viernes, 17 de octubre de 2008

La dureza

He encontrado en el suelo una esmeralda falsa
y la he mirado.
Ella vio desde lejos el brillo de unos pasos
y vigila.
Ella sabe que nunca
escuchará violines en el aire
y que jamás despegará del suelo.
Sé que su bienvenida
es sólo una serpiente de sonrisa y siseo
y yo siento vergüenza de mirarla,
vergüenza de latir como campana,
miedo invisible a dar un paso en falso.
Sin embargo,
el anillo que brilla entre mis dedos
me recuerda tus versos,
su rotunda verdad y su silencio,
su recta y simple frase,
la alegría redonda de metal bien templado,
la dureza
de la luz más perfecta sobre el rostro.

Olga Bernad

26 comentarios:

Juan Manuel Macías dijo...

Creo que no hay nada más inflexible que la belleza, ni más duro. Lo contrario de lo tibio y de lo blando. Sólo si es inflexible y dura, la belleza podrá encerrar emoción y verdad. Me gusta este poema, porque es bello y porque suena a victoria y a campanas. Porque emociona y es verdadero. Me gusta esa victoria sobre el brillo cambiante de las esmeraldas falsas. Pero tú lo dices mejor en unos pocos versos. Una "alegría redonda de metal bien templado". Otra joya. Como la alondra de Gerardo Diego, "de verdad". Besos, Olga

Olga Bernad dijo...

La belleza inflexible de un anillo, que guarda la perfección del círculo y la nobleza del metal, tiene el brillo incontestable de le exacto. Esas cosas sobreviven en los símbolos y, a veces, en los versos. Yo los busco y los leo y eso me hace feliz, me limpia de otras cosas. Sencillo como un anillo.-)
Besos, Juan Manuel.

fa mayor dijo...

Betty: estos días apenas me queda tiempo para los blogs (los que tanto me gustaba seguir, los otros, el mío...)
Aun así te leo siempre, y me paso por aquí cada día. Forma parte del protocolo con que pongo en funcionamiento el espacio donde me gano la vida.
Y siempre que publicas, como hoy, empiezo el día más ligera, liviana, como suspendida por unos momentos en la belleza y fuerza de los versos o la prosa con que expresas todo eso que hay en ti.
Gracias por hacerlo.
Manoli.

MªTeresa Gómez Puertas dijo...

Un anillo puede significar muchas cosas....que tu bien has sabido plasmar en este poema.

Olga Bernad dijo...

Yo también estoy peleada con el tiempo, Manoli, y también procuro ser fiel a las lecturas que me acompañan o me enseñan. Hay gente a la que leo cada día. Gracias por lo que dices, me alegra ayudarte un poco a empezar bien tu jornada.

Olga Bernad dijo...

Me encantan los anillos, MªTeresa. Me gustan grandes y simples, delicadamente rotundos, resistentes. Como algunos versos que admiro.

Marisa Peña dijo...

Como siempre: belleza y autenticidad. Los dos ingredientes claves de un buen poema. Los objetos cotidianos, en este caso un anillo, que descansa como si nada en nuestros dedos formando parte ya de nuestra mano, sirve para evocarnos sensaciones y vivencias. Un abrazo Olga. La lucha contra la falta de tiempo es algo que compartimos, así que te entiendo y empatizo contigo. Un abrazo.

Maria Luisa dijo...

En un anillo puede caber "toda una vida".

Un beso.

Marta Fernández Olivera dijo...

La verdadera valia de este anillo es lo que encierra, las sensaciones que a guardado dentro de su material de metal, falso o no, eso es lo de menos. La belleza de su brillo, el reflejo de una vida se encierra en él.
Gracias.
Marta

Olga Bernad dijo...

A veces llevan nombre y fecha por dentro. Pueden simbolizar toda la vida.
Un beso, María Luisa.

Olga Bernad dijo...

Gracias, Marisa. Ay, el tiempo. Uno de esos anillos que se nos caen de las manos.-)
Saludos.

Olga Bernad dijo...

El valor sentimental de un anillo depende de su dueño, desde luego. Pero el metal noble es siempre noble. La bisutería suele ser de temporada.
Feliz fin de semana, Marta.
Que disfrutes de tu mar (o de lo que toque:-)

carmen jiménez dijo...

Sin duda hay esmeraldas falsas que pueden hacer que tintineemos como campanas por un momento. El momento justo que dura el contemplarlo ante la verdadera esmeralda que brilla con luz propia.
Una bonita alegoría del amor. Eso es lo que me han inspirado estos versos llenos de verdad y silencio.
Un placer leerte, como siempre.

Olga Bernad dijo...

Pues muchas gracias otra vez:-)

Antonio Rivero Taravillo dijo...

Magnífico poema lleno de sugerencias y símbolos y con una música que atrapa (que ya he disfrutado en otros poemas tuyos). Doy gracias al tráfico de los blogs por haber encontrado, en estas idas y venidas, a tan grande poeta. Gracias.

Olga Bernad dijo...

Gracias a ti, Antonio, por venir a leer. Y por juzgar con tanta generosidad. Esta "tan grande poeta" no tiene más que dudas. Pero llevo un día tan nefasto que me voy a tomar el comentario como lo que es: un trago de vino dulce al final. Y un honor.
Bienvenido.

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Esmeraldas halladas son tus poemas, Olga, para quienes amamos el aleteo azul de los versos.
Abrazos.

Olga Bernad dijo...

Vaya, Antonio, muchas gracias.
Y que conste que pienso en lo que me dijiste hace tiempo. Guardo algunos.
Un Beso.

Anónimo dijo...

La belleza ¿dónde está la belleza?
La piedra ¿es preciosa en sí misma o lo es porque la miramos con ternura?
¿De verdad miramos sólo con el corazón?
En el fondo ¿no seremos muchas veces más materialistas que el mismo Marx?

Besicos Betty.
PD. Ya veo que no lees el correo.

Olga Bernad dijo...

Bueno, Black, yo ya no soy dueña de la lectura que tú le puedas hacer al poema. La belleza está en lo que amamos, eso ya lo dijo muy bien Safo hace veintisiete siglos. Sin embargo, a veces la apariencia más falsa juega con nuestra buena voluntad y nos entretiene, mientras que el oro puro es oro puro lo sepamos ver o no, lo amemos o no (ese símbolo es oro puro.-) En mi intención, que no tiene ninguna importancia, estos versos eran más una poética que otra cosa. No hablaba de amor. O también. No sé, no me gusta mucho explicar los poemas, no sé hacerlo.
Besicos, mi Black.

P.S.: Mil perdones, ni leo el correo ni visito con la frecuencia que me gustaría otros blogs ni nada de nada… entre el trabajo nuevo, la casa, los críos y una peli que he visto este fin de semana se me ha ido el santo al cielo:-) Ay, a ver si soluciono mis problemas para abrirlo…

Anónimo dijo...

¡Qué bonito!, me da rabia no poder escribirte algo acorde con la categoría de lo que escribes, viendo además lo que te comentan tus seguidores, pero ya sabes que no todos tenemos esa facilidad y ese talento que tú nos demuestras en cada nuevo texto.
Sólo puedo decir que me encanta.
Un abrazo

Olga Bernad dijo...

Izarbe, no digas esas cosas, que si tú eres uno de los cuatro amigos que saben esto del blog es porque tu opinión es muy importante para mí y porque sé quién está siempre ahí (de hecho,pensaba que sólo vendríais vosotros:-) Pero me ha sorprendido la participación y la fidelidad de mucha gente que no conocía.
Que te encante es un honor. Y que participes, una alegría (y viceversa).

Anónimo dijo...

Ya estoy aquí. Perdona mi pequeño abandono pero es que no tengo tiempo de nada. A ver si termino este curso y hago un paréntesis entre los papeles para leer todo lo que no he podido. Este poema, como siempre, magnífico. Me ha encantado esa "...vergüenza de latir como campana, miedo invisible a dar un paso en falso...". Veo que sigues en tu línea. A ver si nos vemos a la semana que viene. Muchos besos.

Olga Bernad dijo...

Ay, mi Iseo aún sin conectar en casa. Qué bien haces, yo voy a desconectarme que esto engancha...y acaba con el poco tiempo libre que teníamos (el de dormir:-). Black me mantuvo informada más o menos de tus avances en protocolo (jo). Me alegro mucho de que hayas parado un poco a leerte una poesía, mujer, que no todo van a ser deberes.
Gracias por venir. Sí, me acerco la semana que viene.
Muchos besos.

Antonio Azuaga dijo...

Yo, sin embargo, me encontré hace tiempo un diamante en un un blog ajeno. Y era de verdad. Y brillaba... Y brilla cada vez más. Es algo insólito en mineralogía.

Un beso.

Olga Bernad dijo...

Bonita historia, Antonio.:-)
Gracias por venir.
No vuelvas a Ganímedes, es triste. (Me pregunto qué haces por allí).
Un beso.