente de “churro”, según Aristóteles, o a la “idea”, arquetípica y separada de “churro”, según Platón. Y en las "porras", igual. Evidentemente, esto es una “churrada”. Perdón por la frivolidad.
Besos.
Bueno, acepto de grado (y con grados) ese whisky. A mi querido y admirado Antonio Azuaga, que sobre estas cuestiones manifiesta muchísima más autoridad que yo, le diré que a mí me pasa con Platón lo que le pasaba a Catulo con Julio César, que primero golpeo y después pregunto. Platón, o lo que hoy en día llamamos "Platón", siempre me pareció un poeta con mala conciencia pero también un autor de textos admirables y poliédricos. Por el hecho de no acabar de casarse con nada, ¿podríamos hoy atrevernos a hablar de un pensamiento "platónico"? Pregunto. ¿No será ---pregunto--- que al usar el recurso del diálogo sólo pretenda escenificar los vaivenes y querellas de su propio pensamiento, como dejó escrito Borges por algún lado? Ahora no pondría la mano en el fuego por lo que hubiera escrito Platón en este siglo o en el anterior. Platón sólo puede defenderse con lo que dejó escrito, lo cual es un lema antiplatónico, lo asumo. Junto a esos bellos versos de Machado que deja Antonio, me permito aportar estos de Don Pedro Salinas, de su poema "Amada exacta":
Tu recuerdo eres tú misma.
Ahora ya puedo olvidarte
porque estás aquí, a mi lado.
... Aunque un poema no es irrefutable. Sólo es música.
Que de los amores platónicos nos lleves al propio Platón, demuestra la gran calidad de tu texto, de corteza juguetona y de pulpa muy jugosa y seria. Esto no es más que un simple escolio. Lo que no sé es si es lícito mojar los churros en el whisky, aunque sea en el mundo de las ideas :-) Besos, Olga
Deja, MªTeresa, haces muy bien:-) Eso no se busca, pero a lo mejor te lo encuentras un día. Y quizá te plantearás ser fiel a tu compromiso con la realidad y a todo a la vez. Intentarás encajar cada pieza en su sitio. La mejor manera de ser real es decir la verdad, intentar explicar, aun con toda la torpeza y con todos los riesgos, lo que a veces sientes. Y también preguntar.
Sólo eso quería, y tambien compartir uno de esos ratos cotidianos que a veces son lo mejor del día, en los que se habla, sin ninguna pretensión, de lo divino y de lo humano.
Un abrazo, fotógrafa.
Ay, mis queridos Antonio y Juan Manuel, no me siento capacitada para responder nada, pero sí para quedarme embobada escuchando y aprendiendo. Y también sonriendo. Dentro de año y medio, cuando me sepa más o menos a Platón y a Aristóteles, diré algo al respecto (si me atrevo). Y como Iseo vuelva a sacar estos temas, la obligaré a que se los estudie también. Ya veremos lo que piensa mañana cuando lea todo esto. Otra que me va a echar la bronca, lo veo venir:-)
Mil besos (quinientos para cada uno).
Me gusta lar reflexión sobre los amores platónicos. Son perfectos, llegan puntuales, nos llevan a cenar, nos miman, siempre tienen tiempo para nosotras.
Son tan perfectos como irreales por eso nos fascinan.
Te sigo con admiración.
Un beso.
Eso más que un amor platónico es una fantasía en toda regla, guapa. Y puestas a imaginar, me parece muy bien que imagines del todo: que te mimen, que te concedan tiempo y que sean perfectos. Ni más ni menos. Así te los mereces tú:-)
Gracias por esa admiración inmerecida, María Luisa, y por participar.
¡Ay, Olga! qué sorpresa (y qué vergüenza), ver una de nuestras íntimas conversaciones aquí publicada. Por cierto, qué memoria tienes. ¿Cómo puedes acordarte de todo lo que dije? Yo es que, con tanto churro, al final ya no me acuerdo de lo que digo. Menos mal que no es whisky... Me he reido mucho con los comentarios. Por supuesto que Juan Manuel puede venir a Zaragoza a comer churros cuando quiera (y todo el que se apunte). Pero a la cafetería de Corona no, por favor. De hecho desde que te fuiste de la Uni ya no vamos nunca. En cuanto a lo de las fantasías sexuales con un amor platónico, a mí no me parece tan mal, pero vamos, cada uno que haga lo que quiera, total, nadie se va a enterar.
Bueno, me ha hecho mucha ilusión que nuestra conversación haya sido protagonista en esta entrada aunque como publicas en fin de semana, siempre soy la última en comentar. Feliz lunes.
Bueno, bueno, nada de vergüenza, la entrada es una recreación literaria de la que sólo yo soy responsable:-) Cómo echo de menos la cafetería de Corona. A ver si podemos quedar el miércoles. La elegí por solitaria, para escribir, y al final casi la llenamos... Tenemos que invitar un día a los contertulios, sí. Oye, lo de "total, nadie se va enterar" no me acaba de convencer, pero en fin, ya lo hablaremos (y no haré ninguna entrada sobre ello:-) Procuro publicar en fin de semana últimamente para poder atender los comentarios, los días laborables lo tengo muy difícil.
Feliz lunes también para ti, querida Iseo.
Bueno Olga yo rompiendo con lo que teneis "liao, que tiene tarea" y que es muy divertido...¿te puedo añadir a mi lista de blogs del "luzysaudades"? a mi tb me gustaria ir al Corona y hablar con todos sobre fantasias y platonicos o lo que sea, pero lo tengo un poco crudo!
Un abrazo
Es divertido porque los comentaristas tienen gracia a la par que seriedad aunque el tema puede ser incluso triste. Tampoco nos lo vamos a tomar por la tremenda pero, desde luego, hay para hablar. Tú puedes venir a la cafetería de Corona cuando quieras, faltaría más, guapa. Y por supuesto que puedes enlazarme. A mí me costó seis meses decidirme a poner enlaces y no pedí permiso (me haces pensar que igual he sido poco educada), aunque la mayoría me tenían enlazada ya. Te deseé y te deseo mucha suerte también con ese nuevo blog, pero no abandones tus fotos...
Bon dia, Marta.
Merci Olga!
Y no te preocupes, la fotografia es mi principal herramienta de expresión y poco a poco mi plato en la mesa!
Un besico
I que tinguis un molt bon dia...
Excelente artículo. Y esta frase es antológica: "ellos son más honestos y sólo tienen fantasías sexuales"... Sin comentarios. Un saludo cordial.
Teniendo en cuenta que la honradez es de cintura para arriba y la honestidad, de cintura para abajo, según dijo alguien de cuyo nombre no me acuerdo(casi nunca me acuerdo,ya te acostumbrarás:-)...pues sí, la frase puede tener su miga.
Gracias por tus palabras, Jesús, y tu no-comentario.
Bienvenido.
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